Guía de recomendaciones para la prevención y el tratamiento de la deficiencia de hierro en mujeres y niños
Guías
Introducción
En el mundo la deficiencia de hierro, incluida la anemia ferropénica, es la más frecuente y grave mundialmente. Ocurre tanto en países en vías de desarrollo como industrializados. La mayor prevalencia de anemia se encuentra entre los niños menores de 5 años y en las mujeres en edad fértil. La afectación hematológica, la repercusión más característica de este déficit nutricional, se produce en forma tardía y se caracteriza por anemia microcítica, hipocrómica con un ancho de distribución eritrocitaria (ADE) aumentado (1).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la deficiencia de hierro, un mineral necesario para transportar oxígeno en la hemoglobina, es la causa más común de anemia. La deficiencia de hierro puede ser consecuencia de una ingesta o absorción inadecuada de hierro en la dieta, mayor necesidad en períodos de crecimiento, mayores pérdidas por la menstruación en mujeres o por infección por helmintos intestinales como esquistosomiasis o infestación por anquilostoma en áreas endémicas de estos parásitos.
Se calcula que los costos económicos de la anemia por deficiencia de hierro a partir de las pérdidas de productividad física anual rondan los USD $2,32 per cápita o el 0.57% del producto interno bruto en los países de ingresos bajos y medianos. La OMS siempre ha recomendado la suplementación con hierro como una de las intervenciones que pueden disminuir las tasas de anemia.
Diversos estudios muestran las importantes consecuencias que tiene el déficit de hierro en diferentes etapas de la vida.
La niñez y adolescencia constituyen un periodo de vulnerabilidad debido a las mayores demandas nutricionales para el crecimiento y desarrollo.
Los niños con anemia tienen menores puntajes en escalas de evaluación del desarrollo cognitivo y motor comparados con niños no anémicos; asimismo, la anemia altera los mecanismos inmunitarios y se asocia con mayores tasas de morbimortalidad. La anemia por deficiencia de hierro se ha correlacionado con un desarrollo cognitivo y motriz subóptimo en niños y mujeres (2-3), aunque algunos de los efectos informados pueden deberse a factores de confusión (4). En la mujer embarazada, la anemia moderada o grave se asocia con mayor riesgo de parto prematuro, enfermedades infecciosas y mortalidad materna (5).
En la adolescencia se presentan diversos factores determinantes del déficit de hierro 6 tales como el aumento de los requerimientos nutricionales, la posibilidad de dietas restrictivas, los trastornos alimentarios y el ejercicio físico, entre otros (6).
Se ha demostrado que la suplementación con hierro mejora los resultados en cuanto al desarrollo cognitivo y/o motor (2;7-8), pero los efectos de la suplementación han sido inconsistentes en algunos reportes (9-13)y algunos trastornos pueden ser irreversibles (3).
Se adjunta documento.