COVID - 19

Los artesanos de la pandemia

En esta etapa de la pandemia de la Covid-19 en la que los casos positivos por día han tenido un aumento sostenido, ha cobrado más notoriedad uno de los factores que juega un rol fundamental para haber tenido una evolución favorable de la enfermedad en estos ocho meses desde que la Covid -19 se detectó en nuestro país y, ahora, más exigido en esta coyuntura para que la situación sanitaria del país siga bajo control: el rastreo de los casos.
Imagen de oficina

En Uruguay, haciendo pie en lo que había pasado en otros países y con el conocimiento que se contaba hasta el momento, se empezó por tener varias líneas de acción simultáneas para hacer frente al nuevo desafío de evitar la propagación del virus SARS – CoV-2: el pedido expreso a la población de que se quedara en sus casas de forma de evitar los contagios inevitables en el interaccionar normal entre personas, un relevamiento sobre la situación en los prestadores de salud para saber con cuántas camas de CTI se contaba para poder hacer frente a un posible aumento del requerimiento de este tipo de asistencia y una especial atención en lo que al rastreo de contactos de los casos positivos se refiere.

Los  rastreadores son un grupo de personas que trabajan dentro del área de epidemiología del Ministerio de Salud Pública, en la Dirección General de Salud. La primera medida que se toma siempre frente a  una enfermedad infectocontagiosa como la hepatitis, por ejemplo, es aislar al paciente. La persona diagnosticada debe, para que los de su alrededor no se contagien también, apartarse lo más posible en su interactuar con el prójimo diario. Así es que, de poder, lo mejor es tener un cuarto aparte (sobre todo en los casos de Covid -19), no compartir el baño o higienizarlo más asiduamente, tener sus propios utensilios de cocina, elementos de aseo, no compartir vasos, mate, botellas. Pero el virus de esta pandemia se caracteriza por su alta contagiosidad, es por esto que ya no alcanza con tener estas medidas únicamente. Debido a que se esparce a través de los aerosoles que se expelen al hablar, respirar, reír, gritar, cantar y a que estos aerosoles permanecen en el ambiente por mucho tiempo, la evidencia científica indica que con el sólo hecho de compartir mucho rato en un mismo ambiente con una persona que tenga Covid-19, hace vulnerable a todo el resto de ser contagiado. Aquí entran en juego los rastreadores y su tarea: cada una de las personas que tuvieron contacto con el individuo diagnosticado debe ser contactada para saber su estado de salud y cerciorarse de que no haya contagiado a otras personas.

Frente a una persona diagnosticada de Covid-19 lo primero que debe hacer el personal de salud que la atienda es preguntarle, para que luego se puedan contactar por teléfono, cuáles son las personas con las que se relacionó en los siete días previos a los primeros síntomas de Covid-19 o en los siete días previos a que el hisopado realizado con la técnica PCR le diera positivo para el virus del SARS –CoV-2.

Esta lista de personas y contactos cedidos son la primera hoja de ruta con la que empiezan a trabajar los rastreadores. Esas primeras personas determinan el primer círculo de contactos. El trabajo entonces pasa por llamar a cada uno, explicarle cuál es la situación, qué deben hacer y que cada uno entienda, sin atemorizarse, lo importante de seguir las instrucciones.

En esta primera etapa ya son muchas las habilidades del rastreador que se ponen a prueba. Lo primero es explicarle con calma, pero claramente, la situación. Este primer contacto con el Ministerio de Salud Pública no se recibe de la misma manera por todos los individuos; naturalmente, para algunos es razón de nervios y estrés. Es que saberse sospechoso de Covid-19 dispara alarmas internas más allá de las gubernamentales. Aparecen preguntas naturales:  quiénes fueron las personas con las que se estuvo, si son personas sanas o no, de población de riesgo, tienen personas mayores a cargo, niños, se utilizaron como se debía las medidas de protección… El rastreador es quién organiza las preguntas y jerarquiza las respuestas con las instrucciones y explicaciones del caso.

Las personas que el rastreador considere contacto estrecho, es decir, aquel que haya permanecido más de 15 minutos a una distancia inferior al metro y medio de la persona con Covid-19, sin los elementos de cuidado como las masacrilla que tape nariz, boca y mentón, realizando alguna actividad como charlar, sin lugar a dudas es una persona que deberá hisoparse para saber si se contagió del virus. Luego, hay diferentes escalas en lo que puede ser considerado contacto estrecho: que haya permanecido ese tiempo con esa cercanía pero utilizando tapabocas, que lo haya hecho pero sin hablar, infinidad de variantes que es el rastreador el encargado de evaluar para que se le indique el hisopado o no.

Si bien podría parecer obvio que la intervención del rastreador es beneficiosa para todos, lo cierto es que muchas veces se encuentran con resistencia para obtener toda la información, en ocasiones por miedo a represalias o sanciones por no haber cumplido con las medidas de precaución, lo que no sucede en los casos individuales, otras por nervios, por no recordar todos los contactos de los últimos días o simplemente por el shock de la noticia. Aquí es cuando el rastreador tiene que hacer un poco de sicólogo, de investigador, de apoyo, de ayuda memoria, de amigo, de agente tranquilizador y a la vez, debe contar con la objetividad suficiente para ser claro con los conceptos, preciso con las medidas que se deben tomar, imperativo con los pasos a seguir y empático con las emociones de quién está del otro lado del teléfono.

Luego de determinar esos contactos estrechos y establecer quiénes son los que deben hisoparse, se debe pasar a determinar quiénes son contactos pero no estrechos, es decir, quiénes deberán permanecer en cuarentena preventiva.

La cuarentena preventiva se aplica a aquellos que deben de esperar el resultado del hisopado de un conocido. Son lo que conforman un segundo grupo de contactos con menos probabilidades de haberse contagiado: aquellos vinculados a un contacto estrecho de otra persona que tiene la Covid-19. Como aún no sabe si la persona con la que se relacionó se contagió, debe de permanecer en su casa aislado de forma preventiva por la eventualidad de sí haberse contagiado, hasta tener el resultado de su conocido sospechoso. Si ese contacto sospechoso da negativo, se podrá levantar la cuarentena preventiva porque no hay riesgo de que contagie, mientras que si su conocido da positivo, pasa a formar parte este individuo, en un inicio apartado por prevención, del círculo de contactos estrechos de un contagiado y deberá procederse a hacer un hisopado que revele si también es positivo al virus del SARS- CoV-2 o no lo es.

Cada uno de estos procesos es seguido de cerca por el rastreador que así va trazando los hilos epidemiológicos de la enfermedad con el objetivo último de cortar las cadenas de trasmisión. Por las características de la tarea los rastreadores son, mayormente y en preferencia, profesionales de la salud que reciben capacitación por parte del equipo de epidemiología del MSP.

Si bien siempre hubo rastreadores en el MSP por enfermedades infectocontagiosas que necesitan este tipo de seguimiento, como el sarampión, la pandemia puso en el centro del control de la situación sanitaria del país a esta tarea. Es que a medida que fue avanzando el conocimiento sobre la Covid-19 en el mundo y se fueron ajustando las medidas y herramientas con las que se cuenta para contener la enfermedad, la evidencia indica que la clave radica en no perder las cadenas de contagios y la fortaleza con la que contamos para que la enfermedad no desborde los sistemas asistenciales, es el trazado de los hilos epidemiológicos. Los que permiten por un lado, cortar las cadenas de trasmisión, y por otro, que la circulación comunitaria del virus no sea la razón del mayor porcentaje de  trasmisión. Mientras se sepa cómo nos contagiamos, seguimos la enfermedad, las medidas de precaución son más efectivas en una visión macro de la situación sanitaria del país y hay cierto control en cuánto a la exigencia que hay sobre el sistema de salud. Esta es la forma de mantenernos en una posición de relativo control en el que todos los que lo necesiten puedan recibir la atención necesaria y acorde.

Los rastreadores se encuentran en todo el país. Cada uno de los departamentos tiene en su dirección departamental de salud personas dispuestas con el fin de llevar adelante esta tarea. Actualmente se cuenta con 114 rastreadores desplegados en todo el territorio nacional, los que tienen movilidad, porque cuando se da un brote en un departamento, los rastreadores de los departamentos continuos se trasladan para brindar apoyo.

Aunque el seguimiento de los hilos epidemiológicos es una fortaleza en nuestro país, el aumento de casos implica una exigencia extra a esta tarea, y aunque desde el gobierno nacional y esta cartera se dispondrá del máximo esfuerzo y recursos para que se siga pudiendo responder a la situación epidemiológica del país, hay que entender que los recursos son finitos y este seguimiento en algún punto puede llegar a ser imposible de hacerse. Cuando son muchos los círculos de contactos que interactúan y se incrementa el número personas con las que se relaciona un individuo, se tiende a perder el seguimiento de los contactos. Al principio de la pandemia cada persona no superaba 12 contactos en promedio. Hoy día, con la apertura de los distintos sectores del país, el promedio de contactos ronda en los 23.

Si bien el aumento de casos era previsible, el pedido claro que se hace desde el gobierno y las autoridades de salud es que esta exposición no crezca de forma desmedida. Lo que se traduce en que, sin sacrificar la dinámica normal de la vida cotidiana y en el entendido de que la vida social es parte importante de la vida de una persona, no se pongan en interacción varios grupos sociales entre sí, de forma de que los vínculos sean siempre conocidos, para que, en el caso de que llegase a haber algún caso de Covid-19, los contactos sean fácilmente rastreables.

CORONAVIRUSUY

Desde principios de la pandemia en Uruguay se desarrolló la app CoronavirusUy. Esta app, que se recomienda bajar en los celulares, es otra forma de canalizar las dudas respecto a la Covid-19 y también  ayuda al rastreo. Si se tiene las notificaciones de exposición prendidas (mediante el bluetooth que casi no consume batería del celular) la app puede emitir una alarma cuando una persona mantuvo contacto estrecho con otro individuo que haya sido diagnosticado con Covid-19. Así es que, frente a una alarma de exposición, que se brinda con todas las garantías de cuidado de datos personales que se debe tener por ley, la persona debe de ingresar sus datos en la app para que el prestador de salud se ponga en contacto y así empezar los mecanismos adecuados preventivos para poder cortar una posible cadena de trasmisión nueva del virus.

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