Exposición de Motivos

2.2. Brasil

La actividad económica de Brasil cerró 2018 con un crecimiento del PIB de 1,1%. Dicho crecimiento, estuvo impulsado principalmente por la inversión que mostró un incremento de 4,1% en términos reales, luego de haber acumulado un descenso real de 29,5% entre 2014-2017 y, en menor medida por el consumo privado (creció 1,9% en términos reales).

10

No obstante, indicadores más recientes de actividad sugieren que la economía brasileña volvió a perder dinamismo, tal como se observó en el último trimestre del año 2018 donde el PIB permaneció estable en términos desestacionalizados. En efecto, el PIB registró en el primer trimestre del año un descenso de 0,2% en términos desestacionalizados con respecto al trimestre inmediato anterior, producto de una caída tanto de la inversión como de las exportaciones (con descensos de 1,7% y 1,9% respectivamente). En tanto, la producción industrial mensual, creció 0,3% en el mes de abril en términos desestacionalizados luego de la caída sufrida en el mes de marzo (-1,4%). De este modo, en lo que va del año la actividad industrial acumuló un descenso anual de 2,6%. Las ventas minoristas, por su parte, mostraron en el mes de abril un aumento de 0,6% respecto de marzo, acumulando en lo que va del año un crecimiento de 0,7%, en términos anuales. 

11

En este contexto de desaceleración de la economía, los analistas locales encuestados por el Banco Central de Brasil (BCB) continúan corrigiendo a la baja los pronósticos de crecimiento para 2019 y esperan para este año un incremento en el nivel de actividad de 0,9% (frente al crecimiento de 3% previsto al momento de elaborar la Rendición de Cuentas 2017), resultado del escaso avance del gobierno en su agenda de reformas. En tanto, las perspectivas para 2020 apuntan a una expansión de 2,2% anual.

12

La situación de las cuentas públicas en el país norteño continúa siendo el aspecto más vulnerable desde el punto de vista macroeconómico, con un déficit fiscal que permanece en niveles elevados. En efecto, en el año móvil cerrado a abril el déficit global del sector público consolidado (que incluye gobierno federal y regional) se situó en 7% del PIB, producto de un déficit primario de 1,4% del PIB y de pagos de intereses por 5,4% del PIB. Si bien el déficit fiscal ha verificado una mejora desde los máximos observados a principios de 2016 (cuando se ubicó en 10,7% del PIB en los doce meses a enero), continúa siendo elevado e insostenible en el largo plazo. Esto se ha traducido en un persistente incremento de la deuda pública que se ubica en valores máximos en términos históricos (78% del PIB en abril). No obstante, Brasil muestra cierta solidez en sus cuentas externas. En efecto, en los doce meses cerrados a abril la cuenta corriente mostró un déficit de 0,7% del PIB.