Lactancia materna

El bebé y la salud bucal

En la semana de la Lactancia Materna consideramos importante una mirada desde la odontología y destacar la manera de lograr un buen proceso de lactancia. Para ello conversamos con el Dr. Andrés Pérez, odontólogo responsable del Área Salud Bucal del MSP.
Salud bucal

La salud bucal es una parte integral e indivisible del proceso de salud- enfermedad de las personas y es clave, tanto en las primeras etapas como en el futuro desarrollo del niño.

La salud bucal de la madre y su higiene oral es fundamental durante la gestación, puesto que existe evidencia de partos prematuros y de niños con bajo peso al nacer, vinculados a flora microbiana específica presente en la cavidad bucal enferma de la madre durante esta etapa. También es importante, para evitar este tipo de complicaciones, la alimentación saludable y el control de hábitos perniciosos como el consumo de tabaco, alcohol y drogas en general. Es esencial entonces, la educación de la madre en favor de una gestación saludable y el período de embarazo es un buen momento para esto porque la mujer se encuentra con buena disposición para recibir educación y recomendaciones en torno a su salud y la del bebé en camino. Es bueno que pueda contar con un equipo multidisciplinario conformado por profesionales en pediatría, ginecología, médicos de familia, licenciados en trabajo social y odontólogos y mantenga una comunicación fluida con la paciente.

Una vez nacido el niño, la lactancia constituye un componente fundamental en la vida del bebé, no solamente porque a través de la leche materna obtiene alimento, afecto, establece vínculo con la madre y el mundo exterior, sino porque además, le brinda una estabilidad psicológica que coadyuva a reducir la prevalencia de hábitos bucales incorrectos a posteriori.

Sea cuál sea la posición o postura escogida para el amamantamiento, se debe verificar que el agarre del bebé al pecho, así como su succión, sean correctos: con la boca bien abierta, los labios evertidos, la lengua debajo del pezón y con nariz y barbilla tocando el pecho.

Durante la succión es necesario que el bebé muerda, pueda avanzar y retruir la mandíbula de manera de que se lo estimule neuromuscularmente y así pueda ir adquiriendo el tono muscular necesario que prepara al bebé para el momento de la primera dentición.

En los casos en que sea necesario el uso de mamaderas y chupetes lo mejor es que el tiempo y la posición del bebé sea similar a la que se daría durante el amamantamiento, sin exceder los 20 minutos.

Lo más recomendable es que la tetina de la mamadera sea corta, de consistencia firme y con varios y pequeños orificios, lo más semejante al seno materno, que obligue al bebé a realizar el mismo esfuerzo muscular en el que se sincroniza la succión, deglución y respiración de forma de favorecer el correcto desarrollo del lactante.

El hábito de succión, que se extingue entre los 2 y 4 años, en esta etapa forma parte del desarrollo emocional del bebé, por lo que no debe reprimirse el uso del chupete. Para elegir un chupete seguro y confiable deberá ser de una sola pieza – la tetina y el protector bucal deben ser inseparables-, fabricado con materiales no tóxicos, resistentes y flexibles a la vez, con orificios de ventilación. Debe elegirse uno que esté acorde a la cavidad bucal del bebé, anatómico y con asa de prehensión. Al momento del uso hay que asegurarse que la fijación del chupete no rodee el cuello del bebé, tampoco debe agregársele miel, azúcar, dulces ni bebidas colas y el chupete debe sustituirse periódicamente a medida que se desgasta. A su vez, es importante mantenerlo higienizado, por lo que si se cae al piso debe de lavarse, sin que se considere una medida de limpieza el que el adulto lo coloque en su boca para luego dárselo al niño.

También es necesario ser conscientes de que la higiene bucal, con la que se elimina y controla la placa microbiana de la boca, es la herramienta más eficaz y económica con la que se cuenta para prevenir tanto la caries dental como las enfermedades gingivo-periodontales y tanto la madre como el núcleo familiar debe de estar comprometido para crear este hábito en los niños. Se puede dar comienzo a este hábito con el entendimiento de que también es importante en el bebé a pesar de que no tenga dientes. En esta etapa se deben limpiar las encías y lengua suavemente con unos dediles de goma especiales que existen para esto o simplemente con una gasa húmeda.

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