Alzheimer

21 de setiembre: “Día mundial del Alzheimer: nunca es demasiado pronto, nunca es demasiado tarde”

El propósito de este día mundial es visibilizar y concientizar sobre los impactos personales y socio familiares de esta enfermedad que se estima, afecta a 50.000 personas en Uruguay. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) 139 millones de personas en el mundo tendrán Alzheimer hacia 2050, en Uruguay serán 112.000. Su prevalencia aumenta en mayores de 65 años de forma exponencial, sin embrago, tener Alzheimer no es sinónimo de vejez.
Día mundial del Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer (EA) es neurodegenerativa y su evolución es lenta y progresiva; afecta la memoria, el juicio, el razonamiento, el lenguaje, con impacto en el desempeño en la vida cotidiana en el hogar y en la comunidad. Aunque existen terapias farmacológicas y no farmacológicas que permiten en ciertas etapas de la enfermedad el control de los síntomas conductuales y un mejor desempeño en la vida diaria, no existe aún tratamiento curativo.

Prevención

Actualmente se considera que la prevención puede retardar el inicio o enlentecer la evolución de la enfermedad. Otros factores como el nivel educativo de la persona, la participación social, el estilo en los cuidados que recibe (promoción de la autonomía personal), promover controles médicos periódicos y medidas preventivas (inmunizaciones) pueden contribuir a moderarla.

Mantener hábitos saludables, especialmente en cuanto a nutrición, la realización de ejercicio físico regular, evitar el tabaquismo y consumo excesivo de alcohol, el control de los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, la diabetes, la obesidad; procurar el tratamiento de la depresión, de los trastornos del sueño (especialmente la apnea), corregir la deficiencia de micronutrientes como vitamina D, B6, B12 y folato, así como corregir la polifarmacia en especial con efectos anticolinérgicos, son todos los factores modificables que pueden contribuir a disminuir el riesgo de padecer la EA. También es bueno evitar el consumo de psicofármacos sedantes.

Síntomas

Algunos síntomas que son señales que aconsejan una consulta médica son los cambios en la memoria: primero de información recién aprendida, más tarde de eventos biográficos y públicos; incluye el olvido de citas, pagos, etc., que dificultan la vida cotidiana. También se presentan las narraciones reiteradas y persistentes del relato de eventos. Dificultad para planificar y resolver problemas: incluso tareas sencillas como planificar pagos de cuentas o recordar y aplicar una receta de cocina o autoadministrar su propia medicación. La desorientación, que implica dificultad para llegar o volver desde o hacia un lugar conocido, olvidar fechas, estaciones, olvidarse de dónde está. Problemas en el lenguaje escrito o en el habla: dificultades para mantener una conversación, olvidar palabras y que se sustituyan por la utilidad del objeto que quieren nombrar ("que sirve para..."). Dificultad en el reconocimiento de personas; guardar objetos o dinero y no recordar dónde, lo que puede acompañarse de ideas de perjuicio o robo. Pérdida de juicio que puede expresarse en falta de cuidados e higiene personal y el hogar, las ideas de perjuicio, las conductas y decisiones inadecuadas, y cambios en el humor con síntomas depresivos e irritabilidad.

¿Qué hacer?

Un diagnóstico temprano y oportuno permite una mejor calidad de vida, así como la planificación de decisiones, por ejemplo, las preferencias de los cuidados en las diferentes etapas de la enfermedad (voluntad anticipada, cuidados en el final de la vida, decisiones legales y financieras).

La EA implica un enorme desafío para los servicios de salud y los servicios sociales y de cuidados, también supone un importante esfuerzo cotidiano para las familias y el cuidador principal del paciente. Las familias deben aprender a cuidarse y administrar los esfuerzos, planificar los cuidados de largo plazo del familiar con EA, comprender la naturaleza, evolución habitual de la enfermedad y disponer de consejos, pautas y estrategias para el mejor cuidado del familiar y el fundamental autocuidado.

Consejos generales para cuidar mejor a las personas con Alzheimer y otras demencias

La mejor estrategia de familiares y cuidadores es aprender el cuidado de la persona con la EA y el propio. Educar al entorno familiar y especialmente al cuidador principal es clave y responsabilidad del médico referente y los equipos de salud; esto confiere seguridad y mejor control al cuidador que obtiene mejores resultados en su tarea.

  • Considere que las necesidades de apoyo en los cuidados serán crecientes y que tareas sencillas como la alimentación, baño, vestido requerirán mayor dedicación en la supervisión y asistencia.

  • En cualquier situación o etapa se debe estimular la autonomía personal y asistir sólo en lo necesario, de manera de no provocar mayor dependencia y, por tanto, mayor carga de cuidados.

  • En la medida de lo posible y según la etapa, se debe promover actividades sencillas y supervisadas en el hogar.

  • Los síntomas conductuales pueden obedecer a nuevas condiciones tratables de la persona con la EA, por lo que no deben atribuirse a la evolución de la enfermedad sin consultar.

  • No confrontar a la persona con EA si se encuentra alterado, orientarlo con frases sencillas y obtener ayuda.

  • Planifique y desarrolle rutinas en todas las actividades del cuidado. Sea amable y respetuoso, utilice lenguaje sencillo y concreto.

  • Explicar sencillo y paso a paso todas las actividades instrumentales y básicas como medicación, compras, alimentación, movilidad.

  • Dar suficiente tiempo para la alimentación; los platos deben presentarse de forma secuencial y no se deben utilizar bandejas compartimentadas.

  • Cuidar la movilidad y evitar la inmovilidad.

  • Planificar y organizar la administración de medicación, los controles de salud y medidas preventivas necesarias.

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