28 de setiembre: Día mundial contra la rabia

Este día fue elegido porque el 28 de setiembre de 1895 falleció Louis Pasteur, químico, físico, matemático y bacteriólogo francés cuyos descubrimientos tuvieron una enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales. A él se debe la técnica conocida como pasteurización, que permitió desarrollar la esterilización por autoclave, refutó definitivamente la teoría de la generación espontánea y desarrolló la teoría germinal de las enfermedades infecciosas. Diez años antes, el 6 de julio de 1885, Pasteur inyectaba la primera dosis del tratamiento de la vacuna antirrábica a Joseph Meister, un niño mordido por dos perros rabiosos, salvando su vida y la de millones de personas.
El 28 de septiembre es una jornada trascendental para recordar que la eliminación de la rabia humana transmitida por perros es posible. El tema de este año “Rabia: Una Salud, Cero Muertes”, destaca la necesidad de implementar un abordaje mediante la cooperación a escala intersectorial y multidisciplinar que requiere del aporte, intervención y colaboración de equipos profesionales de los sectores de la salud humana, animal y ambiental.
Según Ottorino Cosivi, Director del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (Panaftosa) de la OPS/OMS
“Nadie debería morir por una enfermedad que es 100 % prevenible por vacunación”. Las acciones para la eliminación de la rabia humana transmitida por el perro en las Américas se iniciaron en 1983, con el lanzamiento del Programa Regional de Eliminación de la Rabia de la OPS/OMS.
Desde entonces, la incidencia de la rabia humana transmitida por perros en las Américas se ha reducido cerca de 98 %, de 300 casos notificados en 1983 pasaron a seis casos en 2021. Casi todos los casos humanos actuales son transmisiones de animales silvestres, en su mayoría murciélagos hematófagos.
Este avance es el fruto de campañas masivas de vacunación canina a nivel regional, de la sensibilización de la sociedad y de la ampliación de la disponibilidad de la profilaxis pre y post exposición al 100 % de la población expuesta al virus.
Sin embargo, en 2021 hemos tenido un llamado de atención: Argentina que no presentaba casos de rabia humana desde 2008 notificó la muerte de una joven del centro sur de la Provincia de Buenos Aires. Durante el interrogatorio a sus familiares surgió un antecedente de mordedura por un felino y luego mediante secuenciación genética se identificó la variante rábica como murciélago.
En Uruguay, el último caso de rabia humana fue en 1966 en Montevideo y canina en 1983 en Rocha. Sin embargo, el virus tiene un ciclo aéreo en murciélagos hematófagos (2007 y 2008 en Rivera, Artigas y Tacuarembó, 2014 en Cerro Largo) e insectívoros desde 2008 en casi todos los departamentos, lo que representa un enorme riesgo para la transmisión de la enfermedad a otras especies y al hombre. Nunca se ha confirmado un salto de especie (spillover) en nuestro país.
En la población general está instalado el concepto de que la rabia es una enfermedad del pasado, la percepción del riesgo es extremadamente baja, se ha perdido el hábito de inmunizar a nuestras mascotas, los accidentes por mordedura están muy subnotificados y no se asocia esta zoonosis con los murciélagos.
La rabia es una enfermedad zoonótica causada por el virus de la rabia (RABV) familia Rhabdoviridae género Lyssavirus, y se transmite al ser humano a través de saliva de animales infectados, tanto domésticos (principalmente perros y gatos) como animales silvestres (murciélagos, zorros, zorrillos). Generalmente, el virus entra a través de la piel y membranas mucosas, por mordeduras o arañazos.
El período de incubación de la enfermedad es variable y en humanos va desde menos de dos semanas hasta más de un año, con un promedio de 1 a 2 meses. Esto dificulta el diagnóstico ya que la exposición no forma parte del relato en la consulta, generalmente la herida ya cicatrizó y la persona ya no recuerda y no asocia la mordedura con los síntomas. Este período está estrechamente ligado a la localización, profundidad y gravedad de la mordedura del animal infectado, proximidad a terminaciones nerviosas, distancia al sistema nervioso central y cantidad de partículas virales inoculadas.
El virus rábico es neurotrópico y su acción en el sistema nervioso central produce un cuadro clínico de encefalomielitis aguda. Los síntomas incluyen manifestaciones de hiperexcitabilidad creciente con fiebre, delirios y espasmos musculares involuntarios generalizados y /o convulsiones que evolucionan a un cuadro de parálisis con alteraciones cardiorrespiratorias, presentación de coma y evolución al óbito en un período de 5 a 7 días.
Cuando aparecen los síntomas, la enfermedad es fatal, por eso es muy importante la profilaxis post exposición, tanto con la vacuna como con la inmunoglobulina, de acuerdo a la gravedad que el caso requiera.
Estrategias de prevención:
A PESAR DEL TIEMPO QUE HA TRANSCURRIDO DESDE EL ÚLTIMO CASO HUMANO DE RABIA EN URUGUAY, ES FUNDAMENTAL INCENTIVAR:
La promoción de las campañas de tenencia responsable de mascotas y de vacunación antirrábica en animales domésticos a partir del tercer mes de vida y la revacunación anual.
La consulta inmediata frente a una mordedura o contacto infectante que pueda presumirse de virus rábico: se tratará la herida y, en caso de que la mordedura fuera de un perro o gato y que no pudiera observarse al animal durante los diez días posteriores al incidente, se vacunará post exposición; si en cambio se tratara de un accidente producido por la de la manipulación de un murciélago a mano desnuda o la mordedura de un animal silvestre, además de la vacunación post exposición se realizará una inmunización pasiva con inmunoglobulina antirrábica.
En nuestro país la vacunación antirrábica post-exposición es gratuita y con una orden médica se administra por la Comisión Honoraria de Lucha Antituberculosa (CHLA-EP) en el interior del país en los centros periféricos, y en Montevideo en los vacunatorios del CHPR y Hospital Maciel.
El tratamiento completo post exposición consiste desde 2017 en 4 dosis en los días: 0, 3, 7 y la cuarta dosis entre los 14 y 28 días.
La administración de la inmunoglobulina se realiza por el prestador de salud correspondiente previa coordinación con MSP-DEVISA (Tel. 1934 4010).