Ministerio de Economía y Finanzas

Dos días después de que el presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou se entrevistara con el presidente de Estados Unidos Joe Biden en la Casa Blanca y ambos presidentes acordaran redoblar esfuerzos conjuntos para combatir el cambio climático, entre otros ítems, la ministra Arbeleche explicó en la reunión internacional  de qué manera “estamos conectando la acción climática con las prioridades centrales de nuestro Ministerio en Uruguay. Específicamente sobre la forma innovadora en que hemos alineado nuestra estrategia de financiamiento soberano y los compromisos ambientales uruguayos y el Acuerdo de París”.

Acompañada del director de la Unidad de Gestión de Deuda Herman Kamil y del asesor en economía ambiental Juan Labat, la secretaria de Estado comenzó su intervención aludiendo a la emisión del bono vinculado a indicadores climáticos: “Como algunos de ustedes sabrán, en octubre del año pasado Uruguay emitió un bono sostenible que marca nuestra entrada en el mundo de las finanzas soberanas sostenibles”, prosiguió. 

“Este bono vincula directamente la estrategia de financiación y el coste de capital de Uruguay a la consecución de los objetivos climáticos y basados en la defensa de la naturaleza comprometidos en nuestra primera Contribución Determinada a nivel Nacional (CDN) y cuyos dos indicadores clave de rendimiento son: la reducción de la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero en la economía y, en segundo lugar, la preservación de la superficie de bosque nativo en el país, objetivos que aportan al cuidado de bienes públicos globales, mitigando el calentamiento global y conservando el stock de carbono. Nuestros objetivos y plazos son exigentes y muy ambiciosos”, destacó la ministra. 

Arbeleche subrayó a continuación cuatro hechos sobre esta experiencia que también enfatizan el camino desempeñado por el Ministerio de Economía y Finanzas. “Primero, la importancia de rendir cuentas. El bono señala y afirma los compromisos del país y el plan de acción para cumplir con una agenda ambiciosa de cambio climático y sostenibilidad. Muestra la decisión política del país y de este ministerio de convertir los objetivos en compromisos financieramente vinculantes. El hecho de que tenga una consecuencia económica incentiva a los países a convertir los objetivos en una prioridad estratégica”, aseguró la ministra. 

En segundo lugar, “la transparencia y una mayor frecuencia de informes. El bono brinda a los inversores y a la comunidad internacional una mayor transparencia sobre el progreso de Uruguay hacia sus objetivos ambientales y la conservación del capital natural en particular”.  Arbeleche apuntó que “trabajamos en acelerar el reporte del inventario de emisiones de gases de efecto invernadero del país a una frecuencia anual, elevando las prácticas de reporte de Uruguay para estar en línea con los países desarrollados. Llevar los datos climáticos a la par con las estadísticas macroeconómicas es clave para el reporte y la transparencia”, dijo. 

Como tercera innovación, Arbeleche destacó que “este bono soberano presenta una  estructura de tasas simétrica. Recompensará a Uruguay con una tasa de interés más baja si supera sus objetivos ambientales y compensará a los inversionistas con una tasa de interés más alta si Uruguay no cumple sus compromisos ambientales, alineando el incentivo financiero a los instrumentos de deuda soberana y proporcionando incentivos positivos para que los países contribuyan con los bienes públicos globales”. 

Por otra parte, “la importancia del trabajo interministerial para definir la estructura de este bono fue fundamental ya que, debido a que las emisiones de gases de efecto invernadero abarcan a todos los sectores de la economía uruguaya”. 

Y detalló que “el Ministerio de Economía y Finanzas mantuvo  estrecha colaboración con otros cuatro ministerios: el Ministerio de Ambiente, el de Industria, Energía y Minería, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta coordinación fue esencial para crear una gobernanza requerida por el bono y ayudó a promover la preocupación por la sostenibilidad dentro del país”, explicó. 

La ministra Arbeleche afirmó que “el bono está teniendo un efecto galvanizador dentro del sector público y sirvió como un impulso importante para una colaboración mucho mayor en la acción climática. Mi sensación es que facilitará la continuidad de las políticas y los compromisos más allá de la Administración actual”.

La secretaria de Estado resaltó además que “estamos convencidos de que el Ministerio de Economía y Finanzas puede aprovechar los mercados financieros para fomentar el desempeño climático y la protección del capital natural mediante la creación de los incentivos financieros adecuados, cumplir sus promesas y abordar los desafíos globales del cambio climático y la conservación del capital natural”. 

Consultada sobre los retos a los que se había enfrentado, Arbeleche sostuvo que “nuestro principal desafío ha sido la construcción de capacidades en nuestro Ministerio. Somos economistas y como decía la secretaria Yellen al principio, tenemos que trabajar junto a otras áreas de conocimiento para hacer frente a la problemática”. En particular, mencionó que se estableció en el ministerio una nueva unidad ambiental que debe trabajar de forma coordinada con las otras áreas del ministerio. A su vez, Arbeleche mencionó que las diferentes áreas del ministerio “tienen el mandato de analizar cómo pueden incorporar consideraciones ambientales en su accionar. Es una forma de pensar completamente diferente para cada unidad en el Ministerio”.

Acerca de acciones concretas y sobre la transición hacia una economía de menos emisiones de carbono, la ministra mencionó que “hay que tener en cuenta que debe ser una transición gradual y justa en la que hay que tener en cuenta el impacto en términos de crecimiento y en términos de empleo. Esto es algo que debemos atender quienes lideramos la política económica. En ese sentido, en Uruguay estamos avanzando hacia una economía de menores emisiones, y hemos implementado un impuesto asociado a las emisiones de dióxido de carbono proveniente de las gasolinas. Eso es equivalente hoy a una cifra que ronda los 150 dólares por tonelada de CO2”, concluyó.

En la ocasión de este encuentro internacional se presentó una guía que ofrece pasos concretos para que los Ministerios de Finanzas fortalezcan su papel en el impulso de la transición hacia una economía resiliente al clima y de menor emisiones de carbono, titulada “Fortalecimiento del papel de los ministerios de finanzas en el impulso de la acción climática".