Factores de riesgo y prevención por grupos de edad | Infancia
El principal factor de riesgo en este grupo es el fallo en la supervisión de los padres o cuidadores causados por distracciones cotidianas (en particular el uso de celulares). Es importante tener en cuenta que los ahogamientos pueden ocurrir en cualquier cuerpo de agua, incluidos recipientes domésticos como bañeras, baldes de agua o pozos con agua, especialmente en el hogar.
Si un bebé se resbala o gira y cae boca abajo, es posible que no pueda darse vuelta. Nunca los deje solos. Un niño pequeño puede ahogarse en tan solo 2 centímetros y medio de agua.
Piscinas y recipientes
Es importante vaciar todos los recipientes que contengan agua en el hogar como baldes y bañeras, cubrir los pozos y las piscinas pequeñas y cercar de forma segura las grandes.
Las piscinas deben estar cercadas en sus cuatro lados. Los cercos deben ser suficientemente altos, con una estructura que no permita trepar y el cierre de la reja debe ser seguro.
Vigilancia
Los niños siempre deben estar acompañados por un adulto cuando juegan en el agua.
Los ahogamientos de los niños más pequeños suelen ocurrir en piscinas privadas y bañeras en domicilio.
Mientras los niños estén en el agua se debe asignar una persona que los vigile y deje de hacer otras actividades. Se recomienda realizar turnos entre los adultos para el cuidado constante.
Para los niños más grandes la supervisión de los adultos, atenta y constante sigue siendo prioritaria. Quien supervisa debe poder responder adecuadamente ante una situación de riesgo vital. En esta edad se suman a los escenarios posibles, distintos cuerpos de agua como mares, estuarios, ríos, arroyos, lagos, lagunas, canteras o cañadas. Se debe mantener siempre a los niños bajo vigilancia directa cuando estén en el agua o cerca de ella, para niños pequeños a un brazo de distancia.
Sobre el uso de juguetes
No deje juguetes en la piscina, pueden ser un atractivo para los más pequeños. No permita que los niños jueguen solos con inflables, panchos u otros flotadores en la orilla de la playa sin supervisión.
Respetar las normas y señales
Es importante que los niños aprendan a reconocer y respetar las señales de advertencia en la playa o en la piscina. Enseñarles a obedecer y comprender estas señales es una forma clave de mantenerlos seguros.
No correr cerca del agua
Las áreas alrededor de las piscinas y las playas pueden ser resbaladizas. Correr cerca del agua puede provocar caídas que podrían terminar en lesiones serias. Los niños deben caminar con cuidado para evitar tropezar o caerse. En ese mismo sentido, debe evitarse caminar sobre zonas de rocas o espigones, ya que un resbalón puede conducir a una caída al agua y lesiones.
Usar siempre flotadores o chalecos salvavidas
Es esencial usar chalecos salvavidas o flotadores adecuados para su tamaño. Los chalecos deben estar bien ajustados y aprobados para actividades acuáticas, ya que proporcionan una capa adicional de protección en caso de emergencia. Tener en cuenta que los inflables circulares, los panchos, las colchonetas y las alitas son juguetes y no elementos de seguridad para el agua.
No se debe empujar o jugar bruscamente
Los juegos bruscos como empujar o saltar encima de los demás en el agua pueden ser peligrosos. Es importante enseñar a los niños que deben evitar este tipo de juegos, ya que pueden causar que alguien se lastime o quede atrapado bajo el agua sin poder salir.
Salir del agua si se sienten cansados
Si los niños se sienten cansados o empiezan a tener frío, deben salir del agua de inmediato. La fatiga puede hacer que sea difícil nadar, y el frío puede afectar su capacidad para mantenerse a flote. Es importante que sepan reconocer estos signos y buscar la ayuda de un adulto.
Los adultos deben vigilar todo el tiempo
Los niños no siempre comprenden los peligros del agua. Por eso, los adultos deben mantener una vigilancia constante y activa.
Esto significa que los cuidadores no deben distraerse con teléfonos móviles u otras actividades cuando los niños están en el agua. El adulto responsable debe estar a un brazo de distancia del niño.
La supervisión capaz y atenta es la mejor prevención.
