Plan Nacional de Género en las Políticas Agropecuarias

4.1.2. Área de intervención: políticas agropecuarias

La estrecha relación que los ámbitos de desigualdad guardan con el quehacer institucional, y el marco general de construcción del PNG Agro, permiten colocar en el centro del plan mismo las políticas agropecuarias como factor de transformación. Los antecedentes, documentos de incidencia y las propias consultas ciudadanas y al funcionariado evidenciaron el potencial de la institucionalidad agropecuaria y sus políticas en la revisión de las desigualdades de género en el agro, la pesca y el medio rural, y permitieron identificar las políticas agropecuarias como el área de intervención del PNG.

Imagen 4.2 Área de intervención

Fuente: Elaboración propia.

La capacidad de reforzar o revertir las desigualdades de género del sector que tienen las políticas públicas agropecuarias está estrechamente ligada a la asunción y transformación de las mismas. En particular, aparecen como desafíos para trabajar:

  • Los diseños de las principales políticas agropecuarias limitan el acceso de las mujeres: El diseño, implementación y evaluación de la mayoría de las políticas agropecuarias, tanto de producción como de comercialización, no contempla la mirada de género ni otras miradas interseccionales. Asimismo, las principales políticas de apoyo a la producción no prevén la iniciación productiva, desconociendo las brechas de titularidad y recursos entre mujeres y varones, así como entre jóvenes y personas adultas. Adicionalmente, las principales políticas con perspectiva de género son focalizadas y con bajo presupuesto asignado, por lo que la cobertura es acotada. Como consecuencia, las mujeres acceden en menor medida a las políticas agropecuarias.
  • La equidad de género no es considerada un potencial por las políticas públicas de promoción de las cadenas de valor agropecuarias: La promoción de cadenas y rubros tanto a nivel productivo como comercial no considera los impactos diferenciales sobre mujeres y varones. No existen políticas focalizadas en las asalariadas rurales, ni líneas de acción institucional que problematicen las relaciones de género en el sector empresarial y en el mercado de empleo.
  • Inexistencia de políticas comerciales específicas para los productos y servicios de las mujeres rurales, del agro y de la pesca: Existen dificultades específicas de colocación y comercialización para las mujeres, pero las políticas de promoción comerciales existente no contemplan en su diseño las demandas específicas de las mujeres rurales, del agro y de la pesca.
  • La generación y transferencia de conocimiento es mayoritariamente ciega al género: La formación disponible en género aplicada a la realidad agropecuaria es escasa, y no existen ámbitos concebidos para aprender e intercambiar en torno a las buenas prácticas. Existe escasa información sobre las principales líneas de política agropecuaria y su impacto en materia de género. El funcionariado, los equipos técnicos de implementación y los/as decisores suelen desconocer las implicancias de incorporar transversalmente la mirada de género.
  • Los aportes de las mujeres al medio rural y al agro no son visibles ni ocupan un lugar simbólico central en la mayoría de las políticas agropecuarias: Las mujeres en sus aportes al agro y al medio rural no son cabalmente reconocidas como interlocutoras de las políticas agropecuarias. Se vinculan en mayor medida a acciones focalizadas o a representaciones comunitarias, pero en los espacios de incidencia nacional tienen menor presencia y existen estereotipos en relación a ellas. En conjunto existe una invisibilización y escaso conocimiento de derechos.
  • La comunicación institucional no revisa en forma sistemática los patrones culturales y estereotipos de género del sector: Comunicación institucional sin enfoque de género, los mensajes institucionales orientados al reconocimiento de las mujeres y al cambio cultural son esporádicos, centrados en fechas conmemorativas, y no atraviesan los sistemas de comunicación, extensión y transferencia de tecnologías. Frecuentemente los mensajes institucionales presentan al mundo agropecuario y rural como eminentemente masculino e invisibilizan los aportes de las mujeres en espacios claves del sector. Ciertos estereotipos de género permean la comunicación y con ello se reproducen al interior y hacia las poblaciones con las que se trabaja.
  • Las instituciones agropecuarias no incorporan la perspectiva de género en su planificación
    y organización:
    Al interior de la institucionalidad pública agropecuaria persisten sesgos de género y formas de discriminación y segregación de las mujeres. Las organizaciones no han incorporado en forma sistemática el principio de equidad en su planifcación organizacional y estratégica.
  • El funcionariado y los/as referentes institucionales y del sector privado, tienen escasa capacitación en género: La ausencia de sensibilización en género al interior de las instituciones y en el sector privado, redunda en reforzar estereotipos y segregaciones de género en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas.

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