Nuestro territorio Edición Nº9

Ciudades mejor adaptadas al cambio climático

Nuestro país se encuentra planificando la adaptación de sus ciudades e infraestructuras al cambio climático (CC). Sin duda se trata de una buena noticia, considerando que más del 93 % de la población vive en zonas urbanas y que el riesgo de sufrir eventos extremos (inundaciones, olas de calor, tornados, entre otros) cada vez más frecuentes y de mayor intensidad, es una realidad a la que se enfrentan nuestras ciudades como consecuencia de la variabilidad y el cambio climático. 

El Plan Nacional de adaptación de ciudades e infraestructuras (NAP Ciudades) es un proyecto liderado por el Mvotma, que cumpliendo con los objetivos del Plan de Respuesta al Cambio Climático del año 2010, así como los de la Política Nacional de Cambio Climático, promueve el desarrollo de ciudades y asentamientos humanos e infraestructuras sostenibles y resilientes. Para lograrlo, una estrategia prioritaria será la incorporación de las medidas de adaptación en las políticas y programas existentes, así como en la planificación urbana y en los instrumentos de ordenamiento territorial.

Actualmente, junto al NAP Ciudades, se están desarrollando el Plan de adaptación en zonas costeras (NAP Costas), también bajo la órbita del Mvotma, y el Plan de adaptación para el sector agropecuario (NAP Agro), en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. 

Los actores de la adaptación 

Definir las medidas de adaptación más adecuadas y prioritarias en los centros urbanos supone, en primer lugar, identificar cuáles son los principales impactos esperables del CC (inundaciones, sequías, tornados, afectación a la salud por nuevos vectores, pérdida de biodiversidad, etc.). Se trata de considerar, no solamente los riesgos e impactos que el país y las ciudades ya han sufrido y que es factible que vuelvan a acontecer en un determinado período de tiempo, sino de prever que tanto el tipo como la magnitud de los eventos podrán variar como consecuencia del CC.
 
A partir de una estimación inicial, de carácter provisorio, acerca de los riesgos e impactos esperados, se ha comenzado a definir el sistema de actores, un mapa dinámico en el que se encuentran representadas las instituciones, sectores y áreas de actividad involucradas, evaluando su potencial de afectación y/o incidencia. Es a partir de la determinación de dichos sectores (abastecimiento de agua y saneamiento, energía, servicios sociales y de salud, infraestructuras verdes y servicios ecosistémicos, transporte y telecomunicaciones, etc.) que NAP ciudades ha iniciado un relevamiento a nivel nacional, con entrevistas a responsables políticos y/o técnicos que trabajan en áreas vinculadas a la planificación y gestión urbana, y que tienen competencia, capacidad, interés y/o incidencia en los procesos de adaptación al CC que será necesario implementar. 

La información recabada en actividades presenciales es reforzada con los resultados de una consulta online a la que se puede acceder ingresando aquí. 

Está abierta a todos aquellos interesados en dejar sus aportes (recomendaciones, experiencias) para la construcción del Plan. 

El “haber” y el “debe” de la adaptación 

A partir de la revisión documental, las entrevistas con actores calificados y el trabajo de campo, se está elaborando: un inventario de la adaptación, incluyendo los vacíos de información existente así como la relevancia y factibilidad de su obtención;  una lista de actividades de adaptación realizadas o en curso, evaluando su eficacia; y una recopilación de experiencias de planificación en el territorio (planes locales de ordenamiento territorial, planes de gestión de aguas, otros instrumentos de planificación urbana) analizando sus fortalezas y debilidades en relación con la adaptación al CC y la variabilidad. 

Para dar respuesta a las carencias de capacitación identificadas, NAP Ciudades diseñará e implementará un programa de formación dirigido tanto a técnicos y tomadores de decisión del gobierno nacional, departamental y local, como a otros grupos que hayan manifestado interés y se entienda necesario preparar para las transformaciones que la adaptación requiere: sector privado, sindicatos, población de las ciudades objetivo, etc.

En esta primera etapa, el NAP comenzará a realizar un relevamiento y evaluación de los planes de desarrollo e inversión que involucran ciudades. Se seleccionarán cuatro zonas urbanas del país en donde analizar escenarios climáticos futuros e implementar evaluaciones multiamenazas, como experiencias 
piloto que sirvan de antecedente para  realizar proyecciones cruzando las variables del riesgo y la adaptación en todo el país. 

Medir y evaluar la adaptación 

Un desafío al que el NAP Ciudades deberá dar respuesta será el de evaluar los avances de la adaptación al CC en nuestras ciudades.

Con ese objetivo, se están definiendo indicadores específicos que permitan dar seguimiento al NAP, a partir de la construcción de una línea de base específica. Esto facilitará el monitoreo, la revisión y la actualización de los planes de adaptación a lo largo del tiempo, garantizando el avance y la eficacia de los mismos. 

Una meta será lograr que los indicadores de resiliencia y adaptación de ciudades e infraestructuras se integren a otras herramientas del ordenamiento urbano y territorial.  Asimismo, se espera que puedan vincularse con políticas, programas y planes a nivel nacional (Política Nacional de Cambio Climático, Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático), así como con instrumentos internacionales a los que el país se ha comprometido: Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), Objetivos de Desarrollo Sostenible, Nueva Agenda Urbana de Hábitat III.  

Cambia el clima, cambiemos nosotros 

Como proceso colectivo, el NAP Ciudades necesita, desde sus inicios, convocar a una participación genuina, promoviendo instancias que garanticen la legitimidad y representatividad de los participantes. 

En gran medida, la elaboración de un plan de adaptación supone relevar y poner en valor acciones y prácticas desarrolladas hace tiempo en nuestro país, en las que han estado involucrados actores de todos los ámbitos. Al identificar dificultades o carencias, el NAP buscará colaborar para que se superen los obstáculos, se consoliden las buenas prácticas y se puedan replicar.
 
Asimismo, los temas de adaptación al cambio climático en las ciudades involucran directamente a su población y suponen aprendizajes y cambios culturales que se deberán acordar entre todos. El NAP Ciudades espera aportar a este proceso de construir juntos ciudades resilientes y sustentables, preparadas para los desafíos previstos, y también para afrontar las incertidumbres que el CC pueda depararles. 
 

Etiquetas