El mito vivo

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Ilustración de Camilo Núñez

Ilustración de Camilo Núñez

 

Mitos
Brillan todavía vivos
a medias descarnados, todavía imanes de poder decreciente 
Aquí se alza de nuevo: el tallo erguido, intemporal, la rosa eterna
Córtola
(Y aún cortada, todavía brilla) 

Circe Maia 

Por Valentina Amoroso

Lo que ocurre al principio es que hay algo que incomoda y, entonces, empieza la búsqueda. Historias que hablan sobre la condición humana. Buscar en lo cotidiano los espejos que hay que romper y volver a unir para desafiar lo que se nos impuso y lo que construimos, a veces conscientes y, otras veces, sin darnos cuenta. Después, buscar referencias. Narciso, Medea, Pandora, Atlas, las amazonas, Medusa, Dionisio. ¿Qué tienen en común todos estos personajes mitológicos? ¿Por qué vuelven con otras máscaras en la obra de Camilo Núñez? 

Lo que otros hicieron, lo que ya se sabe. Buscar en Internet, en los museos, en la ciudad, en las memorias, en los amigos. ¿Qué hay en nuestro reflejo mitológico? Acceder al mundo subterráneo, navegar en el inconsciente y darle forma. 

Y cuestionar. ¿Cómo apropiarse de ese relato? Encontrar la propia verdad en lo ajeno, encontrar la propia verdad en lo universal. Hacer un boceto, detener el tiempo en una imagen, preparar una fotografía con la escena primordial actualizada, y después, sí: pintar. 

Camilo tiene 31 años, es uruguayo y se dedica a pintar desde los 24. Pinta murales alrededor del mundo. Es nómade. Vive en distintos lugares, se apropia de lo que tienen para decir y cuenta su propia historia a través de imágenes. Se nutre de otras artes: la fotografía y la música. Pinta a gran escala, en los murales, y también pinta en tamaños más pequeños; pinta con acrílico y también en formato digital, sobre lienzo y también sobre hormigón. Camilo pinta solo y acompañado. Hace ya varios años que formó Colectivo Licuado con Florencia Durán. Los dos se dedican a pintar con historias las paredes montevideanas y de todo el mundo. El arte que los une es un arte democratizado; es un arte que interpela y pone en evidencia los prejuicios y las limitaciones con las que vivimos; es un arte que ofrece una respuesta a la incertidumbre de volver a contar la historia, pero de otra manera. 

Se habla de lo mucho que nos estamos alejando de la realidad mítica, de ese germen de energía inaugural en donde las historias ya están contadas, de esa inagotable fuente de saber, de ese tiempo eterno y distante. Pero en la obra de Camilo ese tiempo es próximo.

Porque la raíz arquetípica del mito es atemporal, porque la riqueza del mito está en sus infinitas interpretaciones, porque en esas historias está vivo el inconsciente colectivo. 

Las representaciones mitológicas en las distintas ramas del arte son incontables en la sociedad moderna y contemporánea. James Hillman, analista jungiano dedicado al estudio de los arquetipos y el inconsciente colectivo en relación a la mitología, propone que la Grecia a la que regresamos a través del arte es una Grecia imaginal, sin límites temporoespaciales, que nos permite salir de la historicidad y pensar y sentir nuestra experiencia desde lo eterno. Regresando a lo mítico, a lo que no es factual ni histórico, la psique puede reimaginar sus dificultades factuales e históricas desde otro punto de vista mucho más ventajoso, escribe el analista. 

Los mitos están vivos y, como todo símbolo, se actualizan y expresan. Un símbolo es algo que muestra un contenido psíquico, individual o colectivo, de la mejor forma que puede ser expresado. La experiencia mítica tiene que ver con lo desconocido, lo misterioso. Hay que zambullirse en el mito, dejarse inundar por sus palabras, su ritmo, sus imágenes; exprimirlo, degustarlo, tocarlo; hay que vivir el mito y escuchar lo que tiene para decirnos. 

Camilo se encuentra con la mitología desde una perspectiva actual y cuestiona los cánones que han sido perpetuados y naturalizados a lo largo de la historia, pero sin olvidarse de las raíces arquetípicas. Porque lo que ya fue contado es pasado, pero un pasado que se regenera en cada voz que decide contarlo y en todas las manos que deciden pintarlo. 

Pinta las mismas temáticas pero cambia la mirada: quien vive los mitos es un hombre que se cuestiona sobre el concepto de masculinidad. Porque el mito es, ante todo, una posibilidad. Una posibilidad de pensar y sentir sobre nosotros mismos, sobre nuestro pasado pero, más que nada, sobre nuestro presente. 

La mitología aparece en la obra de Camilo no como una respuesta, sino como una pregunta. Cuestionar las estructuras familiares tradicionales, los roles del hombre y la mujer y el mundo de la afectividad. ¿Cómo contar que, en realidad, ser hombre también duele, que los héroes también lloran, que los héroes también sufren? En sus propias palabras: hablo de generar otras historias donde se pueda ver al hombre desde otro punto de vista

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En una intervención digital que simula la instalación de una escultura llamada Dolor, Camilo cuestiona el lugar del hombre como ser poderoso, omnipotente, como emperador, como rey, como héroe, y le devuelve el aspecto frágil y vulnerable. Camilo busca hacer visible eso que los hombres no sienten como propio: el dolor. Y no hay que olvidar que los héroes griegos son héroes porque sienten, y que las cualidades más divinas son también las más humanas. 

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El aspecto cruel y a la vez real de las historias mitológicas tiene que ver con que son expresión de nuestra propia psiquis. Los dioses encarnan la esencia humana. A través de ellos nos comprendemos a nosotros mismos. Lo numinoso y brutal —que muchas veces es reprimido en la sociedad actual— aparece en la mitología como materia prima. No es casual que una de las mayores cualidades técnicas de la obra de Camilo Núñez tenga que ver con el manejo de las luces y de las sombras. Poner la atención en cómo se expresa este juego en el plano pictórico es también fijar la visión en lo que se ve y lo que no, lo que está por detrás, lo que todavía necesita ser alumbrado. 

En su proceso creativo, lo que hace Camilo es exprimir el símbolo. Campbell, uno de los hombres más reconocidos en el campo del estudio de la mitología, escribe que los dioses son la personificación de los valores de la vida humana, de nuestro propio cuerpo y de la naturaleza. Los mitos son, entonces, metáforas que expresan la potencialidad que vive en nuestro interior. La amplificación de la mitología a través del arte permite ensanchar nuestro universo. La mitología es un acervo identitario de la naturaleza humana que ofrece múltiples interpretaciones y permite cuestionamientos. Exprimir el símbolo es, entonces, como transformar la naranja en jugo. Hay que exprimir con fuerza y, hasta la última gota, hay que partir de la materia en bruto para cargarla de sentido, para cada vez hacernos más nosotros mismos y más humanos. 

Camilo exprime el símbolo porque no se queda con lo que se ve a simple vista, con lo que le contaron, con lo que fue narrado a lo largo de la historia. Exprime el símbolo porque cambia su mirada, porque lee los mitos a través de las manos. Y porque se pregunta. Camilo exprime el símbolo porque busca el significado de ese mito en su propia vida y en su propio tiempo y lo traduce en imágenes bellísimas que demandan ser contempladas de forma activa. Porque, como escribe Circe Maia, los mitos todavía nos atraen como imanes y, aunque los quieran cortar, todavía brillan.

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Foto Valentina Amoroso

 

Valentina Amoroso Artecona (Montevideo, 1996). Licenciada en psicología. Docente en la Universidad Católica del Uruguay. Está culminando una maestría en psicoterapia jungiana (UCU) y estudiando Letras (FHCE). Trabaja en el área de la psicología clínica y también educacional.

 

 

 

 

 

 

 

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