Enfoques sobre la GIR

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En materia de Riesgo, actualmente hay tres corrientes que lo conceptualizan de manera distinta, a saber:

Hay una corriente que entiende que el riesgo es Objetivo, es decir que existe como algo externo a las personas e independiente de la percepción de estas. Una aproximación a su conocimiento es la que se pretende mediante la aplicación del método científico y suele expresarse en términos probabilísticos, como esperanza matemática del daño (daño esperado). Sirve para prever escenarios de catástrofe como fundamento de los programas de prevención y preparación de la respuesta y en los análisis coste-beneficio y coste-eficacia elaborados como apoyo a la toma de decisiones en los programas de gestión del riesgo de desastres.

Hay otro marco que entiende que el riesgo es Subjetivo, que cada persona percibe ese riesgo “realmente existente” y lo interpreta, condicionando sus actitudes y comportamientos cuando la actuación sobre el riesgo se pone en cuestión. Pero esa “percepción del riesgo” no se realiza de forma neutra sino a partir de “construcciones culturales”. Para esta línea interpretativa, el riesgo no es una entidad objetiva sino, como toda forma de pensamiento, una elaboración cultural y, en consecuencia, social.

Hay una tercera corriente, llamada Realista que surge en el ámbito latinoamericano. Se trata de una elaboración teórica, también denominada “construcción social del riesgo”, que parte de la consideración de los desastres no como hechos aislados sino como sucesos que se van gestando a lo largo del tiempo según van estableciéndose y desarrollándose condiciones de vulnerabilidad.

La vulnerabilidad se va configurando socialmente, en tanto es entendida como una característica del sistema social, que evoluciona con éste, como resultado de procesos económicos, sociales y políticos.

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