Ciudades sostenibles: hacia una transformación alternativa de los espacios urbanos
En esta tercera edición de Nuestro Territorio trataremos uno de los ejes priorizados por la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial (Dinot) del Mvotma para su programa de trabajo 2017-2020: “Ciudades sostenibles”.
En nuestro país una de las principales manifestaciones de la insustentabilidad es la tendencia de las ciudades a expandirse en el territorio siguiendo lógicas exclusivamente mercantiles, incrementando la superficie del suelo urbano con respecto al hábitat productivo agropecuario o con respecto a paisajes para la conservación de funciones y servicios ecosistémicos, generando la mayoría de las veces un suelo precariamente urbanizado que se ocupa con desarrollos residenciales, industriales o de servicios de muy baja calidad.
Orientar las políticas de ordenamiento y gestión territorial de las Ciudades Sostenibles significa buscar crecientes niveles de sustentabilidad. La polisemia de este concepto es bien conocida y no exenta de controversias teóricas, desafíos metodológicos y conflictos territoriales concretos. A nuestro entender se trata de planificar y concretar acciones para la transformación de las ciudades uruguayas en ambientes liberadores del potencial vital y creativo de las personas y sus organizaciones, en todos los niveles sociales -desde el hogar al espacio público- donde el uso del suelo, los recursos materiales y energéticos y la mejora de la calidad de vida se constituyan con creciente igualdad social y ampliando simultáneamente los servicios colectivos ambientales que la ciudad puede brindar.
Seamos más explícitos. Por un lado, trabajar hacia Ciudades Sostenibles es considerar sistemáticamente en la planificación de ciudades y áreas de influencia los objetivos de aumentar la eficiencia en la producción y uso de la energía y el agua, el reciclaje de materia, la reducción de las emisiones de gases y efluentes líquidos tóxicos y la reducción de gases de efecto invernadero, así como reproducir y aumentar la biodiversidad. Muchas veces estos objetivos se engloban en el concepto de construcción de “Ciudades Verdes”. Entre otras vías para alcanzar esos objetivos, se piensa con categorías como capacidad de carga, densificación, transporte liviano y movilidad sostenible no fósil, resiliencia ante variabilidad climática y eventos extremos climáticos, corredores de fauna y flora, preservación de servicios ambientales, usos mixtos habitativos para generar cercanías tiempo-espaciales entre trabajo, residencia y recreación (1).
Pero por otro lado, y quizá más importante, trabajar con el horizonte de Ciudades Sostenibles no es mejorar lo que ya ocurre en las ciudades, sino incluir la dimensión ambiental en la planificación como crítica e intento de revertir las tendencias negativas de la ciudad moderna capitalista – la ciudad de crecimiento indefinido o con deseo de metropolización- que se manifiesta en la segregación espacial de las clases, la destrucción de ecosistemas en áreas residenciales generalmente de los grupos más vulnerables y la privatización de la vivienda y los espacios públicos. Para esta mirada de las ciudades no alcanza con desarrollos tecnológicos milagrosos (ingenierías para descontaminar suelos, drenajes y sistemas hídricos que eviten inundaciones, entre otros) sino que será necesario, como dice Enrique Leff, la “reorientación del deseo” en nuestros modelos de producción y consumo (2), para lo cual necesariamente se tendrá que abrir un amplio espacio de deliberación y decisiones comunitaria, barrial y ciudadana.
La priorización de Ciudades Sostenibles como eje de reflexión y acción en y desde el Mvotma se sustenta en al menos dos procesos internacionales impulsados por la ONU. Por un lado la declaración de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible en noviembre de 2015, que incluye el Objetivo 11 de Desarrollo Sostenible: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
Para alcanzar este ODS11 en los próximos 15 años, se presentaron diez metas ambiciosas. Entre ellas destacamos para el 2020, aumentar sustancialmente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan y ponen en marcha políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres (3). Otra meta clave para el 2030 es asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.
Por otro lado, inspirada en la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible pero queriendo ser más enfática en la cuestión urbana y de los asentamientos humanos, se cuenta con la declaración y propuesta de una Nueva Agenda Urbana emanada de la conferencia de Hábitat III en Quito, Ecuador, en octubre de 2016, cuyos tres principios guías son: no dejar atrás a nadie, eliminando la pobreza en todas sus formas y dimensiones; fomentar economías urbanas inclusivas y sostenibles; y sostenibilidad medioambiental. Este último principio se cumpliría “promoviendo energías limpias, uso sostenible de la tierra y de los recursos en el desarrollo urbano, así como protegiendo los ecosistemas y la biodiversidad, incluyendo la adopción de estilos de vida saludables en armonía con la naturaleza; promoviendo patrones sostenibles de consumo y de producción; construyendo resiliencia urbana; reduciendo los riesgos de desastres; y mitigando y adaptándose al cambio climático” (4).
El informe nacional presentado en dicha conferencia estableció un lineamiento fundamental para las políticas vinculadas a vivienda y hábitat que es “avanzar hacia territorios y ciudades cada vez más inclusivos, sostenibles y resilientes”. Dentro de este lineamiento priorizó “continuar la lucha contra la pobreza multidimensional y la exclusión social” y señaló que es también prioritaria “la respuesta al cambio y la variabilidad climática”, pues la temática del hábitat y las ciudades constituye un eje territorial de la política nacional de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para los próximos decenios. (5)
Si bien es cierto que muchas veces estas declaraciones internacionales son resultado de arduas luchas de sentido y por lo tanto quedan en un nivel general de diagnóstico y propuestas, son un marco que diversos agentes estatales, de movimientos sociales y del sector privado empresarial pueden movilizar para demandar acciones cada vez más profundas orientadas a la sustentabilidad. Los recientes pasos dados por el Mvotma a través de la Dinot en este eje de Ciudades Sostenibles, han sido la presentación al Fondo Verde Climático de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en cooperación con las direcciones de Cambio Climático, Agua y Medio Ambiente del Mvotma y con el apoyo de PNUD y PNUMA, de dos proyectos que buscan elaborar instrumentos y guías de actuación para decisores para la mitigación de gases de efecto invernadero y adaptación a la variabilidad climática específicamente en contextos urbanos, que incluyen además llevar adelante acciones concretas en mitigación y adaptación en tres ciudades medias en el litoral oeste del país. Además, se está elaborando un Plan Nacional Ambiental, con aportes específicos de la Dinot para que la problemática de las Ciudades (In) Sostenibles atraviesen casi todos los objetivos y metas hasta el momento definidos en los ejes ambientales, socio-económico e institucional.
En los próximos meses, la Dinot continuará profundizando los cambios en nuestros paradigmas de planificación urbana tradicionales, incorporando con más énfasis las dimensiones ecológica y ambiental en nuestra materia, aprendiendo a través del seguimiento de las Evaluaciones Ambientales Estratégicas que han acompañado los Instrumentos de Ordenamiento Territorial vigentes, trayendo idiomas, metodologías e indicadores del ámbito internacional, sin perder no obstante la vista en las particularidades de nuestras ciudades y sociedades urbanas, intentando una síntesis de las propuestas que la academia, los movimientos sociales y los gestores estatales han elaborado, y no pocas veces puesto en práctica, en el marco del desarrollo sostenible.
(1) R. Fernández (2000) Gestión ambiental de ciudades. Teoría y crítica y aportes metodológicos. México: PNUMA. (páginas 178-184)
(2) Op.cit, pág. 219.
(3) http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/cities/ (accesado 10.3.17)
(4) http://mvotma.gub.uy/images/habitatIII/Nueva%20Agenda%20Urbana.pdf (página 5; accesado 10.3.17)
(5) http://mvotma.gub.uy/images/habitatIII/Informe%20Nacional%20H%C3%A1bita… (página 14; accesado 10.3.17)