(Re) Leer Todo es amarillo

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Por Alfonso Rodríguez

Profiteroles, palmeritas, o margaritas con crema. Porridge de avena y frutas de estación. Una rosca de grasa con chicharrones. Una galleta de campaña con queso. Ravioles con salsa.  

En Todo es Amarillo (Fardo, 2021) la comida nunca es comida. No se podía esperar otra cosa de un libro de Irene Delponte (Rosario, Argentina, 1984), repostera y fundadora de Santé, quien desde hace un tiempo deleita nuestros paladares con sus creaciones culinarias. Sin embargo, esa riqueza del lenguaje no queda dentro de los dominios propios de Irene y se desparrama en todas las instantáneas, momentos y reflexiones que conforman su primera incursión en la narrativa. 

Dos adolescentes a la hora de la siesta. Los primeros enamoramientos de la juventud. El vínculo entre abuelos y nietos. La amistad. Las relaciones de pareja. La muerte. La experiencia de ser mujer. Las familias. Los distintos refugios de la fe. Los vecinos del barrio. Los personajes marginados y estrafalarios de la ciudad.  

El libro es una suerte de relato de crecimiento, desde la adolescencia de la narradora hasta su presente, que plantea vivencias comunes a quienes transitamos los treinta y pico en la segunda década del siglo XXI, con todo lo que esto implica. Con un lenguaje rico y preciso, que hace que cada oración suene inteligente, explotada al máximo, uno como lector se deja llevar por la voz de la narradora desde las tardes de siesta hasta los asados de domingo con el cuñado experto en seducción. La narradora mira e interpela, rememora y reflexiona, vive y fantasea. 

Si bien no se específica dónde ocurren los relatos (salvo alguna locación puntual en Nueva York y Buenos Aires), es reconocible lo que en un primer momento estaríamos tentados a llamar “espacio rioplatense”. Aunque en realidad lo correcto es llamarlo “litoraleño”, porque el río de Irene no es el Río de la Plata, sino el Paraná. Así nos encontramos con un casco de estancia antiguo, el pueblo donde todos se conocen, la feria del barrio de los fines de semana, la piscina del club y una confitería de delicias dulces. Lugares comunes a nuestra experiencia, lo cual nos identifica con lo narrado y nos conmueve. 

Párrafo aparte merece la cuidada edición de Fardo, con la ilustración de la portada de Gabriela Sánchez. En estos tiempos donde tantas veces se ha profetizado con la muerte de ese objeto llamado libro, para los sibaritas (como quien escribe) es un verdadero placer tener entre las manos un ejemplar de esta calidad. Bienvenida sean las editoriales independientes que reivindican el libro y la literatura. 

Una vez que uno termina de leer Todo es amarillo, es difícil resistir la tentación de la relectura. Volver a encontrarse con la abuela que aconseja practicar “la cara de puta” para seducir a los chicos, con la galantería sana de Don Aurelio y los consejos de Sergio para cabalgar con hidalguía los indómitos senderos del amor. En la relectura, volvemos a saborear la escritura exquisita de Irene Delponte. 

 

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Alfonso Rodríguez Nocetti (1985). Escribano público y abogado. Estudia Letras. Escritor. En 2020 publicó su primer libro Un objeto llamado libro (Irrupciones Grupo Editor)

 

 

 

 

 

 

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