Control del cáncer

Día mundial del cáncer de ovario

Cada 8 de mayo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario. Esta celebración permite visibilizar una enfermedad que, si bien no es de las más frecuentes, tiene un alto impacto en la salud de las mujeres.
Día mundial del cáncer de ovarios

En Uruguay, la incidencia es de 7,57 casos por cada 100 000 mujeres, y la mortalidad alcanza los 4,24 casos. A nivel mundial, las cifras son mayores: 8,3 casos nuevos y 5,3 muertes por cada 100 000 mujeres.

En nuestro país, cada año se diagnostican en promedio 212 nuevos casos de cáncer de ovario y fallecen 146 mujeres por esta causa. Según el Registro Nacional del Cáncer (2017-2021), esta enfermedad ocupa el noveno lugar en incidencia entre los distintos tipos de cáncer y el sexto en mortalidad en mujeres. Suele presentarse principalmente a partir de los 50 años, con una mediana de edad al momento del diagnóstico de 63 años.

Existen factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar cáncer de ovario. Las mujeres con antecedentes familiares, especialmente si una pariente de primer grado ha tenido la enfermedad, o aquellas que son portadoras de mutaciones genéticas (BRCA1, BRCA2 o Síndrome de Lynch) tienen un riesgo significativamente más alto y, en muchos casos, el desarrollo del cáncer puede ocurrir a edades más tempranas. Hay otros factores de menor peso que también pueden influir, como la obesidad, endometriosis, menarquia temprana, menopausia tardía, el uso de terapia hormonal durante la menopausia, o no haber tenido hijos.

Actualmente, no existe un método de tamizaje eficaz para detectar el cáncer de ovario en la población general. Los estudios realizados no han demostrado una reducción significativa en la mortalidad y, en algunos casos, podrían generar más daño que beneficio. Por eso, la mejor herramienta sigue siendo el control médico periódico y una evaluación individualizada de los factores de riesgo. En mujeres con alto riesgo, como las portadoras de mutaciones BRCA o con antecedentes familiares relevantes, se recomienda una vigilancia intensificada o incluso considerar una cirugía profiláctica. La clave está en el seguimiento médico y en la toma de decisiones informadas.

Una de las mayores dificultades en el abordaje del cáncer de ovario es que, en la mayoría de los casos, se detecta en etapas avanzadas. Esto se debe a que los síntomas suelen aparecer de forma tardía y pueden confundirse con molestias comunes. Algunos de los signos de alerta más frecuentes son: distensión abdominal persistente, dolor pélvico o abdominal constante, sensación de saciedad precoz, cambios inexplicables en los hábitos intestinales, pérdida de peso sin causa aparente, fatiga sin motivo claro, dolor durante las relaciones sexuales y sangrados uterinos anormales fuera del ciclo menstrual.

Es importante recordar que la presencia aislada de uno o más de estos síntomas no implica necesariamente un diagnóstico de cáncer de ovario. Sin embargo, si estos signos aparecen de forma progresiva y persistente, es fundamental consultar al médico general o al ginecólogo.

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