Manual pedagógico sobre el uso del lenguaje inclusivo y no sexista.

El tratamiento del discurso.

A continuación vamos a resumir los principales problemas detectados en el discurso formal.

6.1 Falta de perspectiva de género: Todavía se emiten informes, investigaciones, estadísticas, etc. sin perspectiva de género; se nos aportan datos globales, sin desagregación por sexos, con lo que se nos oculta la incidencia que poseen mujeres y hombres en los distintos ámbitos sociales, económicos, culturales, información que es, empero, de gran relevancia.

6.2 Composición no equilibrada: Los estudios que han analizado los textos educativos han llamado la atención sobre el abuso de ejemplos y de referencias sobre varones. En el ámbito administrativo y normativo también es fácil comprobar que la mayoría de las fuentes que se utilizan y se citan son masculinas, hecho que contribuye a fomentar el androcentrismo. Hay que procurar, en la medida de lo posible, que tanto la presencia de mujeres como de hombres sea equilibrada.

6.3 Carencia de sistematicidad: Los nuevos hábitos lingüísticos en pro de un lenguaje igualitario empiezan a calar en mayor o menor medida, dependiendo del grado de sensibilización y de formación adquiridos en tal sentido. Casi todas las instituciones empiezan a incorporar en su páginas web, en sus impresos, etc. algunas de las recomendaciones referidas. Sin embargo, el rasgo más común es la heterogeneidad a la hora de aplicarlas; es fácil detectar que, con frecuencia, solo se tienen en cuenta en una parte del texto, cuando hubiera sido menester mantener la coherencia en la totalidad:
Seminario Internacional sobre Juventud Rural Latinoamericana para la Agricultura Familiar
Reunidas autoridades del transporte del MERCOSUR
La XXXVIII Reunión de Ministros de Salud del MERCOSUR destacará compra conjunta de medicinas

Es necesario, por tanto, que el discurso sea coherente en todas sus partes, por lo que se recomienda revisar todo el documento, tanto el título, como el cuerpo, como las notas a pie de página, etc.

6.4 El salto semántico: El salto semántico sucede cuando se emplea un vocablo aparentemente en su sentido genérico (es decir, incluyendo a hombres y a mujeres); sin embargo, más adelante, descubrimos que se trata de un uso específico (referido solo al varón).

El desconcierto que produce en la persona que lee o escucha pone de manifiesto que el discurso estaba creado desde un punto de vista androcéntrico, ya que en realidad solo se aludía a los varones.

El 40% de los funcionarios está descontento con el sistema de recompensas; sin embargo, las funcionarias lo están en un 60%.
El 40% de los funcionarios varones está descontento con el sistema de acreditación; sin embargo, las funcionarias lo están en un 60%.

Relacionado con el salto semántico está otro sesgo sexista que se repite con mucha frecuencia y que consiste en citar a las mujeres como si constituyeran una categoría aparte y, por tanto, quedaran excluidas de otros colectivos.
Se ofrecen capacitaciones para jóvenes, mayores y mujeres.
Se ofrecen capacitaciones para ambos sexos, tanto para personas jóvenes como mayores.

6.5 Asimetrías al nombrar a las personas: Es usual encontrar, en un mismo texto, un tratamiento muy distinto a la hora de nombrar a mujeres y a hombres. Cuando en un espacio oficial o público reservamos los tratamientos más respetuosos para los varones y los más familiares para las mujeres, afianzamos la idea de que los hombres son más importantes y, por tanto, merecedores de ser tratados con más respeto. Hay que tener especial cuidado en que esto no suceda; hay situaciones en las que ocurre con frecuencia, como pueden ser las presentaciones de las personas que intervienen en una mesa redonda, o las inauguraciones o clausuras de los actos públicos, donde suelen tomar la palabra autoridades o representantes de distintas instituciones:

• Nombre y apellido: Con frecuencia a los varones se les nombra por el nombre y el apellido, o solo por el apellido, mientras que en el caso de las mujeres rara vez aparecen solo los apellidos; es usual que ellas aparezcan precedidas del nombre de pila o que solo aparezca el nombre, incluso a veces de forma acortada (Auxi, Mari…) o con diminutivos (Mariquilla, Pepita, Antoñita…). Esto supone un tratamiento desigual, inadmisible en el ámbito público u oficial, y que contribuye a presentar a los hombres de una manera más respetuosa:
Presidieron el acto Juan González, asesor de migraciones, y Ma. Asunción, Asesora de repatriaciones.
Presidieron el acto Juan González, Asesor de migraciones, y Ma. Asunción Pérez, asesora de repatriaciones.
En la mesa redonda nos acompañan Pili/Antoñita Zárate y Juan Velázquez.
En la mesa redonda nos acompañan Pilar/Antonia Zárate y Juan Velázquez.

Debe evitarse también la extendida costumbre de anteponer el artículo a los nombres o apellidos de las mujeres, puesto que es un rasgo despectivo, que, además, no suele darse cuando se trata de hombres:
La Bachelet pronunció la conferencia inaugural.
Michelle Bachelet pronunció la conferencia inaugural.

• Fórmulas de tratamiento: En el uso de las fórmulas de tratamiento de carácter honorífico, empleadas en documentos administrativos y de carácter protocolario, también se debe prestar atención. Para referirnos a cualquier persona del ámbito público, si decidimos optar por una fórmula de tratamiento, sea don/doña o señor/señora, debemos hacerlo de manera simétrica y con independencia del estado civil, desterrando, por tanto, el tratamiento de señorita, que resulta obsoleto y que servía para diferenciar a las mujeres solteras (señoritas) de las casadas (señoras).
Contamos también en nuestra mesa con Lucero Gonzagas y Don Fernando Sierras.
Contamos también en nuestra mesa con Doña Lucero Gonzagas y Don Fernando Sierras.
A la derecha tenemos a la señorita Sara Reinoso, abogada.
A la derecha tenemos a la señora Sara Reinoso, abogada.

• Condición sexuada: Se observa una tendencia bastante frecuente a nombrar a las mujeres únicamente por su condición sexuada, cuando a los hombres se les suele nombrar por su profesión, estatus social, nacionalidad, etc.:
Hoy, 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia de género, vamos a tratar el tema del maltrato y contamos para ello con dos mujeres y con dos expertos en la materia.
Hoy, 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia de género, vamos a tratar el tema del maltrato y contamos para ello con cuatro especialistas/dos mujeres y dos hombres especialistas en la materia.

Otra forma de ocultar la identidad social o profesional de las mujeres, destacando como sustancial su condición sexuada, se da cuando se emplean de modo redundante los términos mujer o femenina:
Próximamente se presentarán las mujeres consejeras/las consejeras femeninas.
Próximamente se presentarán las consejeras.

No deben confundirse estos casos, donde los términos mujeres y femeninas resultan innecesarios, con aquellos otros en los que estas palabras son necesarias para evitar interpretaciones erróneas. Es lo que ocurre en los ejemplos siguientes, en los que la introducción de las palabras femenina y mujeres sirve para visualizar al sexo femenino, y evitar que los sustantivos de una sola terminación (como: policías, vigilantes, etc.) se interpreten como masculinos, precisamente por lo masculinizadas que están esas profesiones:
Primera promoción femenina de policías.
Primera promoción de mujeres vigilantes.

• Condición de dependencia: Debe evitarse que las mujeres aparezcan dependientes del hombre mediante expresiones como señora de, mujer de, esposa de, viuda de….
Estas formas conllevan un tratamiento desigual, pues presentan a las mujeres carentes de autonomía, e incluso de identidad cuando se oculta su nombre:
La mujer de Eladio Loizaga estuvo en la apertura del acto.
Elizabeth de Loizaga estuvo en la apertura del acto.
De igual modo hay que evitar presentarlas con papeles secundarios y pasivos, como meras acompañantes y no como protagonistas:
El acto fue inaugurado por el Delegado de Asuntos Internacionales, que estuvo acompañado de la Vicerelatora de Asuntos Agrarios.
El acto fue inaugurado por el Delegado de Asuntos Internacionales y la Vicerelatora de Asuntos Agrarios.

• Condición de inferioridad: Los pares léxicos usados para referirnos a ambos sexos han de ser simétricos (chicos/chicas, mujeres/hombres) para evitar que las mujeres aparezcan como inferiores o infantilizadas:
Hoy, 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, vamos a tratar el problema del maltrato en la pareja, y contamos para ello con dos hombres y dos chicas.
Hoy, 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia de género, vamos a tratar el tema del maltrato en la pareja, y contamos para ello con dos hombres y dos mujeres.

• Tratamiento indebido como grupo homogéneo: En la mayoría de los reclamos publicitarios, títulos de investigaciones y de instituciones las mujeres aparecen conformando un grupo uniforme, como si todas tuvieran las mismas inquietudes e intereses. Es lo que sucede cuando se utiliza el singular ‘mujer’ en vez de la forma plural mujeres:
La presencia de la mujer en el comercio internacional.
La presencia de las mujeres en el comercio internacional.
Centro de estudios sobre la mujer.
Centro de estudios sobre las mujeres.

6.7 Utilización de estereotipos: Un estereotipo es una imagen o idea simplificada y deformada de la realidad, que, a fuerza de repetirse, ha sido aceptada como una verdad indiscutible por un grupo o sociedad. Un estereotipo de género es la creencia comúnmente aceptada sobre las cualidades y características psicológicas y físicas de hombres y de mujeres. Por ejemplo: que a los varones les corresponde la ciencia, la razón y la lógica, mientras que a las mujeres la estética, la sensibilidad y la intuición; que las mujeres son habladoras, cariñosas y organizadas, mientras que los hombres son activos, fuertes y emprendedores, etc.

El discurso público debe estar libre de estereotipos de género, evitando etiquetar a las personas en función de su sexo. No hay que dar por sentado que las mujeres, por el mero hecho de ser mujeres, son dependientes, tiernas, ansiosas, sociables, habladoras, complicadas, sensibles, afectivas; mientras que todos los hombres son independientes, asertivos, activos, competitivos, agresivos y dominantes.

Hay que evitar que los mecanismos discursivos, a la hora de describir los perfiles femeninos, sean distintos de los que se utilizan para los masculinos. Se advierte con frecuencia que aumentan los elementos lingüísticos valorativos y connotativos (como los adjetivos calificativos, los diminutivos, etc.) cuando se trata de mujeres.

Por otra parte, sucede también que la mayoría de las informaciones que se proporcionan acerca de los hombres giran en torno de su trayectoria profesional, mientras que las de las mujeres se centran en su vida familiar. Estas suelen aparecer, asimismo, descritas por su aspecto físico, por su vestimenta, accesorios o peinado, en contextos donde estas cuestiones son nimias y restan protagonismo a su profesionalidad:

La presidenta, que acudió a la toma de posesión con un elegante traje de calle, dio un magnífico discurso.
La presidenta, que acudió a la toma de posesión, dio un magnífico discurso.
Hoy, 8 de marzo, día internacional de la mujer, vamos a hablar sobre la legislación sobre igualdad de género; contamos para ello con dos bellas mujeres y dos expertos en la materia.
Hoy, 8 de marzo, día internacional de la mujer, vamos a hablar sobre la legislación sobre igualdad de género, contamos para ello con dos expertas y dos expertos en la materia.

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