Tumores cerebrales se pueden tratar si los detectás a tiempo

Cada 8 de junio se conmemora el Día Internacional de los Tumores Cerebrales, una fecha destinada a informar, concientizar y acompañar a quienes conviven con esta enfermedad. La iniciativa fue promovida en el año 2000 por la Deutsche Hirntumorhilfe (Asociación Alemana de Tumores Cerebrales), con el objetivo de visibilizar sus causas, síntomas y tratamientos, y de generar un espacio de unión entre pacientes, familias, profesionales de la salud e investigadores en todo el mundo.
En el mundo, se diagnostican alrededor de 7,5 casos de tumores cerebrales primarios por cada 100.000 habitantes, lo que representa cerca del 2 % de todos los cánceres en adultos. En Uruguay, entre 2017 y 2021, se registraron aproximadamente 1.200 casos nuevos y 1.075 fallecimientos por esta causa. Aunque se trata de una enfermedad relativamente infrecuente, su alta mortalidad en relación con la incidencia responde, en muchos casos, a la agresividad de ciertos tipos tumorales o a su localización en áreas del cerebro de difícil acceso quirúrgico.
Existen distintos tipos de tumores cerebrales, que se clasifican en primarios y secundarios. Los tumores primarios se desarrollan directamente en el tejido cerebral. Entre ellos, el glioblastoma multiforme (GBM) es el más frecuente y agresivo en adultos. Los meningiomas, en cambio, suelen ser benignos y se presentan con mayor frecuencia en mujeres. Otros tipos, como los astrocitomas y oligodendrogliomas de bajo grado, tienen una evolución más lenta y un mejor pronóstico. En la infancia y adolescencia predominan los tumores embrionarios, como los meduloblastomas. Por otro lado, los tumores secundarios o metástasis cerebrales provienen de cánceres originados en otros órganos (como mama, pulmón, colon o melanoma) que se diseminan al cerebro. En Uruguay, estas metástasis representan hasta el 50 % de las lesiones malignas intracraneales.
En la mayoría de los casos, la causa específica de los tumores cerebrales primarios no puede determinarse con claridad. De todas formas, existen algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarlos. Entre ellos, se encuentran la exposición previa a radiación en la cabeza, como puede ocurrir en tratamientos de radioterapia por otras enfermedades, y los antecedentes familiares de tumores cerebrales o de síndromes genéticos hereditarios, como la neurofibromatosis o el síndrome de Li-Fraumeni.
Conocer las señales de alerta puede marcar la diferencia en la detección temprana de un tumor cerebral, incluso en personas sin antecedentes oncológicos. Algunos síntomas frecuentes incluyen: dolor de cabeza persistente, especialmente más intenso por la mañana; náuseas o vómitos sin causa aparente, sobre todo al despertar; convulsiones nuevas o cambios en las ya existentes; dificultades de memoria, concentración o cambios de conducta como irritabilidad inexplicable; mareos, vértigo o pérdida del equilibrio al caminar; alteraciones en la visión o audición, como ver doble o dificultad para oír; y debilidad o adormecimiento en brazos o piernas. Si alguno de estos síntomas aparece de forma persistente, es fundamental consultar al médico de cabecera cuanto antes. Muchos tumores cerebrales pueden ser tratados e incluso curados si se detectan a tiempo, y las opciones terapéuticas varían según el tipo, tamaño y localización del tumor.