Aún cuando se escuchen tiros

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Por Luciana Monteblanco

Mil novecientos setenta y uno en Uruguay. El año en el que sucedieron las elecciones más controvertidas de la vida democrática nacional, las últimas antes de que se instaurara la dictadura cívico-militar en 1973. El país estaba convulsionado por la violencia creciente y por todo tipo de irregularidades políticas que desencadenaron en el proceso más duro de nuestra historia reciente. En ese contexto social y político sale a la luz la quinta obra de Cristina Peri Rossi, su primer poemario, Evohé, bajo el sello de Editorial Girón, causando un cierto revuelo por su alto erotismo homosexual. La autora explica en una entrevista que le brindó a John F. Deredita en Barcelona en 1978, que contaba con que la obra causara sorpresa luego de que ya hubiesen sido publicados poemas suyos de tinte social y político en diversos diarios y revistas, sumado esto al momento político que vivía el país, pero afirma que, a pesar de eso, su intención no fue provocar:  

Yo contaba con ese factor, y pienso que no fue una actitud de desafío (nada hay más ajeno a mis libros que la frivolidad, el esnobismo) lo que me hizo publicarlo, sino el deseo de establecer la necesidad de seguir viviendo, aún en medio de la guerra, de seguir creando y de reflexionar sobre la naturaleza del amor y de la escritura aún cuando se escuchan tiros. (1978, p.134)

Al año siguiente Cristina deja el país. Parte en barco rumbo a Génova, ciudad de donde provenían sus antepasados pero por cosas del amor decide quedarse en Barcelona, ciudad en la que reside en la actualidad, como cuenta en su autobiografía La insumisa, publicada en 2020 por Editorial Hum. Censurada en su país de origen hasta el final de la dictadura en 1985, sus obras fueron prohibidas así como la mención de su nombre en los medios de comunicación. Pero esto no le impidió seguir publicando obras de alto contenido político, de hablar del exilio, de seguir activamente la situación del país aunque se encontrara al otro lado del Atlántico. 

El clamor ya había sido lanzado al viento. Y las palabras tienen fuerza. Con el poder de una sola palabra las bacantes invocaban a Baco, Dios del Vino en la Antigua Grecia para participar de las bacanales. ¡Evohé, Evohé!, clamaban.

-“Poeta, ven a ver lo que yo veo: 
Hay una mujer que canta. 
Una mujer que canta. 
Una mujer que bala. 
Una mujer que entibia el aire. 
Una mujer que bate sonidos. 
Una bailarina de palabras. 
Una cantante.
Una balbuciente. 
evohé 
Una mujer que brama 
una bacante 
una silbadora 
una gamita
un ave 
una sibila 
pero cuando me llames
que sea con la voz adoradora 
de la loba en celo.” 

PERI ROSSI, C. Invitación II (2021, p.33). 

A cincuenta años de esa única edición nacional Estuario reedita este poemario emblemático, que a pesar del paso del tiempo sabe mantener su tono transgresor e irónico, además de toda la belleza contenida en su lirismo de mujeres balbucientes, mujeres silbadoras, mujeres que cantan y desean. 

El uso de esta onomatopeya de origen latino como título de la obra tiene por objetivo invocar al deseo y a la belleza esencial. Afirma Peri Rossi en el prólogo de esta nueva edición, que hace uso de la misma en el sentido de la proclamación del amor físico y afectivo como un “Absoluto”, sin la necesidad de recurrir a orgías de múltiples participantes como ocurría en los ritos eróticos de los griegos antiguos. 

Dos citas marcan el inicio del poemario. Safo, poeta de la antigua Grecia, originaria de la Isla de Lesbos, cuyos versos hablaban de amor, el deseo, belleza, la pasión y la naturaleza, fue una poeta lírica identificada como ícono del amor lésbico, aunque expertos afirman que la poeta escribió sobre su deseo tanto por mujeres como por hombres. “Otra vez Eros que desata los miembros / me tortura…” (2021, p.11). Y Jean Cocteau (1889-1963) novelista, poeta, dramaturgo y cineasta, considerado una de las figuras más descollantes de la vanguardia en las primeras décadas del siglo XX: “La poesía es imprescindible, me gustaría saber para qué” (2021, p.11), reflejando así las motivaciones de su escritura, que hace uso de un lenguaje transgresor, utilizando las palabras como estrategias del deseo. 

En efecto, desde Definiciones, el primer poema que define la palabra palimpsesto como aquello “escrito debajo de una mujer” (2021, p.13), y luego, en la poesía siguiente Lucas VI, 44 que transforma el versículo 44 del capítulo 6 del Evangelio de Lucas del Nuevo Testamento, versando “por su sexo las conoceréis” (2021, p.15), en lugar del versículo original “cada árbol se conoce por su fruto”, tenemos una anunciación de lo que Cristina pretende hacer y hace. Un palimpsesto es un manuscrito antiguo que ha sido borrado, mediante raspado, lavado o algún otro procedimiento, para ser grabado nuevamente sobre las huellas de la escritura anterior. El primer palimpsesto conocido es un manuscrito de la Biblia griega. En este sentido, está clara la idea que plantea la autora: colocar a la mujer y a su cuerpo como el origen de todo lo conocido, escribir ahora una nueva historia que tiene a la mujer como centro y a su deseo sexual como fruto. Se percibe, así, el fuerte deseo de transgredir todo orden canónico, autoritario, establecido, y hacerlo especialmente como mujer. Esta idea se hace presente desde el inicio y se ve reflejada en el uso de símbolos y léxico religioso, pretendiendo ejercer una ruptura con los dogmas impuestos por la religión que históricamente promovió la culpabilidad y la prohibición del deseo con el objetivo de desterrar la sexualidad al terreno de lo secreto.

Esta anunciación continúa con los poemas Dedicatoria I, Dedicatoria II y Prólogo, que como reafirma Graña (2021, p.181) están encadenados unos con otros y cuyos títulos “están reclamando irónicamente la atención del lector hacia aspectos que anticipan y organizan la escritura.”A partir de allí, la autora pasa a tomar posesión de la lengua y de la mujer, de manera que parecen  borrarse las fronteras entre una y otra, lo que bien nota Graña (2021, p.182) como un “deslizamiento de uno a otro lado de la barra que separa el significado (el acto sexual) del significante (la palabra) que sirve para representarlo, difumina las diferencias tradicionales entre lo representado y su representación.” 

“En las páginas de un libro que leía, perdí una mujer. 

En cambio, a la vuelta de la esquina, he hallado una palabra.” PERI ROSSI, C. (2021, p.31) 

En los poemas Génesis I, II y III que trazan un paralelismo con la palabra primera, el libro primero, que marca el origen del género humano y aborda como tres temas básicos la promesa, la elección y la alianza, vemos una acentuada ironía en esta versión de Peri Rossi cuando en Génesis I nos enfrentamos a un Adán que le pide a Dios palabras para nombrar a la mujer; en Génesis II Dios le concede muchas palabras y a pesar de “[...] que Adán regó con ellas / la faz de la tierra, salpicó los mares, / insufló los vientos, sembró la arena [...]” (2021, p.39), hasta hoy los hombres siguen buscando palabras para mencionarla; y en Génesis III, observamos todos los esfuerzos de Adán “[...] le dijo arcángel, / adoradora, / la llamó espuma de los mares, cardumen, Ifianasa, / lumen, montaña, lámpara [...]” (2021, p.41), esfuerzos que de nada sirvieron, pues “[...] el Señor la había hecho sorda.” (2021, p.41). Una crítica hacia un sistema patriarcal que no ha sabido comprender la verdadera esencia femenina y se ha dedicado a lo largo de la historia a encasillar a la mujer según su conveniencia y circunstancia.

La última parte del poemario inicia con Vía Crucis, una de las poesías más conocidas de la autora, y sigue con una serie de versos donde Cristina le ora al cuerpo de su amante, a su sexo, le rinde devoción, la venera: “Entré como a una catedral / y sus piernas vibraron / como los tubos del órgano [...]” (2021, p.67); y en Oración, exclama “Orad: ella ha abierto sus piernas / Todo el mundo arrodillado.” (2021, p.87). 

Aquí se percibe el deseo y el erotismo como reivindicativo de la independencia de la mujer, independencia sexual que excluye al hombre. La mujer que hasta entonces había permanecido invisible y solamente había sido representada en términos patriarcales de sexualidad masculina, para complacer al hombre, se ve capaz de ir en búsqueda de su propio deseo, resurge como sujeto que siente, que desea, que desea otro cuerpo, otro cuerpo femenino, y que descubre que ese cuerpo femenino es capaz de darle el placer que anhela, mucho más allá del apetito masculino. 

Cuando lo publicó, Cristina no pretendía que su poesía se transformara en ícono del amor lésbico, mucho menos que la incluyeran en estudios de literatura queer latinoamericana. Para la autora sus poemas no hablaban de otra cosa que no fuera amor, amor liso y llano, sin distinción de género, ya que nunca le dio demasiada importancia a esa diferenciación dicotómica, pues “el amor paradójicamente no tiene sexo, o los tiene todos” comenta en el prólogo (PERI ROSSI, 2021, p.9). Su publicación fue un escándalo en la Montevideo de aquella primera edición, pues como afirma, en ese entonces aquí la literatura “parecía carecer de cuerpos” (2006, p.12). Incluso la poesía de Delmira Agustini o de Juana de Ibarbourou, llamadas eróticas en ese entonces, y con quienes se la ha llegado a comparar, eran sumamente metafóricas y evasivas, en opinión de Cristina. Por otro lado, la publicación de Evohé puso en evidencia las limitaciones de una izquierda que vio sus conceptos y prácticas revolucionarias disociadas del propio carácter revolucionario que también implicaba la emancipación sexual. Los modos aceptados de la palabra deseo no eran esos. Mucho menos los modos aceptados para la expresión ‘deseo de la mujer’, o yendo un poco más a fondo me atrevería a decir de la expresión ‘deseo de la mujer por la mujer’. 

Hoy los tiempos han cambiado, y como asegura Peri Rossi (2021, p.8) “el arte es superior a la teoría, y la poesía, superior a la filosofía y al psicoanálisis.” Por suerte. Por suerte para nosotras, la poesía sigue siendo imprescindible. Para seguir deseando, creando, escribiendo, amando, viviendo. Para que sigamos siendo marginales, insumisas, disidentes. Para que sigamos creyendo en la belleza. Aún cuando afuera se escuchen tiros. Y sigamos leyendo poesía, leyéndote, Cristina. 

Referencias

DEREDITA, J. F. (1978). Desde la diáspora: entrevista con Cristina Peri Rossi. Texto Crítico, IV(9), 131-142. 
GRAÑA, M. C. (2021). Barloventear y singlar: la poética compleja de Cristina Peri Rossi. En Rodríguez Gutiérrez, M. (Ed. lit.). Poetas hispanoamericanas contemporáneas: poéticas y metapoéticas (siglos XX-XXI), (pp.175-199). Boston: De Gruyter. 
PERI ROSSI, C. (2021). Evohé. Montevideo: Estuario Editora. PERI ROSSI. C. (2020). La insumisa. Montevideo: Casa Editorial HUM. 
PERI ROSSI, C. & SÁNCHEZ, M. A. (selec.) (2006). Mi casa es la escritura. Montevideo: Linardi y Risso.

 

 

Luciana Monteblanco

 

Luciana Monteblanco Stábile (1984) es licenciada en bibliotecología por la Universidad Federal de Santa Catarina. Es bibliotecóloga referencista en el ámbito de la educación universitaria privada y creadora de contenido en @leeruruguayos, espacio dedicado a la literatura nacional, latinoamericana y feminista.

 

 

 

 

 

 

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