¿Por qué Uruguay apuesta a la movilidad eléctrica?

Uruguay continúa avanzando en su transición energética, orientándose hacia la descarbonización de su economía en todos los sectores. Con esta orientación como guía para las acciones, la movilidad eléctrica emerge como un pilar fundamental para reducir las emisiones de carbono, especialmente en el sector del transporte, que representa una parte significativa de las emisiones totales del país. El desafío requiere esfuerzos coordinados en todos los niveles y sectores involucrados. En esta sección, exploramos el papel crucial de la movilidad eléctrica en los esfuerzos necesarios para alcanzar una economía neutra en carbono para 2050.

Uruguay avanza en una segunda transición energética, orientada hacia la descarbonización de su economía en todos los sectores. En este contexto, la movilidad eléctrica emerge como un pilar fundamental para reducir las emisiones de carbono, especialmente en el sector del transporte, que representa una parte significativa de las emisiones totales del país. El desafío de reducir fuertemente la dependencia de los combustibles fósiles requiere esfuerzos coordinados en todos los niveles, desde políticas gubernamentales hasta iniciativas del sector privado. 

Dentro de este proceso, la movilidad eléctrica se constituye en un pilar fundamental para la reducción de emisiones de carbono, dado que el sector del transporte es uno de los principales consumidores de combustible fósil. Hoy el transporte es el mayor consumidor de petróleo y emisor de CO2 del país, con el transporte terrestre como el causante del 98% de las emisiones del sector, equivalente a 3,67 millones de ton CO2e (Guía sobre movilidad urbana eléctrica en Uruguay. HINICIO, 2022. Disponible aquí).

 

 Emisiones de CO2 por sector de consumo

Fuente: BEN.

 

El desafío que impone la lucha contra el cambio climático a través de la reducción de emisiones requerirá esfuerzos en todos los sectores productivos, y en particular en el sector transporte. Reducir drásticamente la dependencia del uso de combustibles fósiles es clave para alcanzar las metas climáticas. 

Al respecto, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) proyecta, en su Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS por su sigla en inglés), que será necesario que las ventas de vehículos eléctricos en el mundo representen al menos el 34% de las ventas totales en 2030 (GEVO, 2021). Por lo tanto, todas las acciones, programas y políticas que apunten a la transición a energías limpias en el transporte por parte de gobiernos centrales, gobiernos departamentales y municipios, así como de las empresas públicas y privadas, tendrán un impacto directo en las metas de descarbonización del sector en Uruguay.

La electrificación directa de los modos de transporte con electricidad generada 100% a partir de fuentes renovables (viento, sol), a corto y medio plazo, es la alternativa más realista para descarbonizar el subsector del transporte urbano tanto público (buses) como privado. Implica sustituir los combustibles fósiles por el uso de energías renovables.

El resto de los subsectores del transporte que son difíciles de electrificar (marítimo, aviación, agro) representan un porcentaje mucho menor del consumo y de las emisiones. Allí cobran sentido alternativas de propulsión a partir del hidrógeno (por ejemplo, combustibles sintéticos), en los que Uruguay ya está incursionando.

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