GARRAPATA BOVINA

Capacitación sobre técnicas de identificación y multiplicación de hongos patógenos, en el norte del país

Los días 7 y 8 de mayo se realizó en la Sede de Bio Uruguay en Sauce de Zapara, Tacuarembó, una capacitación sobre técnicas de identificación y multiplicación de hongos patógenos de garrapatas bovinas, para la inclusión de esta herramienta en el plan sanitario de producción ganadera.

La actividad fue organizada por Batoví, Instituto Orgánico Bio Uruguay, la Dirección General de Desarrollo Rural del MGAP y las Ligas de Trabajo de Guichón y Fraile Muerto. Contó con la colaboración del Instituto Plan Agropecuario, la Escuela Agraria Guichón y el Anexo de la Escuela Agraria de Melo.

El objetivo fue desarrollar capacidades para la inclusión de biogarrapaticidas basados en hongos patógenos para el manejo de la garrapata bovina, su multiplicación y aplicación a campo, y sus efectos a largo plazo en la restauración de los equilibrios en los agro-ecosistemas.

La Ing. Agr. Alda Rodríguez fue la encargada de la capacitación. La actividad forma parte de un convenio que tiene Bio Uruguay con la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, en el que también participan Sanidad Animal y las Mesas de Desarrollo de los departamentos donde se están realizando las experiencias con hongos nativos.

En la actividad estuvieron presentes el director de Desarrollo Rural, Carlos Rydström, el director departamental del MGAP, y técnicos de Sanidad Animal. También participaron técnicos y profesionales del área rural, además de estudiantes y productores.

Alda tiene un doctorado en Ciencias Agrarias y se ha especializado en el desarrollo de sistemas agroecológicos, con una base fuerte en el uso de organismos nativos para la regulación de las plagas y enfermedades en los sistemas productivos. En esta capacitación se buscó profundizar acerca del uso de hongos nativos como principios activos de biogarrapaticidas y éstos incorporarlos en el plan sanitario ganadero, como una herramienta más de control de esta plaga que es la garrapata, que es una de las causantes del uso de productos de síntesis, que tienen consecuencias negativas, como la contaminación de suelo y agua, y que además hace que se encuentren trazas químicas, tanto en la leche como en la carne, que finalmente implica pérdida de mercados internacionales o rechazo de algunos de los envíos: “Como la plaga es muy importante, y va acrecentando su nivel de importancia en el sistema ganadero uruguayo, especialmente en el norte del Río Negro, volviéndose cada vez más resistente a los diferentes grupos de garrapaticidas químicos, es de suma importancia desarrollar esta otra alternativa, algo que Bio Uruguay viene haciendo desde el año 2008, y en los últimos cinco años en convenios con el MGAP y con diferentes asociaciones de productores”, señala Alda.

Además de profundizar en la importancia de la conservación de la biodiversidad, del reconocimiento de especies nativas y su rol en el equilibrio, también se trabajó en las bases para que los productores familiares organizados puedan hacer sus propias multiplicaciones a nivel de campo: “El biogarrapaticida que hemos estado desarrollando en conjunto es inocuo para la salud humana, para el medioambiente, y es una alternativa muy importante para disminuir el uso de los químicos y además, en aquellos establecimientos ganaderos donde tienen ya problemas de resistencia a uno o más productos y están muy limitados en las alternativas de control, la incorporación de esta herramienta permite bajar la infestación de garrapatas, no sólo sobre el animal, sino también en el suelo, ya que estos hongos benéficos también actúan controlando la garrapata que está en el suelo (alrededor del 80% o más de la población de esta plaga vive y está en el suelo)”, explica Alda.

 

La experiencia piloto

Se está llevando una experiencia piloto en Cerro Largo, con la Liga de Trabajo de Fraile Muerto, y en Guichón, con la Liga de Trabajo de Guichón: “Es una experiencia que está siendo muy positiva. Algunos productores han tratado solamente con el biogarrapaticida CreBio 7, desde que comenzó la primera generación de garrapata. Otros han podido aplicar sólo esta alternativa en una generación completa de la garrapata, lo que en todos los casos genera una disminución de la presión de los químicos y una alternativa más para los que tienen resistencia a alguno de ellos, de liberar alguna de las generaciones de garrapata solamente con el uso de biogarrapaticida”.

En el entrenamiento también participaron docentes, técnicos y estudiantes de las UTU de Fraile Muerto y Guichón, que también forman parte del proyecto piloto. “Productores, técnicos, docentes y estudiantes están formando parte de una co-innovación junto a Bio Uruguay y al Ministerio de Ganadería, donde se va incorporando una técnica de control biológico, el conocimiento de nuestros hongos nativos y sus beneficios, y de la importancia de la biodiversidad. Esta co-innvocación da como resultados experiencias y conocimientos aplicables a nivel de campo, pero también es una co-innovación a nivel de nuestras instituciones, que vamos aprendiendo, conociendo, y que es aplicable a nivel de establecimientos rurales, y vamos conociendo cuáles son las estrategias a desarrollar para el momento en que esto sea necesario escalarlo a nivel nacional, como ya se ve que es posible, dado los buenos resultados”, dice la ingeniera agrónoma.

Alda destaca el entusiasmo y la motivación de todos los actores participantes, de los productores en primer lugar, de los estudiantes, y la presencia del MGAP. El convenio continuará unos meses más: “Ha sido otro escaloncito más en esto de desarrollar la propuesta, de conocer más nuestros hongos benéficos, la biodiversidad de nuestros suelos, los manejos que hacen posible su existencia y por otro lado desarrollar un bioplaguicida con estos organismos nativos”.

Por último, Alda señala que “es muy importante empezar a conocer estas herramientas y poder incluirlas en los planes sanitarios de los establecimientos pecuarios. Se necesita la participación multi-actoral para generar masa crítica muy necesaria, capacidades humanas en Uruguay para seguir adelante con estas alternativas que van a hacer que nuestros productos derivados de la producción ganadera no contengan o minimicen su contenido de trazas químicas y que también su huella ecológica en el sistema productivo sea cada vez menor, que ecológicamente seamos más sanos, porque eso deriva en alimentos más sanos para toda la población”.

 

Los participantes

Ignacio Escobilla es colono. Vive sobre la Ruta 98 a 7 kilómetros de Ruta 7 y a 28 kilómetros de Isla Patrulla. Es arrendatario de un campo de Colonización: “La capacitación estuvo excelente, todo lo que preguntamos estuvo al alcance. Aprendimos mucho sobre cómo reproducir los hongos, cómo encontrarlos, cómo identificarlos y sobre todo profundizamos en los aspectos principales del hongo: que aquí no perjudicás el medioambiente, sino que lo estás protegiendo, no contaminás, no hay forma de que las garrapatas vayan a hacer resistencia a este tipo de tratamiento, que todo el entorno se ve beneficiado con el uso de este hongo”, afirma.

Ignacio es productor ganadero. Produce terneros y hace recría. Usa el hongo desde setiembre del año pasado, sin embargo tiene más experiencia en el tema, porque en el predio donde trabajaba, se usaban los hongos: “Tengo una experiencia desde hace cuatro o cinco años con el uso del hongo y con muy buenos resultados”, señala.

Además, Ignacio es apicultor: “Uno mira el trabajo de una forma más cuidadosa del medioambiente, porque se sabe lo que daña el Fipronil en las colmenas... donde se vuelque un tarro de Fipronil y vaya al agua, o cualquier residuo que quede, podría afectar a una colmena y el daño es desastroso”, dice.

Mari Cappiz es la esposa de Ignacio y también participó de la capacitación. Cuenta que son productores rurales, apicultores y artesanos en el rubro de la lana. “Fue una jornada muy integradora. Había dos escuelas agrarias, grupos de productores, y vimos diferentes realidades de cómo se comportó el hongo durante la época en que se fue aplicando. Las dos jornadas las vivimos al máximo, con muchas preguntas. Nosotros si bien ya conocíamos la herramienta, sabemos que no es para ansiosos, lleva su tiempo. También aprendimos que lo podemos hacer nosotros, a muy baja escala, con los cuidados necesarios para no contaminar nada... Nos aporta mayor conocimiento. Es muy importante todo esto, porque hay productores que ya tienen problemas de resistencia a más de un producto. También hay productoras y productores que están siendo afectados por los químicos, entonces ¡si será importante que se escuche al que está haciendo el trabajo! Tenemos que cambiar si queremos seguir viviendo en y del campo... Son nuevas herramientas, y como todo lo nuevo, siempre hay un poco de recelo a lo desconocido”, reconoce.

 

Las juventudes, presentes

Fátima Quiroga es de Guichón, Paysandú. Tiene 28 años y dos hijos. Es estudiante de Veterinaria, cursa tercer año, y también estudia la carrera de Técnico Agropecuario. Su tesis para egresar como técnica agropecuaria de la Escuela Agraria Superior La Carolina, es sobre el control biológico con los hongos entomopatógenos para combatir la garrapata. Además trabaja en Guichón, en un Hogar Estudiantil por la noche, y con veterinarios de la zona durante el día: “La capacitación me pareció sumamente interesante, muy enriquecedora; me vine muy contenta porque observé y absorbí todo lo que pude, saqué apuntes y me vine con todas las ganas de replicar los hongos acá en Guichón, con la gente de la Escuela Agraria. Ya estuvimos hablando con la directora, a quien le dije que si me prestan las instalaciones del laboratorio, encantada voy a replicar hongos”, dice la joven.

“Yo quiero seguir con los hongos, por más que mi tesis se termine y el convenio se termine, yo quiero seguir trabajando porque me siento parte de la Escuela Agraria de Guichón, porque fui alumna, soy oriunda de estos lugares y la escuela ha sido como mi segunda casa. Siempre estoy colaborando en lo que puedo, porque me encanta la gente de la escuela y me encanta mucho enseñar, transmitir lo que sé... He venido trabajando con los gurises de la escuela desde que se arrancó con los grupos a aplicar vía terrestre, entonces he visto como ellos han abierto la cabeza... Son curiosos porque todo esto es nuevo; yo he tenido que leer, informarme, buscar datos... me he preparado para cuando ellos preguntan, saber qué responder. Esta capacitación me vino bárbaro, me sirve mucho para mi tesis, para complementar cosas que me faltan y absorbí todo lo que pude. Hay cosas que me han quedado grabadas a fuego, como los nombres de los hongos [y los nombra]”. Relata el entusiasmo que sintió al escuchar a Alda, y dice: “esto en algún momento tiene que cambiar, porque vamos mal con el tema de la resistencia. (...) Soy partidaria de que hay que abrir la cabeza, hay que empezar a trabajar de otro modo, y los jóvenes van a ser los que van a cambiar y van a transmitir todo esto que es nuevo... Pienso que esto se viene y se va a venir con todo, el tema de cambiar al control biológico, porque esto no va a tener residuos en carne, no va a tener resistencia... va a estar muy bueno. Yo estoy muy entusiasmada”.

“Hay que esperar. Esto no es para ansiosos, puede llevar hasta tres años, pero si anda, va a ser una bomba, por lo menos en la zona... Todos estamos aprendiendo todos los días. (...) Yo considero que es un tema muy importante porque no va a ser nada fácil cambiarle la cabeza a un productor que ha vivido toda su vida aplicando químicos. Mostrarle esto, que es un control biológico, va a costar (...) Un día hicimos el costo beneficio (...) miramos como ventajas que es un control biológico, no va a tener resistencia, no va a tener residuo en carne; puede ser que en algún momento le dé un plus a las carnes uruguayas (...) pienso que una vez que esto explote, nos va a favorecer a todos”, concluye.

 

 

 

 

 

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Ing. Agr. Alda Rodríguez_Bio Uruguay
Ignacio Escobilla_colono
Mari Cappiz_colona
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