Personas mayores

1° de octubre: Día Internacional de las personas mayores

Una de las principales consecuencias que ha tenido a lo largo del tiempo el avance de la medicina ha sido el aumento de la esperanza de vida, que junto a la baja natalidad, explica la razón por la que el Uruguay tiene una población envejecida. Se espera que para el 2050 uno de cada cuatro uruguayos tenga más de 65 años. No es extraño que hoy día se llegue a vivir hasta los 86, 90 y hasta 100 años; pero así como es importante el tiempo que se vive, también lo es la calidad de vida que se tiene en esos años. El reto que plantea el envejecimiento poblacional es un desafío para el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Subdirectora general de la salud

El Día internacional de las personas mayores es una ocasión para informar, sensibilizar, concientizar y reflexionar sobre el envejecimiento demográfico y su impacto en el sistema sanitario.

Actualmente nos encontramos con un sistema de salud que realiza atención principalmente en casos agudos, sin una continuidad asistencial adecuada, lo que impacta directamente en la salud de las personas mayores. Aunque parezca una obviedad, hay que recordar que el envejecimiento es una etapa más de la vida y no debiera connotársela negativamente. Luchar por un envejecimiento activo y saludable es un deber de todos, por lo que desde el MSP se está trabajando el abordaje de un modelo sociosanitario.

La subdirectora general de la salud del MSP María Giudici explica que este modelo toma a la persona como un todo, desde lo biopsicosocial, como eje para trabajar de forma multidisciplinaria, interdisciplinaria pero sobre todo interinstitucionalmente con la mirada puesta en el envejecimiento: la persona mayor debe poder vivir el mayor tiempo posible en sociedad de manera digna. En palabras de la subdirectora Giudici: “Las personas nos sentimos vivas cuando nos sentimos activas y con autonomía, el corazón de la persona mayor es su funcionalidad.”

Para lograr que la persona mayor llegue a la edad avanzada con autonomía, independencia y sin discapacidad se debe trabajar en la prevención primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria.

El MSP creó un programa de salud cerebral en el que se va a trabajar en un abordaje integral, desde la prevención y la rehabilitación, en tres de las principales causas de discapacidad y dependencia de las personas mayores: el accidente cerebrovascular, el deterioro cognitivo y la demencia; con una mirada centrada en las personas, pero también, en su familia y en la comunidad. Se hará en conjunto con las áreas programáticas de Persona Mayor, Salud Mental, Discapacidad y Rehabilitación.

Una de las causas de institucionalización de las personas mayores son los diferentes grados de declinación funcional y la dependencia. Desde el MSP se viene trabajando en conjunto con las áreas antes mencionadas para crear un plan Nacional de Rehabilitación y para que se agregue en la evaluación geriátrica de la atención primaria un diagnóstico de fragilidad.

La fragilidad es un indicador utilizado mundialmente, que mide la capacidad que tiene la persona para afrontar eventos adversos; contar con este indicador nos permitirá dirigir las políticas sociosanitarias hacia las personas más vulnerables.

Es importante incidir y trabajar en la capacitación para el fortalecimiento de la atención primaria de forma de disminuir los factores de riesgo (diabetes, hipertensión, dislipemia, tabaquismo, obesidad, depresión, sedentarismo, hipoacusia y aislamiento social) de las enfermedades crónicas no transmisibles que tienen un alto impacto en las personas mayores y su calidad de vida.

Otro punto que preocupa y en el que se está trabajando fuertemente es la incidencia del suicidio en las personas mayores. Se trabaja en la creación de un diagnóstico situacional porque no hay información base para desarrollar las acciones adecuadas. Se debe saber cuáles son las causas que llevan al intento de autoeliminación, si esa persona tuvo consulta con un sicólogo o siquiatra con anterioridad, si tuvo algún contacto con el sistema sanitario y demás elementos que brinden un panorama sobre el que actuar.

La Dra. María Giudici hace pie en lo que considera un elemento importante como la soledad y la importancia de la socialización. Con esta problemática presente es que el MSP cambió uno de los puntos de las prestaciones de salud mental (“Dispositivos de respuesta para aumentar la oferta asistencial en salud mental en los prestadores de salud del Sistema Nacional Integrado de Salud”) ampliando el público al que estaba destinado, por lo que ahora se contempla además, a las “personas mayores con afectación emocional por sentimiento de soledad y aislamiento”; una prestación gratuita para nuestra población.

Durante la pandemia de la Covid -19 el MSP implementó un sistema hasta ese momento inédito: a través de la firma de un acuerdo entre el MSP y los prestadores de salud, se dividieron los distintos establecimiento de larga estadía para personas mayores y a cada una de estas instituciones se les asignó un prestador de salud para que hiciera el seguimiento de todos los usuarios de los residenciales que tuvieran casos confirmados o personas con síntomas de sospecha de Covid-19, independientemente de a cuál prestador de salud fuera afiliada la persona en particular. De esta manera se logró tener un buen seguimiento y una visión global de la situación sanitaria de las personas institucionalizadas. La meta es trabajar de esta forma: atacando los temas específicos con el involucramiento de los sistemas de salud.

Esta experiencia realizada en pandemia permitió que se crearan redes de información que permite estar al día sobre la situación de las personas institucionalizadas, además de que permitió, en muchos casos debido al fácil y correcto acceso de la asistencia, evitar internaciones que muchas veces conllevan un declive funcional de la persona en otros aspectos distintos a la razón por la que fue internada. También colaboró en avanzar fuertemente en un diagnóstico situacional del país en lo que refiere a la institucionalización.

La subdirectora de la salud María Giudici considera la experiencia llevada adelante durante la pandemia de la Covid-19 como un buen puntapié para ir por el camino de una política sanitaria con asistencia integral que tenga como centro a la persona mayor como unidad fundamental y que tenga como objetivo la buena asistencia sí, pero el logro de un envejecimiento activo e independiente también.

“La prevención de las enfermedades y sus derivaciones y la promoción de actitudes y el trabajo proactivo en pos de la mejor salud son siempre la herramienta” explica Giudici.

Aún queda mucho trabajo, pero el Ministerio de Salud Pública lleva adelante una política sanitaria delineada en construir un sistema de atención continua, centrado en la persona desde lo bio-psico-social, donde se desarrollen programas integrales en los que se tenga presente los determinantes sociales de la salud (las circunstancias en las que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen) para que se tengan en cuenta en cada acción a tomar por parte del sistema de salud.

El objetivo último es reivindicar el lugar de las personas mayores, su rol y dignidad en el contexto de un sistema que los ha dejado de lado y cuya reacción frente a su acuciante problemática ha sido, hasta el momento, la de mirar al costado.

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