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Los principales problemas de salud que enfrentamos los uruguayos están vinculados con el sedentarismo y la alimentación inadecuada. Según cifras del Ministerio de Salud Pública , casi cuatro de cada diez adultos presentan sobrepeso y tres de cada diez son obesos, mientras que casi cuatro de cada diez son hipertensos. Las cifras son similares entre niños y adolescentes: cuatro de cada diez adolescentes entre 10 y 13 años tiene sobrepeso u obesidad.

Uno de los factores que han contribuido a esta situación son los cambios en la forma de alimentarnos que ocurrieron en las últimas décadas. Desde finales de los años ’80 se ha observado un aumento marcado en la disponibilidad de alimentos procesados y ultra-procesados listos para consumir, muchos de los cuales tienen alto contenido calórico y excesiva cantidad de azúcares, grasas y sal. Estos productos han desplazado a los alimentos naturales y las preparaciones caseras, ocasionando un aumento de la cantidad de energía, azúcares, grasas y sal que consumimos, así como una disminución en el consumo de frutas y vegetales.

La aparición de alimentos listos para consumir modificó por completo nuestra forma de cocinar. En la actualidad podemos preparar comidas sin la necesidad de saber cocinar, usando productos que requieren una preparación mínima (por ejemplo comidas listas para consumir, masas para preparar tartas, sopas instantáneas).

Estos cambios en la disponibilidad y oferta de productos han reducido la necesidad de contar con algunas habilidades culinarias básicas, y también con conocimientos generales sobre preparación de alimentos. Por otra parte, las agresivas campañas de marketing de la industria de alimentos para aumentar el interés en productos preparados listos para consumir refuerzan la idea y necesidad del ahorro de tiempo y esfuerzo en la preparación de comidas, e
influyen en cómo percibimos los alimentos y las ideas de lo que es saludable o deseable consumir, contribuyendo así al desplazamiento de las comidas caseras de nuestra alimentación.

La falta de habilidades culinarias limita particularmente el consumo de alimentos saludables que generalmente requieren distintos tipos de preparación, tales como las verduras, las legumbres o el pescado.

Por lo tanto, a medida que las habilidades culinarias se pierden en la población, la preparación de alimentos se basa cada vez más en productos procesados que contienen mayores cantidades de grasa, azúcar y sal que las comidas caseras.

Por este motivo, la disminución de la destreza culinaria de la población y la falta generalizada de interés en la preparación casera de alimentos en el hogar, se han asociado a una mala calidad de la alimentación y una mayor prevalencia de obesidad.

La relación entre habilidades culinarias -y particularmente la autoconfianza en éstas- y hábitos alimentarios saludables sugieren que la implementación de estrategias que aumenten dichas habilidades y su percepción, y valoren la preparación de alimentos en el hogar, podría tener una influencia positiva en la salud de la población. Es un desafío fomentar y revalorizar la cocina casera, para lo que es relevante estimular una mayor participación en la cocina, como un ámbito socializador y de transmisión de conocimientos, habilidades y experiencias que contribuyen a nuestro bienestar. Resulta clave que desde edades tempranas los niños se involucren en los distintos momentos de la preparación de alimentos.

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Autores

  • Agustina Vitola
  • Vanessa Gugliucci
  • Leticia Varela
  • Alejandra Girona
  • María Rosa Curutchet
  • Gastón Ares

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