A 79 años de su nacimiento

Recordamos la vida y el legado de Luis Pérez Aguirre

El 22 de abril es una fecha inspiradora para quienes trabajan en el ámbito de los derechos humanos, porque es aniversario del nacimiento de Luis Pérez Aguirre. Perico, como era llamado por los más cercanos, fue una persona de una riqueza excepcional. Su compasión por quienes sufren la violación de sus derechos elementales orientó cada una de sus acciones y proyectos, que fueron muchos, hacia la búsqueda de la justicia.
Luis Pérez Aguirre

 

Perico expone su visión, nacida de la experiencia, en el libro “Todo empieza por un grito”. Allí explica que la lucha por los derechos humanos nace siempre del grito de millones de personas y antecede a las formulaciones teóricas o doctrinarias. Nace del grito de las víctimas y de quienes sienten con ellas. Se pregunta, en ese libro, quién es su prójimo y responde “las masas empobrecidas”, como más adelante lo serán también los detenidos desaparecidos.

 

Como sacerdote jesuita, comprometido con los derechos humanos, Perico entiende su compromiso como una cuestión de sensibilidad y solidaridad. Solidaridad para ponerse del lado de las víctimas: “solidaridad irrestricta con las causas y las luchas de los oprimidos, de los débiles, de los despojados de su dignidad y derechos”. Como lo hizo en su propia vida, renunciando a las comodidades de su origen familiar y a las que hubiera accedido por su educación y su condición de sacerdote.

 

Lo podemos recordar entre sus múltiples facetas como un activista social en favor de las mujeres que ejercían la prostitución en Montevideo, como uno de los fundadores del Serpaj, como uno de los tantos uruguayos detenidos por las fuerzas militares y policiales durante la dictadura cívico militar y en al menos una ocasión sometido a torturas, como fundador de la revista “La Plaza”, como miembro de la comunidad La Huella, como integrante de la Comisión para la Paz en representación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos o como un estudioso de la realidad, valiente y fiel a sus convicciones más profundas.

 

A 19 años de una muerte inesperada, Perico vive para siempre en nuestra memoria. A los que fuimos sus amigos y compañeros de caminos, nos toca hoy seguir su ejemplo, inspirarnos en sus ideas y continuar su legado.

 

 

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