María Aidé asistente personal

La paciencia de cuidar

Maria Aidé vive en Cerro Largo, en concreto, en la ciudad fronteriza de Río Branco. Sus días pasan cuidando a dos mujeres mayores de su localidad. Toda la vida se dedicó a esto, su vocación, y desde hace tres años es asistente personal.
María Aidé junto a su asistida Indamira, una mujer de 97 años

“Paciencia y energía positiva, esas son las claves de mi trabajo”, afirma Aidé. “Cómo nos explicaron en el curso de atención a la dependencia, hay que cuidarse para poder cuidar”, explica esta mujer sobre la formación que recibió para desempeñarse como cuidadora en el marco del Sistema de Cuidados.

Con respecto a la pandemia, cuenta cómo al principio de la emergencia sanitaria dejó de ir a casa de una de sus asistidas por pedido expreso de ella. “Tenía miedo de que llevase el virus porque mis hijos habían venido de Montevideo”, relata.

“Tuvimos que diseñar una estrategia para no dejar de cuidarlas pero tomando todas las precauciones. Ellas estaban tristes y encerradas, no podían quedar así mucho tiempo”, explica. En este sentido, el lavado de manos, el uso de tapabocas y el lavado de la ropa diariamente se volvieron prácticas habituales. “También el saludo con el codito”, bromea María.

De mañana cuida a Armida que tiene 82 años. “Antes ella apenas comía, ahora lo que hacemos es almorzar juntas así ella está más animada y come un poco mejor” cuenta María. “Tampoco podemos salir a tomar mate a la plaza pero lo hacemos en casa. Eso sí, cada una el suyo” puntualiza la asistente personal.

Por las tardes es el turno de Indamira, una mujer de 97 años. “Con ella jugamos a la conga y paseamos por el patio de su casa. Cuando refresca, prendemos la estufa y conversamos”, explica María. 

“A Indamira le encanta contarme cosas de su juventud, del tiempo en el que trabaja en campaña y de cuando ayudó a los albañiles a construir su casa, la misma en la que vive ahora”, continua.

“Yo creo que hago bien mi trabajo. Por el boca a boca me sigue llamando mucha gente para ver si tengo disponibilidad. Como yo ya tengo 80 horas mensuales con cada una de ellas lo que hago es derivar a quienes llaman con alguna de mis compañeras del curso”, concluye.

 

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