Vínculo con la familia

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El diagnóstico de TEA supone el inicio por parte de la familia de un proceso de asimilación de una realidad compleja, el inicio de un camino diferente al esperado. Tener un niño con esta condición produce una ruptura de las expectativas que se habían creado en torno al hecho de tener un hijo. Al shock emocional inicial de los padres siguen sentimientos de confusión y fracaso personal. Es una situación que puede resultar compleja de asimilar, donde se requiere de un abordaje donde la información brindada sea clara y adecuada para que en este proceso de asimilación se pueda comenzar con una mejor adaptación, aceptación y comprensión de su hijo/a y adecuar así su crianza.
Familia

Los efectos de tener un hijo con TEA en los padres y las familias son, como el trastorno en sí, multifacéticos y heterogéneos. Un porcentaje alto de individuos con TEA presentan sintomatología que limita al individuo a vivir independientemente, lo que conlleva que necesiten acompañamiento durante su vida. Estas familias se enfrentan a una condición cuya etiología aún no es clara, existen gran cantidad de abordajes disponibles, muchos de ellos con poca evidencia científica. A esto se suma frecuentemente un tiempo de espera para acceder a los tratamientos, prolongado, intervenciones costosas y con resultados poco favorables. Los mencionados son algunos de los aspectos que pueden generar que los cuidadores se sientan abrumados debido a la falta de conocimientos o recursos suficientes para apoyar a su hijo con TEA. Esto genera un impacto emocional en ellos, con mayores niveles de estrés, tasas más altas de depresión y ansiedad, fatiga, mayores problemas de salud física y dolor corporal, y peor calidad de vida.  
 
Es crucial generar un espacio de confianza con la familia o los cuidadores, teniendo presente que ellos son quienes más conocen al paciente, y que podrán aportar la información necesaria para llevar adelante una intervención efectiva. Para que el equipo técnico pueda conocer las posibles reacciones del paciente frente a los procedimientos, entender cómo se comunica y cuál es la mejor forma de explicarle, la participación de la familia es vital.  
 
La revisión científica basada en la evidencia sugiere que cuando los cuidadores están involucrados y reciben apoyos y entrenamiento, la eficacia de los tratamientos aumenta dándoles seguridad en su papel de crianza y mejorando sus habilidades para contribuir al desarrollo y evolución del niño. Por lo tanto, es fundamental hacer partícipe a la familia del proceso de intervención de salud bucal. Buscando estrategias en conjunto que ayuden a que la consulta sea satisfactoria. Dando pautas claras sobre los pasos a seguir en el hogar, tanto para prepararse para la consulta, como para el posterior mantenimiento. Destacando que el rol de la familia y su participación activa, son esenciales para la evolución del paciente. 

 

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