Perfiles mujeres rurales

Sonia: referente comunitaria de Gaetán, Lavalleja.

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Sonia Rodríguez tiene 62 años y vive en Gaetán. Una pequeña localidad de unas siete u ocho familias en el departamento de Lavalleja. Hoy, la población es principalmente mayor, los jóvenes emigran por falta de trabajo y de otras oportunidades.

 

Sonia trabajando

 

Sonia reconoce lo sacrificado de vivir en el campo. Sin embargo, es su lugar en el mundo. Está casada y tiene dos hijos, hoy de 36 y 34 años, independientes, profesionales y viven en Montevideo. Cuando eran chicos —y hasta que emigraron— no tenían luz, fueron al liceo en Villa Rosario y al bachillerato en Casupá. Era difícil trasladarse para estudiar: se iban a las 5 de la mañana y volvían a las 5 de la tarde. El único ómnibus que pasaba demoraba 2 horas en llegar y dependían de que el río permitiera el cruce.

"Nací a 1 km de donde vivo actualmente, toda una vida en el campo", dice Sonia con orgullo. Hubo un momento en que hacía limpieza en alguna estancia, siempre sin aportes. También supo ser cocinera en la Escuela 110. Como hizo hasta tercero de liceo, no había muchas posibilidades de un trabajo con mejor remuneración y prestaciones.

Su esposo hacía changas. Sonia, como la enorme mayoría de las mujeres, trabajaba, además, todos los días en su casa lavando, planchando, fregando, cuidando a su hija e hijo. Hacía trabajo de chacra, con bueyes araba y producía maíz, boniatos, papas y sandías. Hasta hoy cría caballos, vacas, cerdos, ovejas y pollos. Produce y elabora casi todos los productos que consume: leche, quesos, carnes, hace postres y quinta, como hizo toda su vida.

Un buen día, hace 6 años, a Sonia la invitaron a participar de la Mesa de Desarrollo Rural, un espacio en el que se encuentran los representantes de las organizaciones de productores (principalmente familiares), asalariados, mujeres y jóvenes con los equipos técnicos del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, además de representantes de otras instituciones, donde está Inmujeres, por ejemplo.

Hace poco más de cuatro años, fue invitada para participar en el primer Encuentro Departamental de Mujeres Rurales de Lavalleja, organizado por MGAP e Inmujeres. "No sabía que existían, de repente me llega la invitación y hoy estoy muy agradecida por acercarme y a la Mesa (de Desarrollo Rural) por la oportunidad de participar", dice Sonia.

A partir de este encuentro Sonia consiguió un fondo que le permitió mejorar su producción y poner su propio gallinero y su huerta. Hoy, además de seguir teniendo para el consumo diario puede comercializar hortalizas, huevos y algún pollo doble pechuga. Va casa por casa, en su camionetita y reparte los productos. En la zona ya la conocen y la esperan.

Desde aquel primer acercamiento, Sonia integra la Mesa de Desarrollo Rural y también forma parte del equipo coordinador de la Jornadas Rurales de Salud Integral de las Mujeres.

Participa, junto a otras mujeres en ExpoDerechos de las Mujeres Rurales y ferias para la comercialización de sus productos. Con estas mujeres difunde Derechos y hacen talleres, intercambian semillas, de quinta, de plantas y de árboles de todo tipo. Logró participar en el grupo de intercambio de Semillas del Uruguay: "Me hice de semillas que no tenía, ni conocía", como tomates negros, por ejemplo.

Gracias a esto, Sonia logró dos cosas fundamentales: tener sus propios ingresos, y conocer a otras mujeres con las que juntarse, crecer y hacer amistad. “Me ayudó, porque soy tímida", dice, y reconoce el valor de no estar aislada y compartir con otras.

Junto a sus compañeras, y con el apoyo de la referente territorial de Inmujeres, Olga Urizar, han hecho talleres sobre género y violencia de género. Todo un proceso de aprendizaje que, ante la adversidad, les ha permitido apoyarse las unas a las otras

Hoy Sonia es una referente comunitaria y hace de referencia y enlace con mujeres de su zona para resolver problemas.

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