Elena es asistente personal

Cuidar en tiempos de coronavirus

Elena vive en el barrio San Miguel de Artigas. Toda su vida se dedicó a cuidar. Primero en centros de larga estadía y ahora como asistente personal de una niña de 9 años y de una señora de 83.
Elena, la asistente personal, ayuda a hacer las tareas escolares a Teresita, la niña a la que atiende.

“Lo lindo de ser asistente personal, lo que lo hace un trabajo distinto, es que tenés tiempo para dedicarle a cada persona que cuidás. Estás para asistirla y ayudarle con lo que precise durante 80 horas al mes”, explica Elena.

“Ahora, con todo esto de la pandemia, hemos tenido que adaptarnos. La niña no está yendo a la escuela pero la maestra nos manda los trabajos semanalmente y cada día vamos avanzando un poco para no perder el ritmo. Con mi otra asistida, de 83 años, tenemos que hacer las caminatas dentro de casa. Vamos de un cuarto al otro y damos varias vueltas, para que no pierda movilidad y use lo menos posible la silla de ruedas”, relata.

“Otra de las cosas que hacemos con la niña es jugar y cantar porque le encanta la música. Ella está loca por volver a salir para que vayamos a la escuela”, comenta Elena.

“Con la mujer mayor todas las mañanas de domingo prendemos la radio para escuchar un programa que va de 9 a 12 y siempre pasa música del recuerdo”, cuenta divertida. Si bien a María le cuesta recordar las cosas más actuales, se acuerda “clarito” de todas las letras de las canciones de Roberto Carlos.

Elena valora enormemente poder dedicarse a lo que le gusta de manera formal. “Tengo 59 años, toda la vida trabajé cuidando y desde 2017 lo hago como asistente personal. Por fin tengo todo lo que corresponde, todos mis derechos como trabajadora y un salario digno”, relata.

 

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