Primera encuesta de capacidades de los funcionarios de la Administración Central para las políticas públicas

Principales hallazgos

Los resultados de esta primera encuesta de capacidades de los funcionarios de la Administración Central permiten conocer diversos aspectos del servicio civil de Uruguay, ahondando en sus capacidades para las políticas públicas. Esta información es fundamental para entender el estado de situación y planificar las necesidades de fortalecimiento de estas capacidades, lo que necesariamente redundará en una mejora en la calidad de las políticas públicas.

En primer lugar, se podría decir que el perfil de los funcionarios se caracteriza por el predominio de las mujeres, las edades avanzadas, y un nivel de formación relativamente alto. Si bien la antigüedad y la estabilidad permiten acumular experiencia laboral, tener una plantilla envejecida también puede traer dificultades, por ejemplo de adaptación a nuevas formas de trabajo. Cabe preguntarse si el hecho de que los funcionarios de más edad realicen en mayor proporción tareas inspectivas y regulatorias, y los más jóvenes asesoramiento y monitoreo de políticas públicas, responde a un cambio de paradigma en el funcionamiento del Estado, o simplemente a las distintas formaciones requeridas para estas tareas. Por otra parte, el nivel educativo indicado por los funcionarios, no siempre se corresponde con el tipo de cargo que ocupan, lo cual podría dar lugar a una investigación más amplia sobre este tema.

Uno de los principales hallazgos, es que la tercera parte de los funcionarios se dedica a tareas administrativas. Un 20% aproximadamente trabaja en atención al público o provisión de bienes y servicios, y casi un 15% realiza tareas inspectivas, de regulación o auditoría. Más allá de que casi un 20% realiza apoyo técnico o producción de información, la proporción de funcionarios que trabaja directamente en el asesoramiento, el monitoreo o la evaluación de políticas públicas, es reducida.

Por otra parte, también la encuesta pone de manifiesto el poco relacionamiento con actores externos al organismo que tienen los funcionarios, así como el bajo uso de distintas fuentes de información. Esto abre la interrogante de cuáles son las fuentes de información utilizadas, y podría dar lugar a pensar que una gran parte de los funcionarios realiza tareas rutinarias que no requieren demasiado uso de información, análisis de la misma, intercambio ni evidencia.

En cuanto a su participación en las políticas públicas, los funcionarios consideran que deberían estar más involucrados en la toma de decisiones. Sin embargo también señalan que sus conocimientos son tomados en cuenta por sus superiores y que ante diferencias, suelen manifestar su opinión e intercambiar con estos. Esta aparente contradicción podría responder a que a pesar de que el vínculo con los superiores inmediatos puede ser fluido, esto no necesariamente redunda en una incidencia en los tomadores de decisiones. Relacionado a esto, los resultados muestran la neutralidad de los funcionarios en relación a la tendencia política del gobierno.

El último bloque de preguntas muestra que la percepción de valoración social y de parte del sistema político del trabajo de los funcionarios es baja. A su vez las perspectivas de carrera funcional también lo son. Esto es consistente con que la motivación de los funcionarios no se vincule a las características propias de su puesto de trabajo, sino al impacto social del mismo. Esta motivación no parece verse afectada por la baja valoración social del trabajo de los funcionarios.

Los resultados también muestran las importantes diferencias que existen entre hombres y mujeres. En cuanto a las tareas desempeñadas, las mujeres están más lejos de la toma de decisiones. A su vez se sienten menos valoradas, tienen más dificultades en la carrera administrativa, y están menos motivadas por el reconocimiento y la remuneración que los hombres.

También según región surgen resultados interesantes, que muestran cómo en el interior del país el trabajo de los funcionarios parece estar más cercano a la ciudadanía. Esto probablemente esté vinculado a que muchas veces el rol de los funcionarios que trabajan en el interior es llevar a distintos puntos del país la provisión de bienes y servicios, y la atención al público. Además una parte importante de estos funcionarios desempeña tareas inspectivas. Por otra parte, hay algunas áreas de política que prácticamente existen sólo en Montevideo. También en Montevideo, los funcionarios se sienten menos valorados por la sociedad, tienen peor perspectiva en su carrera funcional y la ven menos vinculada al mérito individual.

Todos estos resultados permiten realizar una primera hipótesis sobre cuáles son las capacidades que se deberían desarrollar o fortalecer en los funcionarios públicos. En primer lugar, tal como se señaló, pocos funcionarios se dedican a asesorar en el diseño de políticas, o a su monitoreo y evaluación. Si bien esto puede estar relacionado con que este tipo de tarea no requiera de una gran cantidad de funcionarios.

Por otra parte, el uso y análisis de información tampoco parece encontrarse muy desarrollado. En este aspecto resultaría más sencillo que esta capacidad pueda desarrollarse mediante más formación. Asimismo, el vínculo con la ciudadanía con el objetivo de escuchar demandas, buscar soluciones conjuntas, y conciliar, también surge como una debilidad.

Este informe presenta los principales resultados obtenidos de la encuesta, y algunas aperturas que se consideraron primordiales. Sin embargo, queda abierta la posibilidad de que tanto la ONSC como actores externos, continúen aprovechando esta información para explorar otras aristas de este tema.

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