Anuario OPYPA 2020

La bioeconomía circular como paradigma de transformación productiva sostenible

La bioeconomía circular como paradigma de

transformación productiva sostenible

Carolina Balian 1

Ángela Cortelezzi 2

Desde OPYPA se está impulsando el proceso de construcción de la Estrategia de Bioeconomía Circular en Uruguay, en el marco del Grupo Interinstitucional de Trabajo en Bioeconomía Sostenible. Este trabajo se sustenta en la promoción de la bioeconomía circular como paradigma de desarrollo productivo basado en los recursos biológicos en sustitución a los recursos  fósiles,  que  presenta  oportunidades  para  dinamizar  sectores  tradicionales y desarrollar nuevos complejos productivos. La bioeconomía se basa en la producción de bienes y servicios a partir del uso directo o la transformación sostenible de los recursos biológicos, aprovechando los principios y procesos biológicos, la ciencia y la tecnología.3 

 

1. ¿Por qué construir una estrategia de Bioeconomía circular en Uruguay?

El paradigma de la bioeconomía surge como alternativa a una economía basada en recursos fósiles y constituye un marco integrador de políticas que ha sido adoptado por varios países, en un contexto de fuertes retos globales presentados por el crecimiento demográfico, la urbanización, el cambio climático y el agotamiento o la degradación de los recursos naturales no renovables.

En Uruguay, el ciclo de crecimiento económico registrado en la última década y media se sustentó desde el punto de vista productivo en un proceso de intensificación en el uso de los recursos naturales, en particular en el sector agropecuario. De este modo, el modelo actual de crecimiento económico ha dejado en evidencia varios desafíos ambientales como la erosión de los suelos, la pérdida de materia orgánica de los suelos, la exportación de nutrientes a los cursos de agua y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Si bien Uruguay tiene una larga trayectoria en la producción basada en recursos y procesos biológicos, como proveedor de alimentos y fibras, la bioeconomía presenta grandes oportunidades para potenciar las actividades económicas tradicionales del país, en línea con las crecientes demandas sociales internacionales por modelos de producción más sostenibles, e impulsar actividades más innovadoras que están en crecimiento o aún no han sido desarrolladas.

En la última década se han llevado a cabo numerosas iniciativas desde el sector público, la academia, la sociedad civil y el sector productivo que están vinculadas a la bioeconomía y a otros paradigmas de desarrollo productivo complementarios, como la Economía Circular y la Economía Verde.

Algunas de las políticas de desarrollo productivo alineadas con la bioeconomía son: el régimen de promoción de inversiones, las políticas para la intensificación sostenible en la producción agropecuaria, la promoción de la biotecnología y de generación de energía   a partir de biomasa, la definición de hojas de ruta sectoriales para la transformación productiva, el apoyo a la creación de centros tecnológicos y a emprendimientos biotecnológicos, y la promoción de la economía circular y la economía verde4 . En particular, el país viene implementando políticas que apuntan a reducir los efectos ambientales del actual modelo productivo, entre las que se destacan los Planes de Uso y Manejo del Suelo, la restauración de pastizales y el monitoreo satelital de aplicación de agroquímicos, entre otras. La bioeconomía circular ofrece soluciones para abordar estos desafíos de forma integral, en la medida que promueve el uso productivo sostenible de los recursos naturales y la conservación y regeneración de los servicios ecosistémicos.

La transformación productiva sostenible basada en los recursos y principios biológicos  está alineada con los compromisos y contribuciones internacionales de Uruguay de mitigación y adaptación al cambio climático, conservación de la biodiversidad y lucha contra la desertificación ante las Naciones Unidas, así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por último, la bioeconomía circular surge como una posible estrategia de recuperación económica en el contexto actual de emergencia sanitaria por COVID-19, donde queda en evidencia la necesidad de restablecer el balance entre la actividad humana y el ambiente. 

 

2. Avances en el proceso de construcción de la Estrategia de Bioeconomía Circular

Dada la naturaleza transversal de la bioeconomía, a mediados de 2018 se conformó el Grupo Interinstitucional de Trabajo en Bioeconomía Sostenible (GIT-BS), con el fin de construir una propuesta de Estrategia de Bioeconomía Circular (EBC). Dicho grupo fue liderado por el MGAP e integrado originalmente por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el Ministerio de Turismo (MINTUR), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y la Secretaría Nacional de Transformación Productiva y Competitividad (Transforma Uruguay).

La EBC apunta a delinear los ejes estratégicos y líneas de acción para el desarrollo de la bioeconomía en Uruguay hacia el 2050, identificar los complejos productivos que son  clave para este proceso y proponer las acciones tempranas para su implementación. Busca integrar y complementar los planes, políticas y proyectos en curso que están alineados con este paradigma, aprovechando los logros alcanzados.

       2.1 Complejos productivos bioeconómicos

Un complejo productivo se concibe como una red de actividades productivas con relaciones horizontales y verticales articuladas a lo largo de las fases productivas primarias, de transformación y de provisión de servicios conexos.

En el contexto de la bioeconomía, se incorpora el enfoque de “red de valor basada en la biomasa5” , el cual considera que las redes de valor interconectadas por tipo de biomasa  se adaptan mejor a la compleja naturaleza de las actividades bioeconómicas, en oposición al enfoque tradicional de cadena de valor lineal. Este enfoque permite abarcar los vínculos que se generan dentro y entre cadenas de valor como resultado del uso en cascada y el uso conjunto de biomasa. De este modo, la bioeconomía genera un mayor grado de reciclaje   y una minimización de los residuos, derivando en la fusión de diferentes cadenas de valor (Gómez San Juan, Bogdanski y Dubois, 2019).

En suma, un aspecto central de la bioeconomía es la optimización del uso de los recursos biológicos, los cuales pueden utilizarse para obtener alimentos y fibras con destino tradicional o para el desarrollo de nuevos bioproductos y servicios. Además, los desechos que habitualmente se considera que no tienen valor, pueden generar el surgimiento de nuevos modelos de negocio. (Silva, M. E. y Borges, M., 2019). 

Los complejos productivos que se consideran clave para el desarrollo de la bioeconomía  en Uruguay y que serán promovidos a partir de la EBC son: alimentos y bebidas, recursos forestales,  química  y  farmacéutica,  turismo sostenible,  recursos  biológicos  acuáticos   y valorización de residuos y subproductos. Estos complejos no deben ser concebidos de forma aislada, ya que existen numerosas sinergias entre ellos que generan redes de valor bioeconómicas interconectadas. La interacción entre los complejos resulta en la creación de nuevos bioproductos, así como en el aprovechamiento eficiente de los subproductos generados en los procesos productivos (Diagrama 1). El punto de partida es el complejo agropecuario y agroindustrial existente, que deberá transitar una transformación productiva en base a la sostenibilidad.

Diagrama 1

  1.  

         2.2 Valor agregado ambiental 

Los bienes y servicios que incorporan valor agregado ambiental son aquellos en cuya producción se conserva y cuida la calidad ambiental, se mitigan impactos negativos al ambiente y se protegen o restituyen servicios ecosistémicos.

Este concepto puede tener asociada una mayor disposición a pagar por parte de consumidores más exigentes, que requieren productos que incorporen atributos diferenciales de calidad asociados al cuidado del ambiente. Además, en algunos casos se pueden presentar barreras de acceso a mercados internacionales vinculadas con la protección ambiental en los procesos productivos, por lo que los bienes y servicios que incorporen valor agregado ambiental se encontrarían mejor posicionados. Asimismo, el uso eficiente de los recursos naturales y la conservación de los servicios ecosistémicos puede derivar en la mejora de los indicadores productivos. Los servicios ecosistémicos se definen como las contribuciones de la naturaleza a la vida humana en el marco del Grupo de Trabajo sobre Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente. La provisión de dichos servicios depende de la integridad ecológica de los componentes de la diversidad biológica (paisajes, ecosistemas, especies, genes), y forman parte de los sistemas socio-ecológicos. 

La gestión sustentable de los servicios ecosistémicos implica su utilización sostenible, el mantenimiento o restauración de la integridad ecológica, así como el fomento de relaciones sociales y económicas saludables. 

Por ejemplo, cuando se produce carne en base a campo natural, hay una serie de servicios ecosistémicos que agregan valor ambiental al producto. Además del servicio ecosistémico de provisión (o abastecimiento) de forraje asociado a la producción de carne vacuna y ovina, el campo natural brinda un conjunto amplio de servicios ecosistémicos de regulación que incluyen: control de la erosión del suelo, ciclado de nutrientes, secuestro de carbono, almacenamiento y filtrado de agua, y conservación de recursos genéticos y biodiversidad. Los pastizales naturales también tienen asociado un valor cultural de paisaje, como el bioma que ocupa la mayor parte de la superficie del país. 

Asimismo, la incorporación de algunas prácticas de manejo en la ganadería de cría, permiten incrementar significativamente la productividad, los ingresos de las familias productoras y también mejorar la adaptación a la variabilidad climática, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por kilo de carne producida y aumentar el secuestro de carbono (Oyhantçabal, W. et al., 2019). 

A nivel internacional, el Pacto Verde (Green Deal) de la Unión Europea (UE) presentado a fines de 2019 constituye un reflejo de las mayores exigencias de protección ambiental. Establece un plan de acción para impulsar el uso eficiente de los recursos mediante una transición hacia una economía limpia y circular, restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación en Europa. En particular, plantea el objetivo de que la UE alcance la neutralidad climática en 2050, lo cual implica reducir a cero sus emisiones netas de gases de efecto invernadero con ese horizonte temporal. Por su parte, la estrategia “Del campo a la mesa” (Farm to Fork) establece metas al 2030 para que los Estados miembro reduzcan el uso de pesticidas en la agricultura y el uso de antibióticos en la producción animal, disminuyan el escurrimiento de nutrientes y el uso de fertilizantes e impulsen la agricultura orgánica.

       2.3 Ejes estratégicos 

La propuesta de EBC presenta cuatro ejes estratégicos para el desarrollo y la promoción de la bioeconomía, que se listan a continuación, y define líneas de acción concretas para cada uno de estos ejes estratégicos, así como algunos ejes transversales.

  • Sostenibilidad de la producción y el consumo: fomentar sistemas de producción y consumo sostenibles, alineados con la economía circular.
  • Inserción internacional sostenible: fortalecer la inserción internacional del país en base al desarrollo de bioproductos y servicios con valor agregado ambiental para cubrir nichos de mercado y cumplir con regulaciones internacionales sobre sostenibilidad (actuales y futuras).
  • Ciencia, tecnología e innovación orientada a la bioeconomía: desarrollar y promover la ciencia, tecnología e innovación enfocada en la bioeconomía.
  • Desarrollo territorial inclusivo: fomentar el desarrollo social inclusivo y las capacidades productivas e institucionales a nivel de los territorios, en función de los recursos biológicos disponibles y su lógica socioeconómica.

3. Consideraciones finales y próximos pasos 

La propuesta de EBC formulada en el marco del GIT-BS está en proceso de validación. A su vez, se está evaluando la creación de un mecanismo de gobernanza formal, con el objetivo de impulsar la bioeconomía en Uruguay. Dado que la bioeconomía es un paradigma de desarrollo productivo transversal a todos los sectores de la economía, se entiende que debe abordarse desde una perspectiva interinstitucional. 

Además, el involucramiento de la academia y del sector productivo es indispensable para el desarrollo de la bioeconomía, por lo que se plantea la creación de una Comisión Asesora que los integre activamente. La ciencia, tecnología e innovación tiene un rol fundamental para el desarrollo de este paradigma.

Con esta visión, se propone la elaboración participativa de planes de acción para la implementación de la EBC, sumando a todos los actores relevantes. Estos planes definirán actividades concretas que permitan implementar las líneas de acción de los cuatro ejes estratégicos de la EBC, detallando cuáles son las instituciones responsables y actores relevantes para su implementación, el financiamiento, el plazo para su ejecución y los beneficiarios de las actividades propuestas. 

En paralelo, se está trabajando en el desarrollo de un sistema de monitoreo y evaluación de la bioeconomía para dar seguimiento a la implementación de la EBC y determinar la sostenibilidad de los complejos productivos comprendidos en la bioeconomía en Uruguay. Este proceso se está llevando adelante con el apoyo de FAO y la colaboración del Instituto Thünen de Alemania. También se está trabajando en la elaboración de la Cuenta Satélite de Bioeconomía con el apoyo del IICA. 

4. Bibliografía 

Gómez San Juan, M., Bogdanski, A. y Dubois, O. (2019). Towards Sustainable Bioeconomy. Lessons Learnt from 26 Case Studies. FAO, United Nations. Roma, Italia. 

Oyhantçabal, W. et al. (2019). Proyecto “Producción ganadera climáticamente inteligente y restauración de tierras en pastizales uruguayos”: los 5 beneficios de cambiar la manera de gestionar nuestro campo natural. Anuario OPYPA 2019. 

Silva, M. E. y Borges, M. (2019). Hacia una estrategia nacional de bioeconomía sostenible. Anuario OPYPA 2019 (pp. 533-541).