Ministerio de Educación y Cultura

En una tercera edición el centro del debate fue Heberto Padilla, un destacado escritor cubano que en 1968 ganó el Premio Nacional de Poesía de Cuba con su libro Fuera del juego. Padilla fue un ferviente revolucionario que pasó de la exaltación al escepticismo, la decepción y la crítica al régimen. Acusado de contrarrevolucionario por las autoridades, fue marginado, perseguido y encarcelado.

En este debate participaron el catedrático y profesor Francisco Faig, el historiador Aldo Marchesi, la docente y crítica teatral María Esther Burgueño y el dramaturgo Abel González Melo, moderados por el periodista Jaime Clara.

El día antes del debate, en la Sala Hugo Balzo del Sodre, se realizó una función de Fuera del juego, una ficción documental inspirada en el caso Padilla, creada, dirigida y producida por cubanos Abel González Melo y Dagoberto Rodríguez.

Durante el debate, Abel González Melo enfatizó que la compañía de Fuera del juego es de artistas cubanos radicados en España y que esa señalización es importante porque “habla sobre un Padilla que también terminó exiliándose, sobre un listado de artistas y escritores cubanos que han escrito la gran parte de su obra en el exilio, donde hacemos y donde se está haciendo la cultura cubana hace muchas décadas; nos acerca al concepto de la gran Cuba, esa que está dentro de la isla y también está fuera de la isla, a diferencia de muchos otros países”.

María Esther Burgueño, docente y crítica teatral refirió al concepto de ficción documental:
“Hay formas del teatro que en algunos lugares le llaman formas posmodernas, son clasificaciones, que se han ido apartando de la teatralidad tal y como la conocemos en sus orígenes. Los géneros se van hibridando y esa hibridación aparece también en la obra de Abel, que la define como ficción documental con lo cual hace colisionar dos conceptos que, si me preguntaran a mí, es un oxímoron porque la ficción y lo documental parecen estar en lados opuestos de la cancha. De hecho lo ficcional es todo aquello creado. En todo momento en que recorto, corto o armo una realidad ya estoy ficcionalizando”

Aldo Marchesi, historiador, destacó que en la obra se pueden apreciar tres niveles: la historia concreta que tiene que ver también con el campo literario cubano, otro nivel es Cuba en la segunda mitad de los 60 una cuba que luego de intentar tener cierta moderación e insertarse en el sistema interamericano es expulsada de la OEA se radicaliza y tiene un papel cada vez más radicalizado. Tercero, “la obra está pensada para los cubanos porque hay algo raro del caso Padilla porque es un caso que dentro de Cuba se habló poco porque la preocupación del propio régimen tenía que ver con el exterior y la gran preocupación del régimen fue la proyección internacional. Adentro se habló poco porque lo intentaron contener y sin embargo en el mundo se habló poco del tema."

Francisco Faig, catedrático y profesor, destacó que “los intelectuales no son necesariamente gente moralmente superior, por llamarlo de alguna forma. Son gente como cualquier otra que, incluso desde el punto de vista político, pueden equivocarse radicalmente y más que otros. Pedirle al intelectual que sea políticamente superior o prestarle atención a su opinión política cuando es un buen escritor o es un buen historiador o filósofo, sobre algo que no hace a su campo de conocimiento, seguramente fallen. Para el caso uruguayo, no tenemos una evaluación hecha amplia en donde haya generosamente donde se haya entendido que los principales intelectuales de su país en su momento en vez de alinearse con la democracia o con los valores democráticos en el sentido de la libertad de expresión, se alinearon con el totalitarismo. Por supuesto muchos de ellos después sufrieron la dictadura pero notoriamente no había un alineamiento con los valores democráticos cuando se alinean con el tirano”.

Invitamos a ver el debate: