Ministerio de Educación y Cultura

La temática del encuentro fue: «Liberalismo y jacobinismo», inspirado en el título de la obra del escritor José Enrique Rodó; que recoge los artículos publicados por el escritor sobre la polémica que mantuvo con el Dr. Pedro Díaz a partir de la decisión de retirar los crucifijos de los hospitales públicos durante el primer gobierno de José Batlle y Ordóñez. En las publicaciones, Rodó criticó la medida -que consideró extrema- y analizó la significación de la figura de Jesucristo en la cultura Occidental.

La actividad se desarrolló en el Hospital Maciel y tuvo como preámbulo la obra de teatro Liberales y Jacobinos en el Maciel, la expulsión de los crucifijos (1906), de Enrique Permuy. 
La bienvenida estuvo a cargo del coordinador del Instituto Nacional de Artes Escénicas, Álvaro Ahunchaín y del coordinador del Instituto Nacional de Letras, Nicolás Der Agopian.
Los participantes del debate fueron: el expresidente de la República, abogado y periodista, Dr. Julio María Sanguinetti y el cardenal, Daniel Sturla.

El Debate fue moderado por la periodista María Eugenia Rodríguez.

Sanguinetti agradeció la oportunidad para debatir sobre estos temas que hacen a los valores esenciales de la República: «Estamos hablando de la realidad feliz de una República que, a lo largo de casi dos siglos de existencia, ha logrado construir una democracia sobre la base de la libertad política, de la libertad de conciencia, de la tolerancia y la convivencia de todas las creencias; y de un sentido de libertad y solidaridad, que es el elemento distintivo de nuestra República […] y entre sus principios constitutivos está el de la laicidad». 
El expresidente recordó que, en Uruguay, los debates sobre secularización «comenzaron ya en 1861, pero el fundamental fue en 1866 -1867, cuando José Pedro Varela plantea la escuela laica gratuita y obligatoria».

El cardenal Sturla, a su turno, preguntó: «¿Hasta dónde Varela quiso la laicidad?, hay que estudiar bien a José Pedro Varela […], en  1907 se llegó a la posibilidad de que en las escuelas, fuera del horario escolar, sí estuviera la posibilidad de la educación religiosa». 
Sobre la polémica entre Rodó y Díaz, Sanguinetti confesó que él mismo conoció al Dr. Pedro Díaz siendo estudiante de derecho, cuando lo invitó a dar una conferencia, en una época que había publicado un tomo sobre las propiedades de la iglesia. «Era una obsesión que tenía. Y recuerdo que al final de la charla que tuvimos le pregunté: ¿Usted es blanco o colorado? No soy ni blanco, ni colorado, yo soy anticlerical, me dijo. Esa fue su respuesta».

Sobre Rodó, el expresidente aseguró que el escritor partía de una concepción completamente laica: «Estaba de acuerdo con que se quitara todo lo que se quitó del hospital de caridad. Luego, no con el crucifijo. Ahí viene su punto de vista, su debate, que genera esto porque la concepción del liberalismo, a la que me afilio, es la de la neutralidad, la de la imparcialidad. Y esto no toma partido, acá no hay crucifijos. Ese ese el error de José Enrique Rodó, porque él sostiene la exclusividad del crucifijo, eso sí es jacobino (o clerical)».

La periodista, Ma. Eugenia Rodríguez, hizo alusión al término jacobino y citó las definiciones que hacían al respecto Díaz y Rodó, donde aparecen las palabras intolerante, fantismo, odio, desprecio, conciencias libres. «¿Quiénes son fanáticos o quiénes representan el fanatismo hoy, en 2021, en Uruguay o en el mundo?».

«Pienso que no hay fanáticos intolerantes en el Uruguay, salvo minorías», dijo Sturla, aludiendo a ciertos episodios sucedidos en algunas marchas realizadas en la calle 18 de julio, Montevideo, cuando tiraron bombas en la iglesia del Cordón. «Eso es un acto de intolerancia. Se grita iglesia basura, sos la dictadura» y recordó cuando en épocas de dictadura, en esa misma iglesia, los curas lo dejaron entrar para refugiarse. El cardenal dijo que le dolió mucho el silencio que hubo entonces, «que no se salga a decir: rechazamos rotundamente esto. Eso, sí me molestó. El cierto silencio que hubo algunas de las veces que eso ocurrió».

Para Sanguinetti, el liberalismo es la gran escuela antifanática, porque está en contra de todos los dogmas: «porque preserva todas las creencias pero está en contra de todos los dogmas. Y no ignoremos que los dogmas han sido una expresión de intolerancia». 
«Por supuesto que la iglesia tiene dogmas», respondió el cardenal. «Tiene dogmas de fe, de principios morales irrenunciables. Uno de ellos es la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Eso no cambia, y no va a cambiar, y no hay Papa que lo pueda hacer cambiar, porque es parte de la esencia del ser cristiano. El no matarás de la Biblia, que nosotros consideramos, que la vida humana comienza desde el momento de la concepción”. Sturla aseguró que es un ferviente partidario de la laicidad, tal como la entiende: «como pluralidad en el marco de la sociedad democrática».