Construyendo ciudadanía en entornos digitales. Punto de partida.

¿Cómo se vincula el ejercicio de la ciudadanía con el entorno mediado por tecnologías digitales?

En Internet elegimos, nos mostramos, trabajamos, hacemos cosas que nos definen como personas y construyen nuestro lugar en el mundo. ¿Cómo se configura la ciudadanía cuando se trata de entornos digitales? ¿Hay una ética posible? ¿Existen riesgos asociados? ¿Qué oportunidades se generan?

En el documento Estrategia de Ciudadanía Digital para una Sociedad de la Información y el Conocimiento se toma como punto de partida la forma en que desde UNESCO se entiende a la  Ciudadanía Digital como un conjunto de competencias que faculta a las personas a acceder, recuperar, comprender, evaluar y utilizar, para crear, así como compartir información y contenidos de los medios en todos los formatos, utilizando diversas herramientas, de manera crítica, ética y eficaz con el fin de participar y comprometerse en actividades personales, profesionales y sociales.

Esta perspectiva se ha profundizado para centrarse en el desarrollo de diferentes competencias, herramientas y saberes que permiten tener una mirada crítica y reflexiva de la información recibida de los medios, una comprensión del impacto social y económico de la tecnología, el respeto de las leyes y el conocimiento y la movilización y defensa de los derechos en un entorno virtual. La ciudadanía, entonces, se redefine en este espacio todavía novedoso y cambiante que se ha convertido en un lugar más en el que habitar, como la plaza o la calle. 

Los desarrollos tecnológicos propios del entorno digital se presentan hoy como una oportunidad para visibilizar problemas y demandas de la comunidad, participar en conversaciones e incidir sobre ellas. Se abre allí la posibilidad de trabajar estas temáticas como forma de empoderar a las personas en tanto impulsores de cambios positivos en sus comunidades (locales, comunitarias, globales) usando medios digitales.

Actualmente, personas, familias y organizaciones, resolvemos gran parte de nuestras actividades diarias a través de recursos, herramientas y aplicaciones de la cultura digital. Pasamos largas horas frente a diversas pantallas, mientras navegamos y publicamos contenidos en distintas redes sociales. Nos informamos en línea, nos encontramos con otras personas y sabemos acerca de ellas mediante internet. Tan solo unos años atrás no hubiéramos podido imaginar esta realidad porque el contexto social, cultural y tecnológico era muy diferente. Nos hubiera resultado imposible prever cambios tan vertiginosos y profundos, incluso mucho antes de la pandemia por COVID-19 que incentivó aún más el ritmo de estos cambios. 

Como ejemplo pensemos que Wikipedia nació en el 2001; Facebook, en el 2004; YouTube, en el 2005; Twitter, en el 2006; Instagram en 2010; y TikTok en 2016. Todas plataformas muy poderosas que transformaron por completo nuestras vidas. Tanto es así que, para Jordi Jubany (2019), vivimos un momento histórico tan importante como lo fue en su momento la aparición de la escritura para la cultura oral, la cual trajo numerosas consecuencias e impactos en las formas de ser, habitar y producir cultura.

Jordi Jubany es docente, antropólogo, asesor en Formador y Asesor en Competencia, Cultura y Ciudadanía Digital.  Autor de libros como “¿Hiperconectados? Educarnos en un mundo digital” (Lectio, 2018), “Aprendizaje Social y Personalizado” (Universitat Oberta de Catalunya, 2012) y coautor con Liliana Arroyo del Manifiesto por una Nueva Cultura Digital. Ha publicado numerosos artículos centrados en la reflexión sobre el proceso de transformación digital que se está llevando a cabo en la educación. Colabora con distintas instituciones, universidades y medios de comunicación de distintos países.

Resulta difícil distinguir o considerar las esferas de lo físico y lo digital como espacios separados, sus límites son cada vez más difusos. Este espacio social y dinámico que es internet tiene sus propias reglas de uso, que están en constante movimiento y en plena construcción. ¿Soy yo quien aparece en internet cuando alguien me googlea?, ¿tienen consecuencias a largo plazo mis publicaciones actuales?, ¿hasta dónde llegan mis publicaciones?, ¿qué daño real puedo hacer cuando utilizo la imagen de otra persona? 

Podemos decir entonces que se trata de una nueva realidad compleja, que no escapa a las tensiones y que nos requiere con actitud crítica, atenta e informada. Nos exige aprender a gestionar la privacidad, el tiempo en las pantallas, los riesgos que el entorno presenta, ejercer nuestros derechos y responsabilidades; así como conocer las reglas de juego del ecosistema digital, sus intereses, su modelo de negocio, sus sesgos.

Al mismo tiempo el mundo digital permite acercarnos y ser parte de la cultura, la ciencia y el arte, de forma más creativa, crítica y colaborativa. Nos aporta otras maneras de ver, vivir, pensar y sentir el mundo que influyen en lo que hacemos habitualmente: organizarnos, leer, escribir, divertirnos, aprender, comunicarnos, trabajar, cuidarnos o viajar. 

Habitamos, entonces, un entorno que está continuamente atravesado por tecnologías digitales, donde también construimos ciudadanía.

En suma, la Ciudadanía Digital es un concepto en construcción que debemos mirar desde una perspectiva de derechos, al tiempo que comprender los condicionamientos de las múltiples brechas que se expresan como brecha digital pero que incluyen fracturas socioeconómicas, culturales, geográficas y políticas. Brechas que no solo se expresan en el entorno digital, sino que, en un recorrido en ambas direcciones, este entorno también puede ayudar a profundizar.

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