Manual pedagógico sobre el uso del lenguaje inclusivo y no sexista.

Los duales aparentes.

Son aquellos pares de palabras cuyo significado cambia dependiendo del sexo al que designan. En su forma gramatical masculina adoptan un sentido positivo o neutro; sin embargo, en su forma gramatical femenina, indican menor categoría profesional (gobernante/gobernanta) o algo denigrante (zorro/zorra).

Este hecho, es decir, el que haya términos en femenino ocupados con un sentido denigrante o infravalorativo para las mujeres, dificulta su empleo de manera igualitaria. Es lo que sucede con asistente/asistenta. Si observamos los significados que aparecen en el diccionario académico del sustantivo asistenta, vemos que el hecho de que esté ocupado con el sentido de ‘sirvienta’ nos obligaría a usar la formulación común ‘la asistente’ cuando queremos indicar que se trata de una mujer que realiza labores de asistencia.

asistenta. 1. f. Mujer que sirve como criada en una casa sin residir en ella y que cobra generalmente por horas. 2. f. Criada seglar que sirve en convento de religiosas de las órdenes militares. 3. f. En algunas órdenes religiosas de mujeres, monja que asiste, ayuda y suple a la superiora. 4. f. Mujer del antiguo asistente (−funcionario público). 5. f. Criada que servía en el palacio real a damas, señoras de honor y camaristas que habitaban en él. asistente. 4. com. Persona que, en cualquier oficio o función, realiza labores de asistencia.

Algo similar ocurre con las formas ayudanta y ayudante. El hecho de que el femenino ayudanta esté ocupado con un contenido específico obligaría a conservar la forma común ayudante para designar en el ámbito profesional a este tipo de desempeño.

ayudanta. 1. f. Mujer que realiza trabajos subalternos, por lo general en oficios manuales. ayudante. 5. com. Profesor subalterno que ayuda a otro superior en el ejercicio de su facultad.

Muchos de estos usos discriminatorios han desaparecido, pero otros aún persisten. La nueva gramática de la lengua española (2009: 105), lo pone de relieve: “Han desaparecido casi por completo los sustantivos femeninos que designaban antiguamente a la esposa del que ejercía ciertos cargos (la coronela, la gobernadora, la jueza), y se han impuesto los significados en los que estos nombres se refieren a la mujer que pasa a ejercerlos. Frente a estos nuevos usos, reflejo evidente del cambio de costumbres en las sociedades modernas y del progreso en la situación laboral y profesional de la mujer, se percibe todavía, en algunos sustantivos femeninos, cierta carga despreciativa o minusvalorativa que arrastran como reflejo de la cultura y de la sociedad en las que se han creado […]”

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