CIERRE EN FRAILE MUERTO

Excelente evaluación para proyecto de control biológico de garrapata bovina

Se realizó en Fraile Muerto una instancia de evaluación y cierre de la Intervención Territorial Específica de Control Biológico de Garrapata, en el marco del convenio que tiene vigente la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la Liga de Trabajo de Fraile Muerto.

De esta instancia, que tuvo lugar el pasado 27 de octubre, participaron Karina Gilles y Mercedes Yacosa por el equipo de dirección de la DGDR; Gloria Viera, del Equipo Territorial de Desarrollo Rural de Cerro Largo; Leonardo Pastorino, por la Unidad de Descentralización; Alda Rodríguez, por BioUruguay y además estudiantes de UTU, integrantes del Grupo “Piedra de Hierro”, la familia Escobilla, el equipo técnico del proyecto y la directiva de la organización.

El proyecto tuvo como objetivo desarrollar capacidades para la inclusión de biogarrapaticidas basados en hongos patogénicos para el manejo de la garrapata bovina, su multiplicación y aplicación a campo, y sus efectos a largo plazo en la restauración de los equilibrios en los agro-ecosistemas.

Se trabajó con un grupo de productores beneficiarios del Instituto Nacional de Colonización, “Piedra de Hierro”, que está integrado por 12 familias, además también se trabajó con la Escuela Agraria de Melo, Anexo Fraile Muerto, y con la familia Escobilla- Cappiz, que son arrendatarios de Colonización.

En el proyecto hubo varias instancias de capacitación, donde se buscó profundizar acerca del uso de hongos nativos como principios activos de biogarrapaticidas y éstos incorporarlos en el plan sanitario ganadero como una herramienta más de control de la garrapata; en la importancia de la conservación de la biodiversidad, del reconocimiento de especies nativas y su rol en el equilibrio; también se trabajó en las bases para que los productores familiares organizados pudieran hacer sus propias multiplicaciones a nivel de campo.

Además, la intervención tuvo entre sus objetivos promover el empoderamiento de la herramienta de control y manejo de la garrapata del ganado en las mujeres, relacionadas directa o indirectamente a los sistemas productivos involucrados, así como la sensibilización e incorporación de la perspectiva de equidad de género.

 

Los protagonistas

Daniela Barrios es una joven estudiante de segundo año de la tecnicatura que se dicta en Fraile Muerto, de Técnico Agrario Ganadero, y fue una de las estudiantes que participó de este proyecto. Es oriunda de Treinta y Tres. Cuenta que comenzaron a participar en el proyecto 12 alumnos de segundo año, pero también se integraron, a los baños, 18 alumnos de primer año: “Pudimos disminuir la carga de garrapata en la categoría que estamos trabajando. Nos sirvió porque no tenemos garrapata en el lote de 15 terneras que estamos bañando, y si bien apareció un poco de garrapata, fue muy poco y en verano, porque en verano bajaba la efectividad”, cuenta. Agrega que luego, cuando se empezó a bañar normal, en febrero o marzo, las garrapatas desaparecieron.

Tienen idea de seguir a futuro con el control biológico: “la idea es seguir con el control biológico, porque está a la prueba que da resultados. A nosotros, con mis dos compañeros más de tesis, cuando fuimos a Tacuarembó, en mayo, nos gustó meternos en el tema, indagar más, buscar bibliografía... y decidimos hacer la tesis para recibirnos como técnicos agrícolas ganaderos, sobre el tema del control biológico. Hasta mayo vamos a estar trabajando con los baños. La idea en primera instancia era multiplicar el hongo, como nos habían enseñado, pero como no tenemos los medios suficientes, ni el espacio para hacer la multiplicación, la vamos llevando con los datos del ganado, que cada martes que bañamos, vamos realizando”, cuenta la estudiante.

“Nos gustaría que la Agraria siguiera con el tema del control biológico siempre, no que porque se haya terminado el proyecto se tenga que cortar, sino que se siga haciendo la práctica. Están los datos de que dio resultado y a la vez, está la parte del bienestar animal, porque el animal no se estresa, no hay que andar con agujas ni nada... y además, todo lo que aporta para el medioambiente...”, dice la joven.

Ignacio Sosa es peón rural y pequeño productor de la zona de Fraile Muerto. Integra el grupo “Piedra de Hierro” de Puntas de Fraile Muerto. Este grupo se formó por la necesidad de los productores que antes hacían pastoreo en campos de forestación en conjunto con la Liga de Trabajo de Fraile Muerto; luego, cuando la Liga toma posesión del campo de Colonización, se conformó el grupo en octubre de 2018. Comenzaron 15 productores pero actualmente hay 13 productores que forman parte de esta iniciativa: “Cuando salió el tema del proyecto del control biológico de garrapata, nos enteramos por la Mesa de Desarrollo. Había integrantes del grupo que en 2015 habían participado de una capacitación, en Tacuarembó, sobre el tratamiento de la garrapata con hongos y nos llamó la atención y quisimos participar. Como grupo también, con la intención de plantear algo para la zona, ya que es una zona bastante complicada con el tema de la garrapata e hicimos contacto con la gente del Ministerio y nos dieron la posibilidad de entrar, cuenta.

“Todos aceptamos participar y en el caso del control, nosotros tratamos la primera generación de garrapatas con el hongo y nos anduvo muy bien. Arrancamos en el mes de setiembre del 2021, hicimos hasta enero, cuando empezaron los calores se complicó el tema y no pudimos seguir con el hongo, porque además son campos complicados de sierras, con mucha mugre, así igual nosotros hicimos el esfuerzo de juntar todo el ganado: pasamos dos o tres días juntando el ganado. Después se empezó con productos químicos, con el asesoramiento  de la veterinaria del equipo técnico del Ministerio... y tuvimos que cortar con el baño con el hongo y seguir con químicos”.

Según Ignacio, el grupo se fortaleció: “lo principal es la fortaleza que tomó el grupo; más que un grupo se formó una familia de productores; la confianza que hay, la manera de trabajar... Nos acoplamos muy bien y nos hizo muy bien este proyecto”, dice el productor.

Respecto a las ideas a futuro, Ignacio nos cuenta: “finalizó el proyecto y nosotros, por medio del grupo, contratamos a la veterinaria para que siguiera participando en los baños, haciéndonos un acompañamiento para estar más asesorados y con una opinión técnica más de cerca”. Además, como grupo, hicieron ventas en conjunto y también compraron insumos en forma colectiva: “se empezó a trabajar muy bien y sinceramente el grupo se vio fortalecido y se vio el cambio, totalmente”. Ignacio cuenta que actualmente hay productores que se están por jubilar y ha habido recambio dentro del grupo, ya que se están sumando cuatro o cinco integrantes nuevos que se irán acoplando al proyecto: “Quedamos a disposición, en tratar de que si tenemos las posibilidades, de participar de algún otro proyecto y si no son todos, parte mayoritaria del grupo, quizá sí”.

Ignacio Escobilla y su señora, Maris Cappiz, viven sobre la Ruta 98 a 7 kilómetros de Ruta 7 y a 28 kilómetros de Isla Patrulla. Son arrendatarios de una fracción de Colonización, de la Colonia Lourdes Pintos, que queda en la Octava Sección de Cerro Largo. Son productores rurales, apicultores y artesanos en el rubro de la lana: “En nuestro caso pudimos hacer todos los baños que nos indicaba la veterinaria. Bañamos durante el tiempo estipulado del proyecto. Lo hacíamos los dos grupos de colonos y la Escuela Agraria. Empezamos bañando con mochilas fumigadoras, pero demorábamos mucho tiempo y tirábamos mucha agua, entonces hicimos un baño portátil casero, con caños de agua, los agujereamos y anduvo impecable para el uso que le queríamos dar. Y cuando nos sobraba agua, regábamos el campo con la mezcla de agua con los hongos ya preparados. Durante el período que duró todo el proyecto piloto, solamente una vez la veterinaria encontró garrapatas en un ternero, así que el producto nos anduvo. Toda esta herramienta, si bien ya la conocíamos, porque en el establecimiento que habíamos trabajado se usaba, sabíamos que andaba. Nos tiramos al agua, empezamos a trabajar con esto y nos dio muy buenos resultados”, cuenta.

De ahora en más piensan seguir usando los hongos: “Nosotros estamos felices porque es una herramienta nueva, que vamos a tener que convivir con ella si no queremos seguir usando otros productos como los garrapaticidas que ya hay. A nosotros nos funcionó y es una excelente herramienta”, dice la productora.

Liliana Ladereche, productora rural que integra la directiva de la Liga de Trabajo de Fraile Muerto, entiende que “fue una muy buena experiencia, no solamente para conocer los hongos y el proyecto de Alda, sino que también fue una buena experiencia para fortalecer el grupo y también por la buena relación con la Liga de Trabajo. Fue excelente el trabajo de los técnicos, tanto el social como el veterinario”. Dice que la Liga, como organización, se ha mostrado abierta a apoyar y colaborar con todos los proyectos que se presenten, ya que es la forma que encuentran para llegar a los productores y tener buena relación con el Ministerio de Ganadería.

Mauricio De Souza Silveira es sociólogo y tiene una Maestría en Ciencias Agrarias. Trabajó como técnico social en este proyecto: “Más allá del control biológico de la garrapata en sí mismo, del trabajo con el hongo, la parte que me correspondía como técnico del área social, fue todo el tema de los ejes transversales que tenía este proyecto, que era la cuestión de género y de juventud. En ese sentido, se hicieron diversos talleres, actividades, presentaciones y entrevistas a cada una de las familias.... Se trabajó y se puso arriba de la mesa el tema de género tratado como el resultado de un proceso de construcción social y rural, y allí también se visualizó el tema de la relevancia que tiene la mujer dentro del establecimiento y del emprendimiento productivo. También se habló del relevo generacional, del tema de la migración campo – ciudad, de la inclusión de la población rural y todo lo que tiene que ver con el concepto de nueva ruralidad, lo que tiene que ver con el lugar de residencia de los productores y sus familias, las distintas variables o dimensiones que condicionan todo ese proceso de migración rural. También se hizo una especie de mapeo, de contextualización del estado de situación de la sección y de la región rural donde estos productores habitan, en base a esas dimensiones, como crecimiento y decrecimiento de la población rural. Nos dimos cuenta que la mayor pérdida de población rural se da en jóvenes y mujeres...”, señaló.

Como resultados positivos se trabajó el tema de género y juventud: “los productores y productoras nos indicaban que si no hubiese sido por este proyecto no se hubiera tratado el tema de la forma como se trató, en el sentido de que se visualizó el tema (...) juventud y relevo generacional”. También se trabajó en el fortalecimiento grupal y en la asistencia técnica productiva. El técnico destacó el papel de los estudiantes de UTU, que difundieron el tema en la Rural del Prado, también en escuelas rurales del departamento, y también se difundió en las Mesas de Desarrollo Rural. Destacó además que a partir de la visita a Bio Uruguay, al laboratorio, los estudiantes están reproduciendo el hongo. “Lo del fortalecimiento del grupo tiene que ver con que empezaban a bañar cada 15 días, juntaban el ganado un día antes, tenían presencia de asistencia técnica dada 15 días, distintas actividades, visitas o jornadas”, cuenta el sociólogo. “Eso colaboró mucho en el fortalecimiento, además de ampliar su participación en las Mesas de Desarrollo Rural...”.

Cabe destacar que esta experiencia piloto también se llevó adelante en Guichón, con la Liga de Trabajo de Guichón.

 

Audios

Daniela Barrios_estudiante de la tecnicatura agraria en Fraile Muerto.
Ignacio Sosa_productor de Fraile Muerto
Maris Cappiz_colona_Colonia Lourdes Pintos
Liliana Ladereche_Liga de Trabajo de Fraile Muerto
Mauricio De Souza_técnico social

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