A sus 81 años

Adiós a Susana Castro

El 10 de septiembre falleció la actriz uruguaya.
Susana Castro. Foto: Sebastián Suárez Manzi
Foto: Sebastián Suárez Manzi

El pasado 10 de septiembre falleció Susana Castro, extraordinaria actriz de nuestro teatro independiente.

Nacida en 1941, subió a escena por primera vez a la edad de 20 años en el Teatro La Máscara, bajo la dirección de Atilio Costa, donde transitó por autores como los hermanos Quintero, William Inge, Pedro Salinas, García Lorca, Jacinto Benavente y Gregorio de Laferrére, con cuya obra Jettatore actuó en la mítica carpa de FUTI.

En 1965 inaugura el Teatro Odeón con la compañía Ávila-Martínez Mieres, dirigida por Bernardo Galli, en La idiota de Marcel Achard.

Por esa época inicia una exitosa carrera en el Teatro Circular, donde es dirigida por Omar Grasso en varias puestas antológicas de ese grupo: El jardín de los cerezos (1968) y Las tres hermanas (1974) de Antón Chejov, así como también en Lorenzaccio (1969) de Alfred de Musset.

En 1974 Jorge Curi la dirige en Esperando la carroza de Jacobo Langsner, uno de los espectáculos más exitosos del teatro uruguayo de todos los tiempos.

Susana se exilia en España entre 1976 y 1984, oportunidad en la que se forma con Lindsay Kempf y continúa su carrera como actriz teatral y radial.

De regreso al país en la reapertura democrática, actúa en otra puesta emblemática: la de Esperando a Godot de Beckett, que dirigen Alberto Restuccia y Luis Cerminara.

Desde entonces recorrió la más variada gama de autores nacionales, como Justino Zavala Muniz, Dino Armas, Franklin Rodríguez y Gabriel Calderón, así como también extranjeros como Darío Fo, Yukio Mishima, Arnold Wesker, Luigi Pirandello, Bernard-Marie Koltès y Jean-Luc Lagarce.

También participó del cine nacional de los años ochenta, en Otario de Diego Arsuaga y Una forma de bailar de Álvaro Buela.

En televisión formó parte de los elencos de Teatro del mundo (1974) en Canal 10, de Al desnudo (1995) en Canal 5 y de sucesivos teleteatros realizados por Canal 4 desde 1999 en adelante, como A cara o cruz, El año del dragón y Mañana será otro día.

A sus extraordinarias dotes interpretativas sumó una calidad humana que la hizo merecedora del cariño y la amistad de varias generaciones de teatristas.

La Dirección Nacional de Cultura hace llegar un abrazo fraterno a sus familiares y amigos, y en especial a su hija, la querida actriz Soledad Gilmet.

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