Día Internacional de los Derechos del Consumidor
El 9 de abril de 1985, la Asamblea General de Naciones Unidas, aprobó la Resolución A/RES/39/248, que contenía unas directrices básicas para proteger a los consumidores.
Por primera vez, se reconoce que todos y todas somos consumidores y consumidoras; siendo el grupo más grande afectado por casi toda decisión económica tanto pública como privada. Sin embargo, es un colectivo que no está eficazmente organizado y cuyas opiniones a menudo no son escuchadas.
Las Directrices para la Protección del Consumidor, son el fundamento para que los Estados impulsen políticas nacionales y legislación protectora de los derechos de los consumidores, sirven de base para que los gobiernos puedan «formular, fortalecer o mantener una política enérgica de protección del consumidor», adaptándola a sus prioridades, a las circunstancias sociales, culturales y económicas del país y a las necesidades de su población
Conmemorar esta fecha constituye uno de los eventos históricos más relevantes para lograr que las personas consumidoras sean vistas como sujetos de derechos y como un grupo ávido de protección especial. También es una fecha para reflexionar sobre los modelos de consumo actuales, y apuntando a un consumo sostenible con el fin de adquirir conductas respetuosas con el medio ambiente. Un consumo responsable prioriza en la elección de productos y servicios no sólo su calidad y precio, sino también su posible impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.
La INDDHH cumpliendo con el mandato establecido en el artículo 2 de la ley Nº 18.446 que apunta a la protección, difusión y promoción de los derechos de las personas consumidoras, invita a la población en general a recordar este día mediante la reflexión, comprendiendo la importancia de ejercer un consumo racional y sostenible de bienes y servicios.
En el marco de nuestra normativa nacional, impulsado a partir de la sanción de la Ley de Relaciones de Consumo, debe alentarse al Estado a mantener una política que proteja a los consumidores frente a los riesgos para su salud y su seguridad, y la libertad de constituir grupos u otras organizaciones de consumidores y la oportunidad para esas organizaciones de hacer oir sus opiniones en los procesos de adopción de decisiones que las afecten; promueva la educación del consumidor, incluyendo la educación sobre la repercusión ambiental social y económica que tienen sus elecciones como consumidor. Es importante alentar las modalidades sostenibles de consumo y habilitar el acceso de los consumidores a una información adecuada que les permita hacer elecciones bien fundadas, conforme a los deseos y necesidades de cada persona.