Problematiza los cuidados.

Experta impulsa nuevo concepto: cuidatoriado

María Ángeles Durán es una socióloga madrileña, doctora en Ciencias Políticas. Tiene 75 años y acumula tanto títulos universitarios como reconocimientos a su trayectoria. Es pionera en investigar la situación social de las mujeres y su entorno laboral. En esas investigaciones vuelve visibles la interdependencia entre la vida privada y la pública y el valor económico de las tareas de cuidados, -muchas veces ocultas bajo el rótulo de "trabajo no remunerado"-.

La investigadora visitó Montevideo a fines de 2016 para participar de la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer que organiza la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Las Conferencias reúnen autoridades de los Gobiernos regionales, organizaciones sociales, investigadores y organismos de Naciones Unidas. Se realizan cada 3 años y fue la primera vez que tuvo cita en nuestro país, en una semana cargada de actividades.

Durán disertó sobre su especialidad: los cuidados y las mujeres. La investigadora problematiza el concepto de trabajo y lo distingue de empleo, ya que el empleo es alquilado o vendido a cambio de dinero y es una de las formas del trabajo. Los cuidados de niños, personas mayores o personas en situación de discapacidad es un trabajo que históricamente realizan las mujeres y que no les es pago. Esta forma de organización a la interna de las familias se le denomina “modelo de producción familista”.

Durán insiste en la necesidad de una transformación cultural que transite desde un modelo familista hacia un modelo solidario y corresponsable. Es decir, que en lugar de que sean sólo las familias –en concreto, las mujeres- las que se encarguen de los cuidados, éstos se distribuyan más equitativamente entre varones y mujeres; pero también entre las familias, el Estado, el mercado y la comunidad.

“Este cambio es indispensable”, advierte la especialista. Las mujeres están cada vez más insertas en el mercado de trabajo y ya no disponen del mismo tiempo en sus hogares. “La economía necesita que las mujeres trabajen y realicen aportes que luego han de usarse -entre otras cosas- para pagar los servicios de cuidados de una población que tiene cada vez mayor expectativa de vida y requiere de mayores cuidados”.

“Si las mujeres no venden su trabajo, lo regalan a las familias. ¿Nuestro bienestar se sostendría sin los aportes invisibles que hacen las mujeres?”, se pregunta la investigadora. “Las amas de casa son el gran motor no sólo de la economía, sino de la supervivencia de los hogares”.

Durán desarrolló una nueva palabra porque cree que es importante producir vocabulario en la medida en que “lo que no tiene un nombre no es posible pensarlo”, afirma. “La mayor parte del vocabulario del Derecho y de las Ciencias Sociales se ha hecho pensando en lo que sucede en el exterior de las familias pero hace falta desarrollar nuevos conceptos para nombrar realidades que están sin nombrar y que tienen que ver con el trabajo de las mujeres a la interna de los hogares.”

De la misma manera que fueron desarrollados los conceptos de esclavitudcampesinado o proletariado –entre muchísimos otros- para expresar contextos históricos y modelos de producción, Durán desarrolló e impulsa la de cuidatoriado.

Creada para parecerse al proletariado, el cuidatoriado responde al contexto actual de pleno desarrollo del sector servicios. Sería una nueva clase social que se hace cargo de los cuidados de quienes no pueden comprarlo en el mercado, ni producirlo en sus hogares. Su objetivo es hacer visible este trabajo para que se le dé la importancia que merece.

En opinión de la experta, “el papel del Estado debe ser el de proteger a su población y para ello debe redistribuir los recursos para garantizar unas condiciones de vida digna”.

 

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