Ministerio de Economía y Finanzas

La ministra Arbeleche comenzó su intervención expresando que: “Estamos preocupados por los shocks negativos simultáneos que impactan la economía global, afectando desproporcionadamente más a los sectores más vulnerables. Estamos lidiando con cuatro crisis superpuestas: la situación sanitaria por la pandemia, inflación e inseguridad alimentaria, la alta carga de endeudamiento de los gobiernos y la crisis del cambio climático”.

“En primer lugar, mientras muchos países están saliendo de la pandemia de covid-19, el acceso desigual a las vacunas para muchos países en desarrollo significa que las nuevas olas y mutaciones del virus tienen el potencial de descarrilar las incipientes recuperaciones”, explicó Arbeleche. 

Y prosiguió diciendo: “En segundo lugar, la invasión a Ucrania ha provocado la pérdida de vidas y el sufrimiento humano y también el desplazamiento de millones de refugiados. Asimismo, la fuerte escalada de los precios de alimentos y energía, agravados por la disrupción en la cadena de suministros por la pandemia, ha empeorado las perspectivas económicas globales y retrocedido los avances en aliviar la pobreza”.

“En tercer lugar, tenemos costos más altos para la producción de fertilizantes, restricciones para la cosecha de cultivos y otros eventos relacionados con el cambio climático, como las sequías. Todo esto está afectando la seguridad alimentaria mundial”, enfatizó.

“Ante esta situación, muchos gobiernos alrededor del mundo tienen una capacidad limitada para reaccionar frente a esta serie de shocks económicos y sociales”, aclaró la ministra. “Muchos países han proporcionado un estímulo fiscal masivo para salvar, en primer lugar, vidas, pero también empleos durante los últimos dos años y medio. La mayoría de los países en desarrollo se centró en brindar un alivio considerable a los hogares pobres y más vulnerables y las empresas más frágiles. Como consecuencia de ello, en estos momentos están lidiando con el aumento de su servicio de la deuda en un contexto de endurecimiento de las condiciones financieras internacionales”.

“En el caso de Uruguay hemos adoptado un enfoque holístico para enfrentar el aumento en los precios de los alimentos y la energía, a la vez que nos recuperamos del embate de la pandemia. Y para ello hemos utilizado diferentes instrumentos macro y microeconómicos”, dijo Arbeleche. 

“Para mitigar las presiones inflacionarias sobre la capacidad adquisitiva de los salarios, hemos implementado transferencias de efectivo y reducción de impuestos, que son específicos y focalizados. También buscamos reducir los aranceles de importación de productos claves en la canasta básica y hemos ido moderando el traspaso de los precios internacionales del petróleo a los precios domésticos de los combustibles. En la medida que el país ha entrado en una fase de recuperación, también apuntalaremos los salarios del sector público, a través de la vinculación del ritmo de crecimiento del salario nominal de los funcionarios públicos con el futuro crecimiento económico─ alineando así las necesidades presupuestarias con el potencial de ingresos fiscales”, informó.

“Como tercer pilar de este enfoque holístico, durante los últimos dos años, y a pesar del brote de covid-19, el gobierno ha seguido adelante con una agenda muy ambiciosa de reformas fiscales y estructurales, manejando la crisis siempre con una visión de largo plazo. En ese sentido, avanzamos en la aprobación de legislación y medidas para establecer un nuevo marco para la disciplina fiscal, el desarrollo de un plan para reformar el sistema de pensiones, la introducción de una nueva gobernanza para aumentar la eficiencia de las empresas estatales─ que en el caso de Uruguay son parte importante de nuestra economía. Y además teniendo una visión expansiva sobre el comercio internacional, buscando la Integración comercial más allá del bloque del Mercosur”, prosiguió Arbeleche.

“Creo que, como formuladores de políticas, no podemos perder de vista las prioridades a mediano plazo mientras lidiamos con los impactos a corto plazo. Necesitamos mantener encendidas las luces largas, que es algo que hemos hecho, y esa es una de las razones por las que Uruguay tiene hoy el menor riesgo de crédito soberano de toda Latinoamérica”, destacó.

“Acerca de la agenda ambiental de Uruguay, de hecho, el país ha estado a la vanguardia de la transición hacia la energía limpia y la conservación de los recursos naturales durante los últimos 30 años. Las políticas nacionales permitieron a Uruguay reducir la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero, desacoplando el crecimiento económico de las emisiones de carbono, convirtiéndonos en uno de los países líderes en el mundo en la producción de electricidad sostenible”, subrayó. “Actualmente estamos lanzando la segunda transición energética del país basada en la generación de hidrógeno verde y la electromovilidad para la mitigación del cambio climático. Como decía al principio, es un bien público mundial clave”, explicó. 

Luego el moderador Rajesh Mirchandani, integrante de la Fundación de la ONU y ex periodista de la BBC, consultó acerca de la posición de la ministra en su rol de presidenta del Comité de Desarrollo del FMI y del Banco Mundial. “¿Es necesario mayor solidaridad de la comunidad global para comprender que las necesidades de los países en desarrollo van a ser en realidad un problema global, no solo un problema para los países en vías de desarrollo?”

“Dada la magnitud de los desafíos por delante y el grado de incertidumbre imperante, el fortalecimiento de la cooperación internacional es más necesario que nunca para generar bienes públicos globales. Y esto es algo muy importante de lo que nosotros somos responsables, tanto como hacedores de políticas, así como representantes ante las diferentes instituciones multilaterales y regionales”, destacó la Ministra.

Arbeleche agregó que “está claro que lo que sí necesitamos es cooperación entre las diferentes instituciones, entre las instituciones de Bretton Woods y las Naciones Unidas. Por lo tanto, como hacedores de política, tenemos que escuchar las recomendaciones de los organismos multilaterales. Sin embargo, al final del día, los países tenemos que tener nuestras propias agendas y ser responsables de lo que hacemos y de lo que implementamos”, aseguró la ministra.