Tecnología

Pecoy dijo que el MIEM puede ser un actor clave para apalancar el desarrollo del sector de oleaginosos

La directora nacional de Industrias, Susana Pecoy, participó del 9.o Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos. Allí dijo que la aplicación de la tecnología, y en especial de la biotecnología, es relevantes para mejorar la competitividad y el desarrollo sostenible del sector. Recordó que el MIEM cuenta con diversos instrumentos con esa finalidad, y comprometió el apoyo de la institución para seguir trabajando en conjunto hacia la construcción de políticas públicas que permitan que la cadena mejore de forma integral.
Directora Susana Pecoy en el 9.o Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos

La directora nacional de Industrias, Susana Pecoy, participó del 9.o Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos, que se desarrolló el 26 de noviembre en el anexo de la Torre Ejecutiva. En la mesa de autoridades nacionales se encontraban, entre otros, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte.

La directora recordó que el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) integra diversos espacios de integración público-privada, como los relacionados a la cadena oleaginosa, y al respecto afirmó que “el involucramiento de todos los actores del sector resulta clave para poder tener una mirada sistémica que pueda generar políticas específicas que, a su vez, nos permita incrementar el valor de los productos oleaginosos”.

Destacó la importancia de analizar cada eslabón de la cadena, de forma integrada, “y con perspectiva económica, ambiental y social” para conseguir prácticas de producción sostenibles.

Pecoy dijo que este año nos ha enseñado que hay que estar preparados permanentemente para enfrentar los cambios, y para ello importa analizar los riesgos.

La directora también subrayó el vínculo entre este sector con otras industrias y servicios que repercuten en la producción y comercialización, por lo que deben tenerse en cuenta al planificar políticas públicas.

Además de la industria aceitera, señaló que existe una oportunidad de diferenciación y crecimiento industrial en la elaboración de nuevos productos.

“Claramente, la aplicación de tecnología, y en especial de biotecnología, en el sector puede aportar para mejorar la competitividad y brindar posibilidades para un desarrollo sostenible”, afirmó Pecoy.

Para ello, recordó que el MIEM cuenta con instrumentos que aportan a la generación o disponibilidad de tecnologías, y a la incorporación de innovación y conocimiento en los sectores tradicionales.

Se cuenta con beneficios de IRAE para las empresas que incorporen insumos biotecnológicos, como inoculantes, fungicidas e insecticidas, gracias al Decreto de promoción a la industria biotecnológica 11/013. Además, existen fondos de apoyo al sector biotecnológico que buscan desarrollar la industria local, enumeró.

Otros instrumentos buscan estimular el desarrollo de una industria local que pueda aportar a estos sectores, como los beneficios a la producción de maquinaria agrícola y el estímulo a nuevos sectores —como la electrónica y la robótica—, para lo que existe un fondo especial desde el MIEM, vinculado a la digitalización y los beneficios en regímenes de importación, entre otros.

“Todavía tenemos mucho por hacer, mucho por colaborar. Al sector se lo apalanca desde la transformación y la tecnología en el sector, y ahí creemos que somos actores claves”, aseveró.

Para finalizar, Pecoy aseguró el compromiso del MIEM para recibir a todos los actores del sector y continuar trabajando en conjunto, “hacia el diseño de políticas públicas que nos ayuden a mejorar la cadena de manera integral”.

 

Algunos números

La industria vinculada a los oleaginosos emplea a unos 400 trabajadores y facturó aproximadamente 208 millones de dólares en 2018.

En cuanto a la producción de aceites refinados no comestibles, representó, en el período entre setiembre de 2009 y setiembre de 2020, el 72 % del total, seguida de la producción de pellets y granos, con el 24 %.

En cuanto a la elaboración de biocombustibles, traccionada por la Ley de Biocombustibles n.º 18.195, la de biodiésel arrojó un valor de 47.923 m3 en 2018, mientras que la de bioetanol representó un valor de 80.375 m3.

 

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