Resumen ejecutivo
La Encuesta de Teletrabajo en el Sector Público (primera edición) tuvo como objetivo conocer cómo se desarrolló el teletrabajo en los distintos organismos del sector público en el contexto de emergencia sanitaria nacional. La encuesta abordó múltiples cuestiones que hacen al teletrabajo, como la evaluación de la experiencia, los desafíos que presentó la nueva modalidad, las habilidades que tienen los funcionarios para teletrabajar, las herramientas que se utilizaron, la organización del trabajo y cómo se gestionó el liderazgo a partir de la virtualidad.
La mayoría de los funcionarios se enfrentó a la experiencia de teletrabajo. Alrededor de siete de cada diez encuestados lo hizo al menos de forma parcial.
Los datos muestran que el teletrabajo no fue distribuido de manera homogénea, sino que es posible advertir algunas diferencias entre organismos y grupos ocupacionales. La proporción de funcionarios que teletrabajó es mayor entre los profesionales y los técnicos, así como también entre los funcionarios de mayor edad.
Se evaluaron las posibilidades que tienen los funcionarios públicos de adaptar las tareas que usualmente realizan para llevarlas a cabo de forma remota. El 58% de los funcionarios considera que podría teletrabajar sin afectar el desempeño de los servicios. En cambio, uno de cada cuatro manifiesta lo contrario. Esta realidad no afecta a todos los organismos ni a todos los grupos ocupacionales de la misma forma. Aquellos grupos más compatibles con el teletrabajo son el administrativo, técnico y profesional.
En general, los funcionarios manifiestan contar con las habilidades básicas para trabajar de forma remota. En promedio, los encuestados pueden realizar el 83% de las actividades que se plantearon para medir las habilidades digitales.
La distribución de habilidades tampoco es homogénea entre los distintos incisos y grupos ocupacionales. Quienes desempeñan tareas técnicas y profesionales tienden a tener más habilidades que el resto. Las habilidades también están mediadas por factores sociodemográficos, como la edad y el nivel educativo de los funcionarios.
Hay habilidades que dominan casi todos los funcionarios que respondieron a la encuesta: enviar mensajes o correos electrónicos con archivos adjuntos, copiar y mover texto o imágenes, utilizar programas de edición de texto, hojas de cálculo y presentaciones y utilizar programas de videoconferencia. Hay habilidades que están presentes en una menor proporción de funcionarios, como firmar documentos de forma electrónica, invitar y dar permisos para colaborar en un documento compartido y comprobar que un sitio web es seguro.
Los datos evidencian un muy buen nivel de apoyo a la modalidad remota. El 77% expresó que su experiencia de teletrabajo fue buena o muy buena. Solo el 4% considera que la experiencia fue mala. Al consultarles sobre su interés en seguir teletrabajando, la mayoría (68%) considera que le gustaría continuar haciéndolo de forma mixta, es decir, combinando teletrabajo con trabajo en la oficina. Únicamente el 14% sostiene que no quisiera volver a teletrabajar. La preferencia por continuar trabajando bajo esta modalidad es mayor entre quienes mejor evalúan la experiencia, entre quienes consideran que sus tareas se pueden realizar de forma remota sin afectar los servicios y entre quienes tienen más habilidades digitales.
La mayoría de los funcionarios pudo utilizar las mismas herramientas que usa en la oficina (61%). El 57% manifestó que las herramientas que sus organismos proporcionaron para teletrabajar fueron adecuadas.
Esta percepción es mayor entre aquellos que tuvieron acceso al correo institucional, aquellos que accedieron a los archivos de la red a través de una conexión VPN, aquellos que se conectaron de forma remota al escritorio de la oficina y quienes utilizaron una PC del organismo para teletrabajar. Los funcionarios que pudieron acceder a herramientas adecuadas para trabajar de forma remota tienen una mayor preferencia por seguir teletrabajando.
La mayoría manifestó que las llamadas grupales se desarrollaron sin inconvenientes técnicos (57%) y que los eventos virtuales se llevaron a cabo sin dificultades (54%). La proporción de funcionarios que manifestó haber tenido inconvenientes es mínima (7 y 8%, respectivamente). Los que menos problemas tuvieron son aquellos que cuentan con conexión a internet por banda ancha fija, aquellos que cuentan con un espacio físico donde realizar las llamadas sin molestar a otros miembros del hogar y quienes saben utilizar programas de videoconferencia.
Respecto al cumplimiento de objetivos, ocho de cada 10 funcionarios manifestaron haber podido alcanzar los objetivos individuales (82%) y casi la misma proporción declaró que logró alcanzar los objetivos grupales (78%). La mayor percepción de cumplimiento se presenta en los administrativos, especializados, profesionales y los jóvenes. Los objetivos se alcanzaron en mayor medida entre aquellos funcionarios que tienen claro cuáles son los resultados que se esperan de su trabajo, quienes conocen cómo su tarea contribuye a los objetivos establecidos en sus equipos y quienes tienen mayor interacción con sus jefes.
Estas proporciones son mayores entre quienes tienen más habilidades digitales y quienes pudieron acceder a las herramientas que utilizan en la oficina.
El 55% de los funcionarios manifestó estar más pendiente del trabajo fuera de horario de lo que normalmente está en la oficina. Este problema afecta particularmente a quienes tienen personal a cargo.
Ocho de cada 10 funcionarios declaran que la comunicación con su equipo de trabajo (83%) y con sus jefes (80%) se desarrolló de forma fluida.
Casi ocho de cada 10 funcionarios (77%) pudo realizar las tareas que normalmente realiza sin mayor dificultad. Solo un 9% considera lo contrario. Incluso, la mayoría de los funcionarios (73%) pudo reorganizar sencillamente su trabajo en el marco de la implementación de la modalidad virtual y a siete de cada 10 funcionarios les resultó sencillo tomar decisiones.
El acceso casi universal a aplicaciones de mensajería instantánea es una herramienta importante para ello. Tan solo el 4% de la muestra manifestó no usar aplicaciones de este tipo. La proporción de funcionarios que sienten que pudieron cumplir con sus tareas y objetivos en el marco del teletrabajo es mucho mayor entre quienes mantuvieron una comunicación fluida con sus equipos y jefes.
Las principales consecuencias en materia de comunicación se vieron reflejadas en la interacción con otros equipos de trabajo, dentro y fuera de los organismos. El 63% de los funcionarios manifiesta que la comunicación con otros equipos de trabajo del organismo en que se desempeñan se desarrolló de forma fluida. La proporción baja a 50% cuando se refieren a la comunicación con otros equipos, pero fuera del organismo. Este problema afecta más a algunos organismos que a otros.
El teletrabajo vino acompañado de una serie de desafíos. El principal es poder cumplir con los objetivos que requieren presencialidad (20%). Este problema afecta en menor medida a técnicos, especializados, profesionales y administrativos. El segundo desafío tiene que ver con la posibilidad de desconectarse (18%). Este desafío es más importante para quienes consideran que el teletrabajo aumentó su carga laboral. El tercer desafío está relacionado con la posibilidad de conciliar el trabajo con tareas de cuidado (11%). Este desafío está más presente entre las mujeres, quienes tienen entre 35 y 44 años y quienes están a cargo de personas en situación de dependencia.
La mayoría de los funcionarios que tienen personal a cargo (63%) manifestó no haber tenido dificultades en la gestión de sus equipos. Los líderes que tuvieron menor dificultad son aquellos que pudieron reorganizarse para adaptar las tareas y quienes pudieron mantenerse comunicados con sus equipos. La gestión de los equipos les resultó más fácil a los líderes de mayor edad. Aquellos líderes que tuvieron mayor facilidad para gestionar sus equipos tienden a manifestar una mayor predisposición por mantener esta modalidad.
Los encuestados con equipos a cargo tomaron acciones para gestionar los cambios impuestos por la nueva situación laboral, como redistribuir responsabilidades (50%) y rediseñar procesos para ser adaptados a la modalidad remota (46%). En menor medida, establecieron objetivos semanales (34%) o aumentaron la duración y la frecuencia de las reuniones con sus equipos (30%). Entre los problemas que enfrentaron, se destacan la coordinación de jornadas y horarios de trabajo entre los integrantes de los equipos (41%) y tener que hacer frente a reacciones dispares entre los funcionarios que tienen a cargo (33%).
Se consultó a los líderes dónde buscaron ayuda para superar los desafíos del teletrabajo. La mayoría manifestó haberla solicitado al interior de sus equipos (57%).
De todas formas, también se destaca que alrededor de un tercio de los funcionarios que tienen personal a cargo buscó ayuda dentro de sus organismos, como en las áreas de tecnologías de la información (37%) y la dirección (32%). Resulta llamativa la escasa ayuda que se solicitó en las áreas de gestión humana (11%). La proporción de líderes que no buscó apoyos es mayor entre los más jóvenes (20%) que entre los de mayor edad (6% entre mayores de 60 años).