Comité de Desarrollo del BM-FM

Ministra Arbeleche: Trabajemos juntos para garantizar seguridad alimentaria, salud y mitigación del cambio climático

En su intervención como presidenta del Comité de Desarrollo del Banco Mundial – Fondo Monetario Internacional, la ministra Azucena Arbeleche hizo foco en los desafíos globales que hacen indispensable fortalecer la cooperación internacional para la preparación para la sanidad pública, la lucha contra la pobreza y la situación de los refugiados, un sistema multilateral de comercio basado en reglas y el cambio climático.
Comité de Desarrollo Banco Mundial - FMI

Carlos Cuerpo, Ngozi Okonjo-Iweala, Diariétou Gaye, Ministra Azucena Arbeleche, David Malpass, Kristalina Georgieva

Según explican sus organizadores, las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de este año se llevaron a cabo en un momento en que el mundo atraviesa varias crisis simultáneas. La guerra en Ucrania ha agravado las inquietudes que generan la inflación, la pandemia del COVID‑19, el endeudamiento y el cambio climático. Asimismo, muchos otros países también enfrentan situaciones de fragilidad y conflicto.

En una declaración emitida el viernes 22 pasado, la presidenta del Comité para el Desarrollo Azucena Arbeleche, señaló que los impactos se sentirán más en los países de ingreso bajo y medio, especialmente en las personas más vulnerables, entre ellas las mujeres y los niños. En la declaración se indicó además que las tensiones geopolíticas ponen en peligro la recuperación económica, puesto que afectan las inversiones, el comercio y el crecimiento, en un contexto en que los países ya están expuestos a otros riesgos derivados de la pandemia y de la distribución desigual de las vacunas.

A continuación, la intervención de la ministra Arbeleche en el Comité de Desarrollo, un foro de nivel ministerial que representa a 189 países miembros de ambas organizaciones:

“Antes de comenzar, permítanme decir algunas palabras sobre el difícil contexto económico actual. Una serie de shocks están afectando negativamente a la economía mundial, impactando con mayor dureza a los más vulnerables. El Grupo del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio están brindando apoyo a los países miembros para responder a las crisis de salud, seguridad alimentaria, endeudamiento y cambio climático.

La guerra en Ucrania ha provocado sufrimiento y pérdida de vidas, así como también el desplazamiento de millones de personas. También ha deteriorado aún más las perspectivas económicas globales. La fuerte suba de los precios de los alimentos, los fertilizantes y la energía ─junto con la escasez de suministros y las restricciones comerciales─ están afectando a las poblaciones de los países de ingresos medios y bajos. La inseguridad alimentaria, en particular, amenaza a las poblaciones vulnerables en muchos países. Estamos, por tanto, lidiando con crisis superpuestas.

Sin embargo, la capacidad de los gobiernos para reaccionar a estos múltiples impactos económicos es limitada, dado el enorme estímulo fiscal brindado para salvar vidas y empleos durante los últimos años en respuesta a la pandemia. También es la razón por la cual los niveles históricos de deuda que observamos están muy presentes en la mente de muchos de los que están sentados aquí hoy.

Ante estas circunstancias desafiantes, las rápidas acciones tomadas por todos ustedes y los representantes de instituciones como el Grupo del Banco Mundial, el FMI y la OMC, son elogiables. Aun así, dada la escala de los desafíos que se avecinan y el grado de incertidumbre que prevalece, se necesita más que nunca fortalecer la cooperación internacional para proveer bienes públicos globales. Estos incluyen la preparación para la sanidad pública, la lucha contra la pobreza y la situación de los refugiados, un sistema multilateral de comercio basado en reglas y el cambio climático.

Permítanme referirme a cuatro temas clave, que estarán presentes en las discusiones hoy:

En primer lugar, la crisis de salud pública provocada por la pandemia de COVID-19 y la posibilidad de nuevas variantes siguen exigiendo la atención de los hacedores de políticas, ya que el avance en la reducción de la pobreza mundial ha retrocedido varios años. Garantizar el acceso equitativo y a costos razonables de las vacunas sigue siendo una prioridad de política pública para los países en desarrollo. Necesitamos estar mejor preparados para futuras pandemias: los sistemas de alerta temprana deben complementarse con sistemas de acción temprana.

En segundo lugar, el abordar los niveles de deuda insostenibles y los riesgos potenciales de sobreendeudamiento debería ser una prioridad clave, en un contexto de tasas de interés en aumento y márgenes fiscales tensionados. Los costos más altos del servicio de la deuda y la fragilidad financiera debilitan la capacidad de los gobiernos para apoyar a los más vulnerables con presupuestos adecuados en educación, salud, vivienda y protección social. La pandemia y la crisis en Ucrania también aumentarán los niveles de deuda de los países de medianos ingresos. Se puede, y es necesario, hacer más para abordar los problemas de la deuda en muchos países en desarrollo, si queremos que regresen a sendas de crecimiento sostenible.

En tercer lugar, nos enfrentamos a una emergencia climática mundial. Incluso en estos tiempos excepcionales, no debemos perder de vista nuestros objetivos de desarrollo a más largo plazo. En medio de la perspectiva incierta, debemos mantener las luces largas encendidas, enfocados en una recuperación más sostenible y baja en carbono. Lograr la mitigación del cambio climático es un bien público global clave que requiere acciones coordinadas.

Por último, asegurar un sistema de comercio multilateral basado en reglas también debería ser un pilar central de la cooperación global. En particular, proporcionar un acceso amplio y sin restricciones a los mercados para que los países vendan sus productos en el extranjero ayudará a sostener su desarrollo, invertir en capital humano, crear puestos de trabajo de calidad y honrar el servicio de su deuda. Esto es particularmente importante para las economías pequeñas y abiertas donde el libre comercio con el resto del mundo es un motor clave del crecimiento.

A modo de conclusión: hoy nos reunimos en un contexto crítico, y creo fundamental que el sistema multilateral y las instituciones representadas hoy aquí permanezcan enfocados y fuertemente alineados en solucionar las necesidades económicas y sociales de los países en desarrollo. Nuestros activos más importantes son nuestra capacidad para liderar en crisis y abogar por los más vulnerables en todo el mundo.

Mi esperanza es que esta guerra y sus horribles consecuencias terminen pronto, y que este Comité pueda continuar siendo el principal foro de discusión sobre los grandes desafíos del desarrollo. Sigamos haciendo lo que mejor hacemos, trabajando juntos para luchar contra la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria, mientras abordamos cuestiones críticas como la salud y la preparación para eventuales crisis sanitarias, el alto endeudamiento y la mitigación y adaptación al cambio climático.”

 

 

 

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