Adiós a Ricardo Couto
La Dirección Nacional de Cultura expresa su profundo pesar por el fallecimiento del actor y docente Ricardo Couto, uno de los grandes exponentes de la generación de teatristas que despuntó en la apertura democrática de los años ochenta.
Formado en las escuelas de El Galpón y del Teatro Circular, Ricardo aportó su extraordinario histrionismo a innumerables espectáculos, tanto de estos grupos como de la Comedia Nacional.
Dos hitos de su vasta carrera fueron sus actuaciones en El herrero y la muerte (Circular) y Entre gallos y mediasnoches (El Galpón), puestas en escena emblemáticas del gran Jorge Curi.
También fue un impulsor del nuevo cine nacional. Su actuación en Otario (1997, dirigida por Diego Arsuaga) le valió el premio a mejor actor del Festival Iberoamericano de Gramado (Brasil). Del mismo director, trabajó en Corazón de fuego (2002) junto a tres grandes del cine argentino: Federico Luppi, Héctor Alterio y Pepe Soriano.
Interpretó, asimismo, un memorable rol protagónico en La culpa del cordero (2012), dirigida por Gabriel Drak.
En teatro fue «la Muerte» del citado éxito de Curi con el Teatro Circular; fue José Batlle y Ordóñez en Los inmortales de Hugo Burel; fue el terrateniente de Viaje al interior del jardín de los cerezos, versión de Roberto Jones del clásico de Antón Chéjov.
Su presencia escénica era imponente, dueño de una voz formidable y un despliegue físico versátil y sensible. En los últimos años había desarrollado además una intensa labor docente, tanto en Montevideo como en el interior.
Ricardo deja un legado ejemplar para las nuevas generaciones: el de un compromiso inquebrantable con el teatro de calidad y la promoción cultural, así como también en la defensa de la profesionalidad artística.
La Dirección Nacional de Cultura y el Instituto Nacional de Artes Escénicas hacen llegar un abrazo fraterno a sus familiares, amigos y compañeros en este momento de dolor.