Estadísticas de Género 2023
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La estructura poblacional en Uruguay mantiene la tendencia de aumento de mujeres mayores y una disminución en la proporción de personas menores de 14 años, lo que se traduce en una sobrecarga de las tareas de cuidado que asumen principalmente las mujeres.
En el 29,1% de los hogares conformados por parejas heterosexuales, ambos integrantes trabajan de manera remunerada y en el 22,3% únicamente el varón se encuentra ocupado. En los hogares pobres, resulta más frecuente que únicamente el varón se encuentre ocupado (50,8%), mientras que en los hogares no pobres es más frecuente que ambos integrantes trabajen remuneradamente (30,0%).
A su vez, el porcentaje de hogares en condición de pobreza con jefatura masculina es de 5,1% y asciende a 8,9% para aquellos con jefatura femenina. A su vez, la pobreza incide en mayor medida en hogares monoparentales femeninos y extendidos o compuestos.
Para las mujeres que residen en Montevideo, la tasa de actividad se sitúa en 57,6%; 54,8% para aquellas que residen en localidades del interior mayores a 5.000 habitantes y 50,8% en localidades menores a 5.000 y zonas rurales. Los varones, a diferencia de las mujeres, presentan la mayor tasa de actividad en las localidades menores a 5.000 habitantes.
A medida que aumenta la cantidad de hijos/as en el hogar la actividad de las mujeres disminuye, mientras que la actividad de los varones se mantiene incambiada, esto da cuenta de la sobrecarga de cuidados que asumen las mujeres y los impactos que tiene en su inserción laboral.
En 2023 la tasa de empleo de los varones es de 64,0% y de las mujeres es de 49,0% lo que supone una brecha de 15 puntos. La tasa de empleo reporta los valores más bajos en las localidades del interior menores a 5.000 habitantes y zonas rurales; en personas que residen en hogares en situación de pobreza y en personas afro.
La tasa de desempleo presenta mayores proporciones en personas que viven en hogares en condición de pobreza (32,8% para las mujeres y 20,2% para los varones), así como en personas afro (16,8% en mujeres y 10,9% en varones) y entre quienes residen en localidades mayores a 5.000 habitantes.
De las mujeres que se dedican en forma exclusiva a la realización de tareas de trabajo no remunerado, la proporción de quienes viven en hogares en condición de pobreza es más del doble que la de aquellas que residen en hogares no pobres. A su vez, las mujeres que viven en localidades del interior menores a 5.000 habitantes y zonas rurales son las que reportan proporciones más altas.
La distribución de la población ocupada en las distintas ramas de actividad presenta claras diferencias por género. Se identifican ramas con alta presencia de varones como Construcción, Transporte, Agro, pesca, caza y explotación de minas o canteras. Por su parte, las ramas con fuerte presencia femenina incluyen Actividades de los hogares como empleadores, Servicios sociales y de Salud y Enseñanza.
El sector de cuidados representa un 3,4% del total de personas empleadas y se encuentra fuertemente feminizado (94,8% de las personas empleadas son mujeres). Dentro de las empleadas en este sector se registra una mayor proporción de jóvenes entre 14 y 24 años y de 65 o más, frente al total de ocupadas.
El 13,5% de las mujeres de 14 años o más no percibe ingresos propios, en el caso de los varones el porcentaje desciende a 7,2%. En todos los quintiles de ingresos el porcentaje de mujeres sin ingresos propios supera al de varones.
Las mujeres perciben 75,3% del total de ingresos que perciben los varones y 93,9% si se consideran los ingresos por hora. Estas diferencias en las brechas de los ingresos por hora y total se debe a que, en promedio, las mujeres trabajan remuneradamente menos horas que los varones producto de la alta carga de trabajo no remunerado que constituye una barrera para su inserción plena en el mercado de empleo.