Mortalidad infantil consolida descenso gracias a controles sanitarios y mejora de situación socioeconómica de familias

En la última década, Uruguay redujo los indicadores de mortalidad infantil. En 2016 fallecieron 376 niños, cuando 10 años atrás la cifra superaba los 500. El último indicador disponible habla de 8 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos. Los principales motivos de muerte se vinculan con afectaciones durante el período perinatal, prematurez y enfermedades congénitas y cromosomopatías, como ocurre en países desarrollados.
“Cuando uno baja la mortalidad infantil a un solo dígito, como sucede hoy, el desafío es mucho mayor”, aseguró la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, en entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional. Explicó que el indicador debe analizarse en un conglomerado de años, dado que si se toma un año en particular puede haber oscilaciones, como aconteció en 2016, cuando nacieron 1.800 niños menos. Uruguay ocupa el cuarto mejor lugar de América Latina respecto a este indicador, dato que la subsecretaria consideró como patrón de bienestar de una sociedad, pese a no ser el único.
Lustemberg informó que ocurrió un cambio en la mortalidad posneonatal relacionado con las determinantes sociales de donde viven esos niños. Dijo que los indicadores en estos casos evolucionaron de manera favorable porque mejoraron las condiciones socioeconómicas, el empleo en las familias, y porque el Gobierno invirtió en políticas sociales y de salud. “Hay una política activa por priorizar las condiciones de salud, los cuidados en este grupo etario. Además se avanzó en la coordinación con las áreas sociales, como el programa Uruguay Crece Contigo, que tuvo un claro impacto en este indicador por trabajar con familias en extrema vulnerabilidad”, señaló.
La jerarca destacó el Programa de Inmunizaciones mediante vacunas del país, que consideró como uno de los más completos de América Latina, con incidencia directa en las causas de las enfermedades. Asimismo, destacó la transparencia de los datos, dado que actualmente el 100 % de los certificados de defunción se realizan en forma electrónica, lo que permite disponer de información actualizada a diario y tomar acciones concretas en torno a causas evitables.
La subsecretaria aseguró que se le debe garantizar a cada niño que nazca las mayores posibilidades de cuidado, de protección social, de acceso a la educación inicial, y fortalecer a los padres en las pautas de crianza, además de asegurarles los máximos cuidados sanitarios. “El mayor desafío es que el lugar donde un niño nace no condicione las posibilidades de morir, enfermar o alcanzar sus máximas potencialidades, lo que requiere un acuerdo intergeneracional. El país entero debe entender por qué se debe invertir y apoyar a todas las familias, sobre todo a las de sectores con menores ingresos”, concluyó.
Avances sanitarios
En los últimos años, según recordó Lustemberg, los controles durante la gestación se volvieron accesibles a la población. En ese sentido, mencionó a la ecografía tradicional y la estructural son, desde 2015, prestaciones obligatorias y sin costo para la usuaria del sistema, sumados a los análisis paraclínicos incluidos en el protocolo de control de embarazo, que desde hace unos años son gratuitos. Desde 2014 se le ofrece a la mujer embarazada la posibilidad de realizarse una pesquisa o screeningprenatal, que se concreta el mismo día del examen de translucencia nucal, para detectar en forma precoz enfermedades genéticas.
Otro aspecto que señaló como importante es la detección temprana de cardiopatías congénitas, acción posible a través de una revisión detallada al momento de la ecografía estructural. Cerca del 50 % de las malformaciones congénitas tiene que ver con cardiopatías, de las cuales se detectan unas 490 cada año.
Los controles al bebé son obligatorios desde 2007 para detectar enfermedades congénitas. El laboratorio del Banco de Previsión Social (BPS) realiza más de 4.000 análisis por mes de todos los bebés que nacen en el país. En 2008 se sumó el screening auditivo, es decir un estudio para detectar la hipoacusia congénita. Son controles universales, gratuitos, obligatorios y de sencilla realización.