Boletín

Editorial N°18

Recursos vs. Riesgos
Imagen ilustrativa

“Desastres naturales” es una expresión que escuchamos con frecuencia, pero es equivocada. Los desastres comúnmente llamados naturales no lo son, lo que podemos encontrar son desastres de origen natural como también de origen antrópico, y en ambos casos, en mayor o menor medida, son generados por el hombre, por la sociedad.

¿Cómo podemos disminuir los desastres? Esa es la gran pregunta, que posiblemente tenga varias respuestas, hoy elegiremos una: asignando fondos para reducir el riesgo. En este sentido, corresponde aseverar que para asignar recursos, primero hay que visualizar indicadores de cuán bien estamos o cuán mal estamos ya sea a nivel nacional, departamental, municipal o regional. En resumen, debemos medir cómo estamos para que, una vez que se asignen recursos, se pueda medir cómo mejoramos.

En esa línea, empecemos entonces por redactar una metodología muy incipiente para medir el riesgo en un territorio que llamaremos OMEGA.  Comenzamos por identificar las amenazas que es más probable que ocurran en OMEGA. Una forma de hacerlo es diagramar una Matriz de Riesgo de ocurrencia de cada una de las amenazas identificadas y al mismo tiempo calificarlas en función de cómo afectarían al territorio si llegaran a ocurrir. Hasta aquí tenemos las amenazas identificadas en el territorio, su probabilidad de ocurrencia y su posible de afectación.

Vamos al segundo componente del riesgo que se desprende de la afectación y es la exposición. Aquí es muy importante registrar los eventos, las situaciones de emergencia y saber cómo y dónde afectaron por ejemplo los últimos incendios forestales, las últimas inundaciones, etc.; dónde viven las personas afectadas, dónde están las infraestructuras dañadas. De esa forma podemos tener números sobre qué cantidad de personas expuestas y por cuánto tiempo.

Seguidamente debemos ir al tercer componente del riesgo que es la vulnerabilidad.

Una vez identificadas las vulnerabilidades, las cruzamos con la probabilidad de ocurrencia del riesgo y de esa manera veremos, por ejemplo, si ocurriera una inundación qué infraestructura o comunidad se vería afectada y cómo: levemente, moderadamente o muy afectada.

Hasta aquí hemos desarrollado cómo medir el componente riesgo tomando en cuenta la amenaza, la exposición y la vulnerabilidad, pero bien, ¿con qué contamos para enfrentar estos riesgos?, ¿qué capacidades hay en el territorio de OMEGA?

Dividiremos el componente capacidad en tres dimensiones: 1) Recursos financieros; 2) Nivel socio-económico; 3) Gestión del Riesgo.

Es muy importante saber de los recursos económicos, materiales y tecnológicos que OMEGA tiene y de ellos cuántos se utilizan en la Reducción de Riesgos, y de esa forma determinar si se está invirtiendo correctamente, si disminuyen las afectaciones no porque cambie el clima sino porque hay menos vulnerabilidad.

El nivel socioeconómico va de la mano con la vulnerabilidad de las personas que viven en OMEGA: qué planes sociales, de realojos y de desarrollo; es decir, todos aquellos que vayan en la dirección de no construir nuevos riesgos y aumentar la resiliencia del territorio mencionado, como por ejemplo un Sistema de Alerta Temprana que, mientras exista la vulnerabilidad, permita tener menos personas afectadas.

Por último queda mencionar la Gestión Integral del Riesgo, quienes llevan adelante dicha gestión ¿están preparados?, ¿es integral, multisectorial?, va más allá de la respuesta?, ¿contempla la sensibilización, la gestión prospectiva, la capacitación?, ¿integra todos los datos?, ¿utiliza la ciencia y la tecnología?, ¿se apoya en la academia?

Cuando hablamos de gestión lo primero en lo que pensamos es en cómo nos preparamos para dar respuesta a un evento adverso, pero la Gestión Integral del Riesgo va más allá de dar respuesta, comienza en la educación, en la sensibilización, en identificar los riesgos del entorno ya sea para las familias que pueden llegar a ser afectadas como para las autoridades más cercanas: qué pueden hacer: relocalización, re estructuras, distintos caminos de gestión prospectiva. También la gestión es información: distintos indicadores que se necesitan para medir, para comparar y para conocer qué es lo que ha ocurrido hasta ahora, a quiénes ha afectado y dónde ha ocurrido.

Parte de la Gestión también es planificar, redactar protocolos de actuación, en los cuales participen la mayor parte de los actores involucrados, sumar públicos y privados, sumar asesores científicos y la comunidad, desde lo local a lo nacional.

En la vereda del posible desastre vimos, por un lado, el componente de riesgo y por otro lado, el componente de capacidades para disminuir o responder a esos riesgos. desde la otra vereda tenemos el presupuesto ya sea nacional, departamental o municipal, que es elaborado para atender todas las necesidades de la población, desde el mantenimiento de las estructuras vigentes, las nuevas, el cuidado del medio ambiente, etc. El presupuesto contiene indicadores de gestión, de cumplimiento de objetivos, lo que estaría faltando es conocer cuánto se está invirtiendo en reducción del riesgo, etiquetar el gasto por un lado, conocer los índices de riesgo por otro (por sus componentes de riesgo y capacidades) y de esa forma comenzar a invertir en aquellas regiones donde los índice de riesgos son mayores, o sea tener una regla en qué medir y cómo medir.

Esta es una de las líneas de acción que se está impulsando desde la Dirección Nacional de Emergencias del Sinae. Sabemos que es un trabajo de largo aliento, pero tenemos la convicción de que es imprescindible para avanzar hacia el desarrollo sostenible.

 

Cnel. (R) Mag. Sergio Rico Fernández
Director Nacional de Emergencias

Etiquetas