Producción familiar

Productores familiares de Florida realizan su primer embarque de carne ovina con hueso con destino a Estados Unidos

En San Gabriel, departamento de Florida, se realizó el primer embarque de ovinos con destino al mercado de Estados Unidos. De esta manera, más de 25 productores que realizan una experiencia colectiva de engorde de corderos en un sistema de compartimento, logran acceder a un mercado con mejores precios.
Productores con ovinos en manga

Esto fue posible gracias a un trabajo interinstitucional entre la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Instituto Nacional de Colonización, el Secretariado Uruguayo de la Lana y la Dirección General de Servicios Ganaderos del MGAP, en conjunto con la Asociación Rural de Reboledo y el Movimiento de la Juventud Agraria.

La idea del compartimento ovino surge en la Dirección General de Servicios Ganaderos, que empieza a trabajar con esta idea para en su momento levantar las barreras sanitarias vinculadas a la fiebre aftosa, que impedían a nuestro país ingresar al mercado de Estados Unidos con carne ovina con hueso: “Surge esta idea, se empieza a trabajar en una experiencia innovadora a nivel mundial, porque genera, a partir de un concepto que en general se aplica más para las producciones animales intensivas confinadas, como pueden ser la producción de cerdos o la producción avícola, pero se hace una extrapolación del concepto y se logra que la Organización Internacional de Epizootia, que es el organismo mundial que regula estos temas, acepte este modelo de compartimento a cielo abierto”, expresa el director general de Desarrollo Rural, José Olascuaga.

El primer compartimento que se realizó en forma experimental fue el del SUL, en un campo también del departamento de Florida, en Cerro Colorado. Según Olascuaga, la intención es seguir trabajando en este compartimento y en la medida que el mercado se mantenga, reproducir esta experiencia en otras zonas del país, como por ejemplo en Salto, en la cuesta basáltica, que es una zona muy ovejera, o en la zona este del país donde también hay buena cantidad de productores ovinos, y sobre todo productores familiares. Este tipo de experiencia colectiva “permite que productores familiares, que difícilmente pudieran hacerlo en forma individual, puedan acceder a un mercado con una mejor inserción”, sostiene Olascuaga.

 

Una experiencia innovadora

En nuestro país, los ovinos no se vacunan desde el año 1988. Pero, como conviven con los bovinos, y estos últimos sí están vacunados, este tipo de emprendimientos opta por poner en funcionamiento un espacio físico con bioseguridad. El director general de Servicios Ganaderos del MGAP, Eduardo Barre, lo explica con claridad: “En definitiva trabajamos con dos subpoblaciones: una subpoblación ovina en contacto con los bovinos vacunados, y en el compartimento trabajamos con una subpoblación solamente ovina, sin vacunar”. El compartimento lleva un doble alambrado: alambrado ley y, por dentro, alambrado eléctrico para que los animales silvestres no puedan ingresar y para que los ovinos que están dentro del compartimento no salgan a los predios linderos, porque ya no podrían ingresar.

Los animales para el compartimento se seleccionan en el productor de origen. En este caso son muchos productores. Servicios Ganaderos sabe si los predios de origen tienen algún problema sanitario. Se miran los antecedentes (el piojo y la sarna son enfermedades comunes) y se decide si los ovinos pueden ingresar o no. Una vez que se decide que los ovinos pueden ingresar, se concurre al predio de origen y se hace el sangrado y caravaneado individual, con caravanas electrónicas (con el sangrado se hace test de fiebre aftosa, que es lo que piden los mercados internacionales y esta es la figura para poder exportar carne con hueso). Una vez que se obtiene el resultado de libre de fiebre aftosa, ese animal es cargado, precintado por Servicios Ganaderos y llevado al compartimento ovino. Servicios Ganaderos se presenta a la llegada de los ovinos, se desprecinta el camión y se bajan los ovinos. Además hay un protocolo sanitario particular, que se cumple a nivel del predio de origen (vacuna, antiparasitario, etcétera). Es decir que se intenta tratar de prevenir todas las enfermedades. Luego, en el compartimento, los animales deben estar un mínimo de 40 días, sin recibir medicamento veterinario que implique problemas de inocuidad.

 

Uruguay pionero

El director de Servicios Ganaderos explica que a nivel mundial, los compartimentos se usan mucho para la especie aviar y para los suinos. Esas producciones se realizan bajo techo y es mucho más fácil hacer un protocolo de bioseguridad. “En campo abierto, Uruguay es el primer país a nivel mundial que lo demuestra; hay otros países que están interesados en nuestro procedimiento”, cuenta.

En paralelo con los protocolos sanitarios, los humanos tienen sus protocolos de seguridad. Cuantos menos visitantes tenga el compartimento, mejor. Por eso se deben desinfectar los vehículos, los calzados, y el personal debe trabajar con unos overoles que están dentro del compartimento, para prevenir las enfermedades.

Cuarenta días dentro del compartimento es lo que pide la norma de Estados Unidos. Los industriales piden cierta categoría de animales, de cierto peso; una vez que los animales llegan a ese peso, se embarcan al frigorífico. El embarque se hace con los procedimientos de certificación para frigorífico exportador: “Tiene que haber un veterinario acreditado para ese movimiento, (…) por tanto, anexo al certificado del veterinario particular, va la lectura de la trazabilidad individual de los animales”. La faena debe ser solamente de los animales del compartimento (no puede mezclarse con faenas generales de ovinos), y luego va a cámaras independientes. Con todo esto, al consumidor le llega una carne de alto valor productivo.

 

Una oportunidad para los jóvenes

El Movimiento de la Juventud Agraria, en conjunto con la Asociación Rural de Reboledo son las organizaciones abocadas a este compartimento ovino desde sus inicios. Freddy Martínez, director nacional de extensión del Movimiento de la Juventud Agraria cuenta que en esta organización hace 12 años que están trabajando en un programa de producción ovina, pero no tenían programa de comercialización: “esto nos va a dar la posibilidad, sobre todo, de ofrecer la oportunidad a los jóvenes de iniciarse en la producción ovina y a su vez darle la comercialización asegurada del producto final, que es el cordero”.

Freddy cuenta que hay una comisión de gestión del compartimento, con diez o doce integrantes. “Es una actividad compleja… es difícil, todos estamos aprendiendo sobre la marcha, es algo nuevo. Lo bueno de todo esto es que hay un grupo humano muy fuerte”, asegura. “Nuestro sueño como Juventud Agraria es que los jóvenes puedan comercializar toda su producción a través de este compartimento y que tengan su rédito para poder crecer en su lugar de origen”, sostiene.

 

La producción familiar como punto de partida

Para la presidente del Instituto Nacional de Colonización, Jacqueline Gómez, la diferencia sustancial de este compartimento es que cuenta con animales de productores familiares y de algunos asalariados rurales del territorio: “el Ministerio de Ganadería, junto con el Instituto de Colonización y con las organizaciones han intentado que todo el esfuerzo que hizo el Ministerio en buscar nuevos mercados y precios diferenciales, también llegue a la producción familiar”, dice. Expresa que un compartimento de este tipo requiere de una inversión importante: en tierra, en infraestructura: “Eso requirió una articulación interinstitucional y un esfuerzo importante de las instituciones públicas, en inversiones y trabajo continuo”. “Por las inversiones necesarias y por la infraestructura, ningún productor familiar de forma individual podría realizar este emprendimiento”, dice la presidenta de Colonización. Según Gómez, esto sucede gracias a una definición política, que desde el año 2005 busca la llegada a los mercados de la producción familiar: “Cuando inauguramos este campo y cuando se hizo la adjudicación (…) la visión que teníamos desde la institucionalidad pública era que fuese para emprendimientos de productores familiares y asalariados rurales de un territorio (…) con un enfoque local”. Otro componente fundamental del compartimento es la vinculación de nuevas propuestas en acuerdo con las organizaciones sociales: “la definición política que hemos llevado, aparte de articulación interinstitucional, ha sido la construcción de políticas públicas en articulación con las organizaciones de productores y asalariados rurales. Este compartimento es un ejemplo de eso”, dice. Recuerda que fue en la Mesa de Desarrollo Rural donde se definió a quién se le adjudicaba el campo y quiénes iban a ser los gestores de este emprendimiento. “Es un componente importante y es parte de cómo hemos llevado adelante la política pública: con enfoque territorial, con trabajo articulado y acordado con las organizaciones, con las Mesas de Desarrollo Rural y con la institucionalidad pública”, concluye.

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