Novena edición del Gran pueblo al Solís
El punto de partida de los 12 ómnibus hacia la capital del país, fue la Estación de AFE de Mal Abrigo.
En el transcurso del viaje, algunos y algunas participantes se animaron a cantar, tocar la guitarra, contar historias y más.
Antes de llegar al Teatro Solís, los coches pasaron por la rambla montevideana. Para ellos y ellas fue una experiencia de asombro que halagaron la belleza de los lugares durante el recorrido. También quedaron sorprendidos y sorprendidas cuando vieron cruceros varados en el puerto y manifestaron sus ganas de estar allí.
Al llegar a la explanada del teatro, se encontraron con la música de los saxos del cuarteto Ellas. Pudieron así conocer la historia del Solís que estuvo a cargo de sus funcionarias y luego, las saxofonistas condujeron a las personas hacia la sala y siguieron su show en el escenario.
Una vez instalados e instaladas en sus asientos, miraron la obra Madre coraje de Bertolt Brecht; obra que se estrenó en 1937 como denuncia al avance del nazismo y que presenta a una mujer fuerte, decidida, buena comerciante que transita la guerra especulando con las necesidades de los contendientes, viviendo de la venta a uno y otro bando sin saber, que finalmente la guerra también llegará a ocuparse de ella.
Mientras adolescentes y adultos se encontraban en la sala, niños y niñas tuvieron una instancia recreativa en el foyer en donde jugaron y miraron una película.
Al finalizar la obra, los y las participantes subieron a sus ómnibus y comenzaron el retorno a sus hogares.
En medio de muchas emociones, el denominador común fue la felicidad de estar en un edificio con mucho valor arquitectónico y conocer uno de los máximos creadores teatrales. “Me siento muy feliz y contento de estar acá (...) Para nosotros es una cosa muy linda (...)”