Salud mental

La importancia de la capacitación en el abordaje de la salud mental en el primer nivel de atención

La estrategia de prevención del suicidio desarrollada en el marco del plan nacional de prevención 2020 – 2027 se centra en un enfoque multisectorial e interdisciplinario que implica a todos los sectores de la comunidad.
Cohen

Una de las principales acciones planteadas es la capacitación del primer nivel de atención de salud. Un referente en este tema convocado por el programa de salud mental del Ministerio de Salud Pública (MSP), es el Dr. Hugo Cohen, psiquiatra, consultor internacional, asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Sudamérica durante 15 años, capacitador de recursos humanos del primer nivel y propulsor de la ley de salud mental en Argentina.

La exposición que desarrolló el Dr. Cohen durante la actividad del pasado 15 de julio en la sede del MSP con motivo del Día Nacional de la Prevención del Suicidio se centró en la fundamentación de las acciones impulsadas en el marco de la Ley N° 19.959 de salud mental, cuya estrategia tiene como eje la sustitución gradual y progresiva de los hospitales psiquiátricos por un sistema de salud mental basado en la comunidad.

En consonancia con la Declaración de Caracas de 1990, el experto comenzó haciendo hincapié en la necesidad de reemplazar la atención centrada en el hospital psiquiátrico por una prestación de servicios descentralizada, participativa, integral, continua, preventiva, basada en la comunidad y en el ejercicio de los derechos humanos.

Luego se refirió a la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Uruguay en 2008, y planteó una analogía: así como en Uruguay se ha avanzado en el desarrollo de políticas y acciones dirigidas a que las personas con discapacidad puedan llevar una vida cotidiana digna e integrada a la sociedad, en materia de salud mental, uno de los principales desafíos que tiene el país es encontrar “cuáles son los equivalentes para que una persona con un diagnóstico de trastorno mental severo o una discapacidad psicosocial pueda permanecer en una vida digna en su cotidianeidad”.

Cohen presentó datos de América Latina y el Caribe proporcionados por la OMS sobre la carga epidemiológica, es decir, la carga que los trastornos mentales significan para el estado, las comunidades y las familias. Ese estudio indica que un tercio de los problemas de salud pública tienen que ver con trastornos de salud mental - trastornos mentales severos -, entre ellos, los trastornos depresivos, los trastornos por abuso del alcohol y las lesiones, entre las que se encuentran el suicidio, el homicidio, la violencia intrafamiliar y los accidentes, antes que las enfermedades no transmisibles, los tumores, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Sin embargo, expresó, ni en los países desarrollados ni en los países en desarrollo, las personas que padecen estas patologías reciben atención médica porque los sistemas de salud no están preparados para dar las respuestas adecuadas. Según el experto, de acuerdo a esta nueva mirada del abordaje del tema, los recursos y las prácticas deben ser reconvertidos y reorientados.

Según los cálculos de estimación a nivel global, para el año 2030, en los países de mediano desarrollo, el primer problema de salud pública será el HIV y el segundo la depresión; esto hace imperativa la necesidad de que los estados se centren en desarrollar políticas de salud para su abordaje.

Cohen se refirió también al impacto a largo plazo del covid-19, que como cualquier desastre o crisis humanitaria, implica un aumento significativo de la demanda de atención de salud mental y citó con preocupación un reciente informe de la OMS que plantea que la prevalencia de depresión y trastornos de ansiedad se incrementó en un 25 % a nivel global.

“El que está en la primera línea es el que tiene que ser atendido, apoyado y educado en primer lugar; el que tiene mayor contacto con las personas, que conoce el contexto y tiene un vínculo más cercano es el que tiene que tener más herramientas y más instrumentos” explicó el experto en la fundamentación de las capacitaciones que se están realizando en el primer nivel de atención.

Continuó la exposición planteando que al menos un tercio de los síntomas somáticos quedan sin explicación: “La somatización está presente casi en el 15 % de las personas vistas en consulta de primer nivel. Hay una fuerte asociación de depresión y ansiedad con las enfermedades coronarias, la depresión como factor de riesgo para ataques cerebro vasculares (ACV), la comorbilidad entre los trastornos mentales y la diabetes” y agregó, “The Lancet publicó un estudio que dice que los desórdenes mentales aumentan el riesgo de las enfermedades transmisibles y no transmisibles, y que por tanto, mejora el pronóstico si se aborda de manera integrada, es la atención primaria”.

La capacitación en el primer nivel de salud propone un enfoque integral de los problemas de salud y permite, además, fortalecer la relación médico – paciente.

A modo de ejemplo repasó el sistema de salud inglés, en el que el eje que estructura el sistema es el “médico generalista”, en quien se centraliza todo, incluso los problemas de salud mental. De ser necesario se deriva al segundo nivel, pero esa centralización permite producir puentes, sinergias, para optimizar el funcionamiento del sistema.

Al referirse a la experiencia local, destacó el rol que lleva adelante la red de atención primaria del Hospital de Paysandú como modelo a seguir para facilitar el proceso de transformación de nuestro sistema de salud mental. Las cualidades no tienen que ver con el marco académico, sino con las cualidades que se necesitan como, por ejemplo, la capacidad de liderazgo.

Cerró su exposición haciendo énfasis en la importancia del trabajo para eliminar el peso del estigma, y para avanzar hacia un abordaje centrado en la continuidad de los cuidados, es decir, en acompañar a la persona en su cotidianeidad: “se trata del tercer nivel, el de máxima complejidad para la atención de la salud mental”.

 

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