Corresponsabilidad de género
Desde el año 2015 los hombres tienen derecho a utilizar el subsidio por cuidados de recién nacido, lo que los beneficia reduciendo su horario laboral a la mitad para poder cuidar a su hijo o hija durante sus seis primeros meses de vida.
Este es un beneficio que puede ser utilizado indistintamente por el hombre como por la mujer, aunque no en forma simultánea. De todos modos, según los números proporcionados por el Banco de Previsión Social, son menos del 2% de los padres los que utilizan el mencionado subsidio.
Las licencias por maternidad y paternidad son similares en su magnitud y ambas observan una tendencia a descender. Este comportamiento estaría acompasando la baja en el número de nacimientos que se viene registrando en Uruguay según el INE.
Por otra parte, las altas para cuidados otorgadas a padres y madres muestran valores bajos, lo que no se acompasa con los beneficios existentes. En cuánto a género, se destaca la significativa diferencia entre hombres y mujeres, ya que quienes utilizan este beneficio son casi exclusivamente las madres, mientras que los padres no alcanzan al 2%.
Estos resultados incitan a pensar que la consagración formal del medio horario no ha sido suficiente para su efectivización.
En este sentido, informes realizados en Uruguay sobre el uso de licencias parentales revelan que las razones planteadas por las mujeres para no hacer uso del medio horario se relacionan con barreras en el mercado laboral (pérdida de ingresos, dificultades de articulación trabajo y cuidados), mientras que la no utilización por parte de los varones, se vinculan a representaciones sociales del cuidado y el rol femenino en los primeros meses de vida (amamantamiento, mujer como mejor cuidadora).
Beneficios de la corresponsabilidad de género
El subsidio por cuidados del recién nacido es un derecho que tienen todos los padres y madres. De todos modos, aún son pocos los hombres que hacen uso del mismo.
¿Qué pasa cuando esto sucede?
No sólo se benefician sus hijos o hijas, que comparten momentos con su padre y su madre de una forma más equilibrada. El hombre se involucra durante más tiempo en los cuidados, asumiendo sus responsabilidades, pero también disfrutando de las recompensas y fortaleciendo el vínculo.
Además, las otras personas cuidadoras del niño o la niña también son beneficiadas con esta redistribución de los cuidados.
Por otra parte, los empleadores de esos padres también resultan beneficiados, ya que aumenta el nivel de compromiso, comodidad y satisfacción de esos trabajadores que están utilizando el subsidio, lo que repercute en una mejora del desempeño, la productividad y en la calidad del ambiente laboral.
Por último, podemos decir que se beneficia toda la sociedad. Por una parte los cuidados son valorizados y por otra, se generan más oportunidades laborales para las mujeres, contribuyendo a la igualdad de género.