Promover el consumo crítico de la información digital

“Los medios de comunicación se han convertido en un peón en un gran juego de ajedrez de una guerra de información”. Danah Boyd en The Information War Has Begun. 

De acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “la desinformación consiste en la difusión masiva de información falsa con la intención de engañar al público y a sabiendas de su falsedad”. Si bien no es un fenómeno nuevo, ha adquirido características novedosas y vertiginosas en internet, transformándose en una problemática central de la actualidad.

A menudo el término “desinformación” se confunde con el de “noticias falsas”. La desinformación es un concepto complejo y abarcativo que va más allá de las noticias; es un ecosistema de información: contenido que se crea y difunde en redes, que circula en foros y comentarios, con motivaciones diversas y que se divulga en distintos formatos. 

Se puede acceder a contenidos e información falsa o engañosa de diferentes maneras: puede ser un texto compartido que dice algo que no es cierto, un video viejo presentado como nuevo, una imagen o un video manipulado, un audio al que se le atribuye un autor falso, una frase sacada de contexto. Circulan especialmente en redes sociales, medios de comunicación y servicios de mensajería.

La creciente expansión e impacto de este fenómeno, ha incrementado el interés por entender cómo funciona y su influencia en la política, la democracia y la vida pública en todo el mundo. Sus consecuencias pueden ser vastas; si se lo asocia a contenido discriminatorio, puede contribuir a la propagación del discurso de odio al difamar a diversos grupos mediante falsedades, reforzando estereotipos y prejuicios. 

La desinformación pone en cuestión una de las variables imprescindibles de las democracias: el derecho a recibir una información veraz. La propagación deliberada de información falsa empobrece al debate público y dificulta la participación democrática. Como respuesta a la corriente de desinformación el periodismo de verificación de hechos (o fact checking) es una de las posibilidades para mejorar la calidad del debate público junto a nuestra lectura activa y crítica. 

Recursos relacionados con esta habilidad:

“La desinformación más efectiva es aquella que agarra de la realidad algún componente verdadero y lo tergiversa"

¿Verdadero o falso? La desinformación es un fenómeno más complejo que esta distinción: el consumo de redes, la tendencia a confirmar aquello en lo que se cree, las emociones que se ponen en juego, son algunos de los puntos que explican la propagación de la desinformación en los medios digitales.

En este Webinar, Laura Zommer -directora ejecutiva y periodística de Chequeado- y Marcela Czarny - directora de Chicos.net- acercan al tema: ¿Qué habilidades específicas se necesitan para “googlear bien”? Las emociones, ¿ayudan a decidir si una noticia es verdadera o falsa? ¿Cómo abordar estas problemáticas desde el aula?

"Contenidos, motivaciones y divulgación de la desinformación en medios digitales"

Según la organización First Draft News, se puede comprender mejor cómo opera la desinformación en el actual ecosistema de información, si se lo descompone en tres elementos:

  • Los diferentes tipos de contenido que se crean y se difunden, entre los que distinguen siete categorías ordenadas según su grado de intención de engaño deliberado: sátira o parodia; conexión falsa; contenido engañoso; contexto falso; contenido impostor; manipulado; inventado.
  • Las motivaciones de quienes crean este contenido, entre las que se destacan la pasión, el poder o influencia política, la propaganda y el pago (las llamadas “4P”)
  • Las formas en que se divulga este contenido, que abarca desde la difusión que hacen  las personas en redes sociales sin darse cuenta, hasta  sofisticadas campañas de desinformación mediante bots y trolls.  

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 Imagen del artículo "Noticias falsas. Es complicado", de First Draft  

"Desinformación y libertad de expresión: el rol de las plataformas"

Redes sociales y medios digitales -por su rol de intermediarios en el flujo de la información en internet-, operan como "nodos de control" en el tráfico y circulación de la información. Sus decisiones afectan de manera significativa al debate público. “Al moderar los contenidos que circulan en sus plataformas, empresas como Google, Facebook y Twitter, adoptan decisiones de suprimir o reducir la circulación de contenidos de acuerdo a sus propios términos de servicio y reglas "comunitarias" y así también dan forma al debate público”, advierten desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Uno de los retos asociados a la desinformación es cómo hacer compatible la libertad de expresión e información con el derecho de la población a una información diversa y confiable. Desde  la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) se lanza una doble advertencia en la lucha contra las noticias falsas: por un lado, recomiendan no dejar el control de este tipo de informaciones en manos de grandes plataformas como Google o Facebook, hecho que les daría el control editorial del planeta; y, por otro lado, no permitir a los Estados legislar sin control sobre este fenómeno. 

“Algunas noticias falsas duran para siempre”

El historiador Yuval Noah Harari trabaja en su reciente libro “21 lecciones para el siglo XXI” el concepto de la veracidad y la falsedad a partir de las noticias falsas, donde afirma que “en lugar de aceptar las noticias falsas como la norma, debemos de esforzarnos para distinguir la realidad de la ficción”. Para el autor, una de las mayores ficciones es negar la complejidad del mundo y pensar en términos absolutos: el bien y el mal, lo verdadero y lo falso. “No hay ningún político que cuente toda la verdad y nada más que la verdad, pero aún así algunos políticos son mucho mejores que otros. De manera similar, no hay periódico que se halle libre de prejuicios y errores, pero algunos periódicos hacen un esfuerzo honesto para encontrar la verdad, mientras que otros son una máquina de lavar cerebros”, afirma. Además, entiende que navegar en la incertidumbre actual es responsabilidad de cada persona dedicar tiempo y esfuerzo a descubrir prejuicios y verificar fuentes de información -un diario, una página web, una cadena de televisión o de una persona-, y define dos “reglas generales” para orientar en la tarea: 

  • “Si el lector quiere información fidedigna, pague un buen dinero por ella. Si el lector consigue las noticias gratis, podría muy bien ser él el producto". 
  • Si alguna cuestión le parece de importancia excepcional, haga el esfuerzo para leer la literatura científica relevante (artículos revisados por pares, libros publicados por editores bien conocidos y aquellos escritos por profesores de instituciones respetables)”.

“¿Todo es fake? Sí, pero la misma idea de falsedad se resquebraja” 

Desde la filosofía, Darío Sztajnszrajber reflexiona que los conceptos de Verdad y Mentira estallaron con la llegada de internet, los memes, los gifs, las redes sociales. El mundo de la imagen hace aún más difícil distinguir lo fake. “Todo es falso porque los límites entre lo que es verdadero y lo aparente se difuminan”, dice el filósofo. El podcast Todo es fake de la revista Anfibia nos invita a pensar cómo es vivir en el mundo de la posverdad.

Recurso: Jugá y unite a la batalla contra la desinformación

Desinformación

Verdadero o Falso es un juego creado por RedAcción para atenuar el impacto de la desinformación en la comunidad digital mediante una herramienta que permite aprender a distinguir las noticias confiables de las que no lo son. Dicen desde la iniciativa: “el juego surge en un contexto en donde la desinformación desorienta a muchas personas, pero principalmente a los jóvenes: según un estudio de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo, apenas el 2% de los jóvenes puede identificar si una información online es confiable o no”.

Infodemia: la desinformación en el contexto de la pandemia por Covid-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al Coronavirus como una pandemia, lo que implica "una propagación mundial de una nueva enfermedad". En el artículo “Coronavirus, cuidarnos es también no compartir todo lo que te llega al celular” de  La Nación, Laura Zommer afirma:
"La institución no solo trabaja para contener la enfermedad, sino que también advirtió sobre una "infodemia", es decir la rápida propagación de rumores y contenidos falsos a través de las redes sociales en relación a la enfermedad y sus consecuencias -en materia de salud, pero también sociales, económicas, políticas, entre otras-".
 
Para atravesar esta pandemia lo mejor posible, dice la OMS,  es necesario minimizar la circulación de contenidos falsos, porque aumentan innecesariamente el pánico y la angustia de las personas, y puede provocar graves daños a la salud.

La Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe y la organización Chequeado -en colaboración con docentes de distintos países-, desarrollaron una serie de actividades didácticas que tienen como objetivo acercar conceptos y herramientas que le permitan a estudiantes identificar contenidos falsos o engañosos que circulan en el mundo digital, especialmente, dentro de las redes sociales. Entre los temas para trabajar se encuentran la distinción entre datos y opiniones, la identificación de fuentes confiables e imágenes falsas, y herramientas de diálogo útiles para cuando se identifican contenidos desinformativos. Accedé a los materiales aquí.

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